"Lo que importa es el camino que recorrimos juntos, los recuerdos que creamos en esa oficina con nuestros seres queridos. No importa cómo termine esto, sino lo felices que fuimos juntos. Siempre estarán en mi memoria, todos y cada uno de los momento...
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Era un día normal y tranquilo en la Aldea escondida entre las hojas, y seria así, sino fuera porque, ¡el Hokage no paraba de generarle problemas a su linda asistente!
¡Así es! ¡Kakashi se la pasaba mortificando a Shizune! Se escapaba de la oficina, dejaba los documentos sin revisar por leer ICH ICHA Violence, se tomaba siestas en algún lugar tranquilo de la aldea, buscaba a Gai para conversar y competir, se iba a comer Ramen con quien se cruzase, ¡y mucho más!
Y ahí estaba el Hokage, relajado en las aguas termales rodeado de niños, jóvenes, adultos y ancianos.
—Ahhh~ esto es vida~ —se dijo tranquilo mientras usaba un paño para cubrir su rostro y se recostaba sobre la piedra del lugar.
Y su día seguiría tranquilo, hasta que —¡CON QUE AQUÍ ESTABA! —se abrió con fuerza en la puerta corrediza del baño de hombres.
—¡Una mujer! —todos gritaban espantados ante la presencia de Shizune.
—Soy doctora —dijo mientras se dirigía firme con un toallón al Hokage.
—Oh~ veo que me encontraste~ —dijo muy feliz de verla.
—Sí, claro. Vístase —y le arrojó el toallón y él la tomó antes de que golpeara su rostro.
—Oh~ Shizune. Se linda conmigo, siempre me maltratas... —fingía una voz de víctima.
—Ud... —le mostró su mirada asesina, no estaba para perder su tiempo con más juegos.
—¡Ahora voy! —su instinto le decía que estaba en peligro si la seguía provocando.
—Lo espero afuera —y se marchó dejándolo solo sosteniendo su toallón.
Una vez que no hubo rastros de ella, el Hokage se tranquilizó, o más bien, se puso un poco triste.
—Shizune...
[...]
Y ahí, desde la oficina, se podía escuchar los regaños de la asistente hacia el Hokage en los pasillos del edificio.
—¡Ya es el colmo, tener que buscarlo dejando el Hospital solo!
—Hui, esta vez Shizune si está enojada —se percataba Shikamaru de ello con solo escuchar su voz.
Y entraron. El Hokage se dirigía a su escritorio en silencio mientras ella seguía regañándolo.
—¡¿Sabe cuántas horas tuve que perder buscándolo por todo Konoha?! ¡Tres horas! ¡Felicidades, acaba de superar a Tsunade sama! —realmente estaba tan enojada que comenzaba a usar el sarcasmo con él.
—Shizune —Shikamaru trató de detenerla.
Y ella se percató que se estaba descontrolando por la cólera del momento. Suspiró cansada sosteniendo su cabeza, él la estaba llevando a su límite.
