CAPÍTULO 1

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—Esto es innecesario

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—Esto es innecesario.

Es lo que yo seguía diciéndoles a mis damas de compañía, que a pesar de mi insistencia no se daban por vencidas.

—Pero señorita Lena, hoy es su cumpleaños y además el emperador junto con sus hijos estarán ahí, sería una falta de respeto no vestirse apropiadamente para la ocasión. —Puso el pomposo vestido rojo delante de mis narices, con una sonrisa endiablada en los labios. —También recuerde que está en la edad más hermosa y que ya ha desechado muchos pretendientes. Las demás señoritas del pueblo ya están casadas y algunas ya hasta tienen hijos. Y piense en su pobre padre, que vive esperanzado con conocer nietos algún día, ese hombre morirá con la desilusión de...

—Dana. –Mi tono le dijo todo antes de que siguiera empezara a hablar. –Tus argumentos son tan validos e importantes como la ubicación de la comida que ingerí ayer, que por supuesto ya deseché de mi cuerpo.

—Pero señorita...

—Dana, silencio. Ya fue suficiente, yo sé lo que hare con mi vida, ya soy una mujer adulta. Ahora dame ese vestido y cierra la boca.

Se giró con una sonrisa imperceptible en los labios y murmurando. —Sí, señorita.

Al cabo de media hora ya estaba vestida y maquillada. El vestido rojo era tan extenso que me gustaba, porque así la gente no estaría a mi lado, sino que mucho más lejos.

Dana y Juliette se habían esmerado en darme un hermoso maquillaje. Tenía los labios haciéndole honor a mi vestido y mi cabello, los ojos delineados con una fina línea color negro y en mi piel fue esparcido un polvo color carne junto con un poco de rubor en mis mejillas. Como dije, se esmeraron demasiado.

Fui desde mi habitación hasta el salón principal, en donde estaba esperando mi padre, vestido como siempre con su blanco uniforme haciendo contraste con su azabache cabello. Miré mis ojos en los suyos, tan verdes como el pasto en primavera y me acerqué con lentitud. Su mirada viajo por todo mi cuerpo tanteando que tanto me había preparado para la presencia del emperador, ya que desde que cumplí la edad suficiente ha estado tratando de convencerme de dejarme cortejar por Einar, hijo mayor de nuestro soberano. Lamentablemente tengo el mismo carácter que mi madre, y no me dejaré llevar por lo que digan o hagan los demás. No me casaré por conveniencia, creo que en amor y el enamoramiento a primera vista, quiero sentir que mi corazón lata con ferocidad y que las mariposas muertas de mi estómago vuelvan a la vida con la simple vista del ser amado. Tal vez sea tonto mi pensar, pero tengo la esperanza de encontrar a mi príncipe o a mi vagabundo.

Papá me dio su mano para llegar a la salida, mientras que la servidumbre y familiares que habitan en la mansión hacían comentarios sobre lo bien e importantes que nos veíamos enfundados en nuestras vestimentas. Recordé las clases de modales que me dieron desde los cinco años, siempre mentón levantado, espalda recta, caminar con gracia y delicadeza, y nunca bajar la mirada a menos que sea con alguien de mayor estatus social que yo o un hombre.

ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora