—Shizune, ¿quieres entrar a la academia?
Fue la pregunta más difícil que me hizo mi tío a mis 6 años.
—No lo sé —Shizune respondió con la mirada baja. Estaban en la mesa del comedor.
—Entiendo, —él respondió tranquilamente —puedes retirarte. Ve a dormir, debes estar cansada —le sonrió como siempre lo solía hacer, aunque por dentro estaba angustiado.
—Uh, con permiso —se bajó de la gran silla y se despidió con su dulce voz, a pesar de que estaba apagada —. Que descanses, tío.
—Que descanses, Shizune.
Ella se marchó dejando a Dan solo en el comedor. Pero antes de adentrarse al pasillo que la dirigía a su habitación, decidió quedarse detrás de la puerta. A su corta edad, conocía bien a Dan, tanto, que pudo notar su angustia. Y no se equivocó, su tío dejó su sonrisa y mostró un rostro angustiado. Se hundió en sus pensamientos en búsqueda de una solución. No sabía qué hacer en ese punto en que se encontraban
—Fui un estúpido. Creer que la academia habría bajado el nivel de exigencia y que Shizune se adaptaría a ello —se reprochaba.
Dan estaba preocupado por el futuro de Shizune. No eran ricos, pero con su sueldo podían vivir sin que les faltara nada, pero tampoco podían costearse algunos privilegios, como la educación. La educación era gratuita en la academia, pero solo ingresaba aquellos que tenían las aptitudes para ser shinobi. Era el requisito.
—No puedo educarla en casa por las misiones y tampoco tengo el dinero para contratar una institutriz —analizaba sus opciones.
—Además, está ese hecho...
Dan temía por su vida.
Y si bien, el Hokage había sido considerado en los últimos años para que él tuviera tiempo para criarla, cada vez le asignaban misiones más difíciles y peligrosas. Dan vivía angustiado de dejar a Shizune sola, si algo le pasaba.
Realmente, no sabía qué hacer en ese punto.
Era joven e inexperto. Como pudo, siempre buscó cuidar de ella de la mejor manera. Pero ahora estaba en un punto muerto.
— Soy consciente de este mundo, es mi culpa, debí entrenarla. Y estás son las consecuencias... —llegaba a esa conclusión culpándose.
Él sabía que debía entrenarla, pero...
"—¡Hoy te enseñaré a preparar un delicioso almuerzo!
—¡Sí!"
"—Tío, ¿podemos ver las estrellas antes de dormir?"
"—Y entonces, la abuela Kumi me dio unos dulces mientras pasaba la tarde con ella y volvías de la misión. Sus amigas fueron muy buena conmigo.
—Me alegro que te divirtieras. Recuerda ser siempre amable con la gente mayor."
"—¡Tío! ¡Mira que hice! ¡Estos somos tú y yo!
—Es un hermoso dibujo, Shizune."
—Yo... no quiero que Shizune sufra lo que esos niños sufren...
Dan lo sabía, sabía cómo Konoha educaba a sus niños. Y eso, le dolía ver.
—... solo quería que fueras una niña alegre y feliz.
"—Sabes, Shizune. Algún día me convertiré en Hokage.
—¿Hokage?
—Uh, es el líder de la aldea.
—¿Por qué?
—Porque amo a esta aldea y a su gente. Quiero cuidarlos y protegerlos. Porque quiero que terminen las guerras y tengamos paz.
—Shizune, mi deseo es que tú y las próximas generaciones vivan en paz. Me encantaría ver ese día, en el que tú y tus compañeros compartan sus días tranquilamente.
—¡Estoy segura que serás el mejor Hokage!"
Dan, a pesar del oscuro y doloroso mundo que vivían, solo quería que ella tuviera una infancia feliz.
—Ahhh, supongo que me volví un padre sobreprotector sin darme cuenta.
Se rio de sí mismo.
—Ser Hokage, ¿eh?
Dan sonreía tristemente, pero ya había tomado una decisión.
—Hermana, cuñado, ¿lo estaré haciendo bien?
Murmuró por lo bajo.
Ese día, vi sonreír a mi tío a escondidas. Su sonrisa se veía aliviada y triste a la vez, pero sin arrepentimientos y decidida.
Al día siguiente, sabría la razón de esa expresión.
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KakaShizu: Un Nuevo Comienzo
Fanfiction"Lo que importa es el camino que recorrimos juntos, los recuerdos que creamos en esa oficina con nuestros seres queridos. No importa cómo termine esto, sino lo felices que fuimos juntos. Siempre estarán en mi memoria, todos y cada uno de los momento...