Capitulo 98: Confrontación

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—Mañana tienes que ir a la inauguración del puente Eiji, procura escribir un discurso —le decía Ao.

—A la tarde vendrán los nuevos equipos para la asignación de misiones —siguió Chojuro mientras leía un pequeño block de notas —. Y el departamento de Obras Publicas vendrá a las 19 hs para retirar el monto para comenzar con las obras civiles.

Ao y Chojuro perseguían a la Mizukage por los pasillos del edificio mientras le recordaban las actividades que tenía.

—Entiendo —les respondía de espalda Mei mientras no cortaba el paso hacia la oficina.

Ao la llevaba observando toda la mañana nerviosa, la conocía bien, y aunque trataba de ocultarlo con respuestas cortas, sabía que ella no era tan seria. No se había quejado, ni comentado algo fuera de lugar en todo el día.

Ha estado así toda la mañana. No, ha estado así desde ayer —lo primero que se le vino a la mente fue el Hokage —. Pero ella se veía bien con ese asunto —recordó cuando se deshago en su pecho entre lágrimas y decidió dejar esos sentimientos no correspondidos.

—¡Oh! ¡Casi lo olvido! —recordó torpemente Chojuro —El Sr Kazuo pidió una audiencia con Ud, preguntó que horario tiene disponible para recibirlo.

Mei se detuvo en frente de la puerta de la oficina, estaba en su límite —No tomare citas hasta después del día martes. Solo atenderé los compromisos que ya estén agendados —anunció.

—¿Eh? ¡Y si es algo importante! —Ao la cuestionó.

—Con dos días nadie se muere —no se dignó a voltearse para responderle.

—¡¿Qué le pasa a esta mujer?! —definitivamente estaba actuando rara.

Esta orden también incluye a los Kages —sabía que Kakashi se iría el día de mañana para Konoha.

—E-Entiendo... —fue lo único que pudo contestar el más joven de los tres. Incluso para Chojuro era extraño que Mei fuera tan seria y cortante con ellos.

—Bien. Vayan a sus actividades. Si necesito algo los llamaré —y abrió la puerta para entrar, dejándolos solos y preocupados.

Dejó que la puerta se cerrara sola y con la vista en el piso se acercó a su escritorio apoyándose con impotencia en él —¿Qué hice? —murmuró por lo bajo temblaba del arrepentimiento mientras intentaba controlarse.

—Yo también me pregunto eso.

Ella se sobresaltó de escuchar esa voz, y giró en dirección a las cortinas de su ventana. Y ahí, él se hizo presente. Era Kakashi.

—Entonces, no pensabas recibirme.

La habló con un tono duro y una mirada fría, una que hace tiempo que no mostraba, una que intimidaba con lo penetrante y desafiante que era. Una que solo mostraba lo furioso que estaba.

 Una que solo mostraba lo furioso que estaba

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KakaShizu: Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora