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Imperio Dragón, ciclo 22 desde la caída de los demonios

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Imperio Dragón, ciclo 22 desde la caída de los demonios.

Las monjas y los sacerdotes están en la catedral, esperando que sea el momento de celebrar las santas escrituras. Para As fue el momento perfecto para poder escapar. No había ninguna persona cerca de su cárcel personal, lo habían dejado totalmente desprotegido. Con su fuerza pudo trabajar el romper esas cadenas que llenaban de sangre sus muñecas, que luego de años tratando de debilitarlas por fin estaba funcionando. Faltaba poco para media noche y eso lo estaba poniendo ansioso, había esperado tanto tiempo para poder tomar un poco de aire.

Desde que su madre lo dio a luz había estado viviendo en aquel sótano lleno de oscuridad, con las mínimas condiciones para sobrevivir, comida y agua escasamente se le proveía, al igual que ropa limpia y telas para cubrirse del frio en el duro invierno. A pesar de eso ya se había acostumbrado, su cuerpo era casi inmune a las bajas temperaturas, al igual que no necesitaba de gran cantidad de agua, pero en eso difería de la comida porque su estómago siempre rugía para que lo llenaran.

Una grieta que había en la esquina del techo le daba una pisca de luz de luna, y eso le trajo el aviso que ya era hora de salir. Se deshizo de las pesadas cadenas que lo mantenían inmovilizado y se acercó a la pared que daba hacia la catedral, allí puso su oreja y esperó a escuchar los vítores de la gente. Dos minutos más tarde comenzaron los gritos, risas y felicitaciones.

Ahora era el momento de escapar.

Tomó la capa roñosa que tenía para el frio y abrió la pesada puerta de fierro que daba la entrada a su libertad. Miró hacia todos lados y corrió hasta el patio comunitario de las monjas, allí se guio por su buen oído y su instinto para encontrar la puerta de salida.

Sintió pasos venir desde su derecha y se escondió atrás de un pilar de mármol, se fijó bien en los pasos de aquellas personas y notó que eran delicados y apurados, pudo asegurar que eran femeninos. Ya al sentir que se alejaban fue directo hacia la puerta, una entrada con bordes de oro amarillo y brillante la decoraban, por alguna extraña razón se detuvo antes de tomar la manilla.

Le llegó un olor y una necesidad terrible de ir hacia él. Sabía que aquello que desprendía tal hermoso aroma se encontraba fuera de ese recinto, fuera de lo que la gente llama casa de Dios, pero que para él era la prisión. Supo entonces que debía ir, encontrar aquello que le había revolucionado el corazón y aferrarse para no perder la poca cordura que quedaba.

Abrió la puerta con determinación y se encontró con una calle llena de personas con vestimenta festiva que tenían una dirección en común. Con un poco de miedo dio un paso fuera. Al dar el segundo paso, más seguro esta vez, fijó su vista en una luz proveniente de un pequeño monte, en donde había una construcción maravillosa pero ostentosa. Cuando lo observo mejor, sintió un latido frenético en su corazón sin razón alguna. Y entonces, con la luna iluminando su camino, se fue caminando hacia el palacio del emperador.

ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora