Mañana es el día. Es por esa razón que me encuentro dando vueltas en mi cama.
Mañana se va.
Mañana me voy.
Mañana nos vamos.
Hoy tía Karen me ha dicho algo impactante. Ella se queda y quiere que yo también lo haga, en mi mente tenía definida mi decisión hasta que dijo esa frase que lo cambió todo.
—Es un Rey Demonio, él tiene su mundo, tú el tuyo y en menos de un par de meses van a separarse. ¿Vas a quedarte sola en ese pueblo? Porque yo estaré aquí, se irá con los suyos. ¿En dónde quedas tú en esa ecuación?
Odio sentirme de esta manera, así de indecisa, mi corazón no para de pelear con mi mente. ¿A quién hacerle caso? A la razón o al corazón.
El raciocinio me guía a dejarlo ir, a que haga su vida lejos de mí, así me alejaré de los posibles problemas que vengan a futuro y podré hacer un plan de vida más sólido. Tomaría distancia antes de que sea demasiado tarde y que esté tan pegada a él que sienta que me falta el aire a respirar si no lo veo.
Pero el corazón me indica que eso ya ha sucedido, ya lo tengo bajo la piel.
La ventana de mi habitación es abierta casi sin moderación ya que As tastabilla al entrar. Ya es media noche.
Mantengo mis ojos cerrados para que crea que estoy dormida y ver qué hace. Siento de pronto sus rodillas chocando en el suelo y luego de eso una caricia casi como brisa sobre mi mejilla.
¿Quiere un poco de cariño y no lo toma? Le sonrío mientras le digo con voz adormilada. —¿Por qué no me abrazas? —Abro uno de mis ojos para acostumbrarlo a la luz de la luna que entra por la ventana. —Llevo esperándote mucho tiempo.
Me da una sonrisa que llena mi alma, que me ha hechizado y vuelto de gelatina hasta lo más duro de mí. El corazón me martillea al tenerlo tan cerca, y ya no sólo tengo mariposas en el estómago, sino que un panal de abejas completo que me pican.
Su silueta es tan imponente que me causa sorpresa que alguien como yo, tan diminuta y poca cosa sea algo para él. La luz de la luna lo abraza y delinea su cabello claro, que si bien no es rubio tampoco es castaño, más bien una mezcla entre ambos.
—Esperaba que todos se fuesen a dormir. —Se levanta y se pone a mi lado en la cama mientras que me muevo para darle más espacio, aunque no me deja avanzar los centímetros pensados, ya que su mano se aferra mi mejilla y la otra a mi cintura.
No para de mirarme sonriendo, eso me pone muy nerviosa, aún más cuando no aleja su mirada de mis labios tibios por su cercanía. Durante un tiempo considerable se queda allí, pegado en esa anatomía de mi rostro, tragando duro de vez en cuando.
—¿Por qué me observas así?
Pero sigue sin contestarme, se limita a sonreírme y vuelve a acariciar mi mejilla con tranquilidad y mimo. Las sensaciones me abruman y no tengo otra opción que cerrar los ojos para disfrutar más de aquel roce. La textura de sus labios se me viene a la mente, lo que me hace querer sentirlo nuevamente, aquello me hace arrimarme más a su consistente cuerpo tentada por el fuego que me consume. Pone su mano bajo mi barbilla y la eleva un poco para quedar frente a su rostro, pega nuestras frentes. Es cuando siento su aliento junto al mío que me pregunta con timidez.
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ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.
ParanormalUn secreto se oculta bajo los suelos de tierra santa, algo oscuro y con un origen mucho más terrible del que se conoce, un niño encerrado que fue criado como monstruo, alejado de todos por ser hijo del ser equivocado, juntando rencor e ira contra aq...