CAPÍTULO 41

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Una caricia en el cabello hace que me desperece y mueva mi cabeza, pero rápidamente un dolor se instala y deseo no haber despertado

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Una caricia en el cabello hace que me desperece y mueva mi cabeza, pero rápidamente un dolor se instala y deseo no haber despertado.

Las imágenes llegan a mí, me dan la respuesta que buscaba sobre mi estado. Un demonio intentó secuestrarme y me golpeó.

Un día normal en la vida de una mujer.

Abro mis ojos, encontrándome con la sorpresa que se me hace muy difícil hacerlo con el derecho. Seguramente tengo demasiado inflamado.

Al parecer estoy en una cama compartiendo espacio con otra persona. Lo primero que observo es el cabello negro y luego esos amplios ojos azules.

—Con lentitud, Lena, nadie te pide velocidad. A tu tiempo.

Deja una caricia floja en mi mejilla y se aleja para tomar un vaso de la mesita al lado de la cama. Ya más despabilada observo todo a mi alrededor, dándome cuenta entonces que no estoy en mi habitación.

—¿Dónde estamos? ¿Y As? ¿Qué pasó con los demás?

—Tranquila. Ten. —Posa el vaso sobre mis labios resecos y yo abro la boca para que introduzca el líquido en mi cavidad. —Eso, bébelo con calma.

Ya hidratada, él se sienta en la cama mirándome e inspeccionando las heridas. Los primeros rayos del sol comienzan a pasar a través de las ventanas lo que me da a entender que he estado aquí un mínimo de dos horas.

—¿Qué ha pasado?

—Nada muy terrible. Tu querido As está a salvo, sólo con un par de rasguños. Un grupo de demonios hirió a uno de los primos, pero sólo fue algo superficial. Aunque lo peor te lo has llevado tú y un hombre humano que intentó ayudar. Se va a recuperar. Son aproximadamente diez hombres al parecer enviados por Heatscar o eso se cree. Los han capturado a todos menos a uno que logró escapar. No sé específicamente en dónde los tienen, pero mientras menos sepas de aquello creo que es lo mejor.

—¿Y As? ¿Ha venido por mí?

Se queda un momento en silencio y baja la cabeza con culpa. —Quizás, hipotéticamente, no le haya contado a nadie que te tengo en mi habitación descansando.

—¿Qué? —Mis ojos prácticamente se salen de sus órbitas de la sorpresa. —¿Nadie sabe que estoy aquí? ¿Sabes lo preocupado que debe estar en estos momentos?

—Bueno, Danna lo sabe ya que ella me vio cargar contigo hasta aquí. Me di por enterado que ella sería la portadora de las noticias.

Gesticulo una maldición con la boca, pero al hacerlo siento el dolor de mi pómulo golpeado.

Y cómo si de una invocación se tratase la puerta es abierta con violencia.

Los ojos inyectados en ira de As observan la escena delante de él. Nac no se aparta ni un centímetro de mi cuerpo mientras que yo lo único que necesito es correr a los brazos de mi demonio.

ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora