EXTRA 3

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LA PASIÓN DE LA ROSA

Me escabullo a su habitación por la noche nuevamente para aquel abrazo prometido desde hace varias lunas, pero sé que no solo por eso, algo más fuerte me atrae a ella. La promesa de otro beso me mantiene ansioso.

Entro por su ventana y la veo recostada con los ojos cerrados. ¿Está durmiendo?

Entro silencioso tratando de no despertarla, y me acerco con cuidado. Tiene su cabello amarrado en una trenza desordenada y se me hace deseable a la vista. Sus labios rosados y llenos me llaman y avivan la llama que siento en mi interior, entonces sin poder aguantar más me pongo de rodillas al lado de la cama y le acaricio la mejilla.

—¿Por qué no me abrazas? —Dice abriendo un solo ojo. Me ha engañado. —Llevo esperándote mucho tiempo.

Le doy la mejor sonrisa, siempre reservada para ella. —Esperaba a que todos se fuesen a dormir. —Me levanto y me subo a la cama para ponerme a su lado pensando en las enseñanzas de Eligor. Me sudan las manos y me siento ansioso por querer poner mis labios en los suyos.

Pongo mis brazos a su alrededor y ella utiliza uno de ellos como almohada. Nos observamos por lo que parecen horas.

—¿Por qué me observas así? —Dice en un susurro, sé que ninguno de los dos queremos tocar el tema por vergüenza, pero necesitamos comunicarnos.

Le sonrío, pero no le contesto. En cambio, saco mi mano de su cintura, manteniendo la otra bajo su cabeza, y le acaricio la mejilla, cierra los ojos de inmediato ante mi toque y sé que ella también lo desea. Levanto su mentón mientras me acerco y cuando juntamos nuestras frentes y nuestras respiraciones se mezclan es cuando me atrevo a preguntar. —¿Puedo besarte?

Abre sus hermosos ojos entre verdes y ambarinos. —Lo deseo igualmente.

Sus palabras me envuelven como un torbellino y no puedo hacer nada, sólo besarla y amarla como si fuese el ultimo de mis días.

Mis labios impactan los suyos con suavidad, pero los sentimientos son tan embriagadores y violentos que se van demostrando en la manera de besarla. Su mano escala hasta mi nuca y me aprieta contra ella deseosa al igual que yo de sentirla más cerca.

Nos separamos en busca de aire y nos observamos con la respiración irregular. Observo sus cabellos rojizos encerrados en aquel nudo, pero deseo verla en su esencia misma, por lo que con mi mano quito aquella cinta con la que amarra su trenza y la deshago entre mis dedos, se desparrama en la almohada su largo pelo y la contemplo.

Realmente es bellísima, la mujer más hermosa de todos los mundos.

Mientras pongo un mechón de cabello tras su oreja, me voy acercando a sus labios nuevamente, pero esta vez no la beso con normalidad, pues tengo unas ganas irrefrenables de poseer en mi boca su labio inferior. Con una suavidad exquisita acaricio sus labios con los míos, pero no la beso, sino que tomo su labio entre los míos tocándolo de paso con la lengua sin querer, sin embargo hacer aquello fue una bomba para ambos, ya que fue tan embriagador que tuve que hacerlo nuevamente, y al sentir ese pequeño gemido salir de su garganta me lancé a por su boca como un animal desesperado. Probé sus labios con fiereza enredando mis dedos en su cabello para mantenerla pegada a mí, cosa que ella hizo igualmente conmigo, cuando ella tiró de mi pelo y ladeó mi cabeza creo haber sentido salir un gemido ronco de mi boca.

Mi mente explotó cuando sentí su caliente lengua meterse dentro de mi boca, y todavía más cuando la mía fue a su encuentro, para entonces ya teníamos las piernas entrelazadas y los cuerpos pegados.

Jugamos con la lengua del otro hasta el cansancio. Mi cuerpo ardiente necesitaba más, pero no sabía que cosa, entonces se me ocurrió tomarla de la cadera y acercarla a mi cuerpo, pero aquel movimiento y lo que sentimos al frotar nuestros vientres fue tan arrollador que un suspiro fuerte y liberador se nos escapó entre el beso. Mi mano comenzó a subir por sus costillas sin saber que hacer para calmar ese ardor creciente en mi vientre.

Y hubo un ruido en aquel pasillo que hizo que todo se detuviera.

Nos observamos y no pudimos evitar reír. Al parecer su tía andaba merodeando fuera. A esa mujer le gusta arruinar mis momentos con su sobrina, pero entendía su motivo para proteger a Lena del mundo.

Con un beso suave y lleno de resignación me despedí de aquella mujer que pone mi mundo de cabeza, en realidad me dio un mundo, me dio una vida. En aquel libro de cuento para niños que me leyó decía que el príncipe fue a rescatar a la joven de la torre, pero en esta historia la princesa salvo al hombre de sus demonios.

Mi Lena. Mi reina.

ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora