CAPÍTULO 36

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Mis perversos demonios de mi alma!!! ¿Quién quiere salseo? Yooo. Espero que les guste este capítulo, lo traje con mucho amor para ustedes, recién salido del horno caliente de mi dramático pensar. Literalmente he estado tres horas frente a la pantalla para traerles estas 7 páginas de Word, me duelen. Intentaré traerles tres capítulos semanales a partir de ahora, ya me siento mejor y ademas estoy de vacaciones de la universidad, por lo que espero sea todo más rápido. Ademas que no sé si lo saben pero quedan unos once capítulos para terminar esta historia, por lo que quiero este mes dejar Asmodeus listo.

AVISO IMPORTANTÍSIMO: NO SE ENCARIÑEN CON NINGÚN PERSONAJE. (de verdad que no, sólo les hago un favor)

Disfruten su tiempo y disfruten el capítulo, un abrazo.

Hoy acompañaré a Eligos a las casas de algunos aldeanos a repartir suministros

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Hoy acompañaré a Eligos a las casas de algunos aldeanos a repartir suministros. Desde que llegamos a este sitio hemos recurrido en numerosas ocasiones a ayudar a los demás, les hemos proporcionado semillas y conocimientos sobre cómo cultivar la tierra, eso ha llevado a que varios se hayan juntado para comenzar a labrar la tierra, lo que ha llevado a que trigo se comience a ver por algunos sitios.

La preocupación viene con los hielos que se asomarán pronto. Hay que cultivar lo máximo posible así no gastaran sus pocas monedas en abastecerse de aldeas cercanas.

También hemos creado una casa nueva, allí pronto se ubicará un hierbatero, en donde podrán encontrar medicina para sus males e inclusive un curandero para los casos más fuertes. Junto a ello un poco más al fondo, se construyó un techo, que por el momento no tiene paredes. Debajo de éste hay una cocina a leña muy grande, también mesas y sillas. En aquel lugar se hacen las comidas del día y las reparten entre los pobladores, de esa manera nadie pasa hambre. Toda esa mercancía está proporcionada por nosotros por lo que no gastan lo poco que tienen.

La llegada de los demonios ha causado solo bendiciones en este sitio el cual antes estaba rodeado por algunos guardias del emperador, pero debido a nuestra presencia ya no más. De seguro han ido con el chisme que un grupo grande de nómadas se ha asentado en esta aldea, sin embargo, no tienen idea de que estoy entre ellos. Los guardias sólo venían para cerciorarse que el Príncipe estaba viviendo -efectivamente- la vida miserable a la que se le condenó.

—¿Estás lista? —Pregunta Eligos entrando a la cocina de mi hogar.

Termino de abrochar mi abrigo y de poner un bolso en mi hombro con verduras que compré a un mercader que estuvo de paso.

—Vamos.

Caminamos por el camino improvisado que pronto se va haciendo a nuestro paso, saludando a las personas que por allí transitaban, que, si bien eran pocas, alcanzaba para ser una comunidad.

Fuimos a la casa de una viuda con tres niños, que sufre al no poder alimentar a sus hijos como se debe. Cuando llegamos la pobre mujer estaba en los huesos, ya que lo poco que conseguía se lo daba a sus pequeños, no importando que ella no alcanzara a alimentarse. Ahora ha recuperado peso y se ve que su vida ha mejorado notablemente.

ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora