CAPÍTULO 29

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Nac y yo compartimos miradas y me doy cuenta de que está tan perdido como yo en esta historia

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Nac y yo compartimos miradas y me doy cuenta de que está tan perdido como yo en esta historia. —¿Qué me está diciendo? Nac, ¿podrías ayudarme a saber qué sucede? —Intento sonar serena, pero la educación que el señor Rupert mencionó está a punto de irse volando a tierras desconocidas, dejando espacio para que venga a mí esa Lena que tanto me caracteriza. —Señor Rupert, creo que es demasiado pronto para que alguien se enamore de una persona, en menos de siete días su hija se ha enamorado. ¿No cree que sea una desfachatez?

—Yo concuerdo con ella tío, entre la señorita Lena y yo no existe ni siquiera una relación de amistad, no hemos cruzado más que cuatro palabras en este último tiempo. Creo que Marie está haciendo cosas que no debe. O inventando.

A pesar de que somos dos contra uno no se da por vencido. —Puede que desmientan su relación, pero que ellos se encuentren fuera juntos me dice que las palabras de mi bella hija no son mentiras, desde los doce años que ha tenido pretendientes y no se interesaba por ninguno, por lo que sus palabras se me hacen total y absolutamente verdaderas.

—Me gustaría que fuese ella misma quien nos diga eso, aquí delante de todos, pero ambos sabemos que no lo hará. No me importa si en este lugar creen que As está con su hija, lo que si me importa es cómo se sienta él con esta situación y lo mal que me está dejando Marie con sus habladurías, por lo que si ella sigue con este juego tendré que hablarlo de un modo no tan educado y lo haré en el lugar más público posible, de esa manera aprenderá a que no debe inventar cosas de los demás para su propio beneficio.—Observo cómo tía Karen intenta hacerme morisquetas para que me quede callada, ya que estamos de visita y nos puede botar de su casa en cualquier momento, pero no me importa, tengo los medios para irme a otro sitio si las cosas siguen de esta manera. —Ahora si me disculpan creo que iré a conversar con As. —Voy saliendo pero me giro para decir una última palabra. —Ah, y no se le nombra como Asmodeo, su nombre es As, así que le pido no le vuelva a decir de ese modo otra vez.

No esperé que dijesen nada y salí de manera acalorada por esa puerta, indignada. Me quedo viendo cómo esa chiquilla tontea delante de As y él no dice absolutamente nada, la observa con ojos brillantes y le sonríe de tierna forma.

Impulsada por una caliente sensación en mi pecho camino de manera tajante hasta ellos y me planto allí logrando que se alejen de inmediato. —¿Interrumpo algo?

Mi voz sale más dura de lo que imaginé, ella se torna altanera pues levanta su barbilla y se cruza de brazos bajo su pecho, por lo que levanta sus escasos montículos para que As desvíe la mirada a ellos, pero él sólo me observa con detenimiento y cautela, ya que seguramente no sabe del porqué de mi reacción. Y la verdad es que yo tampoco me la explico.

—No. —Me dice él dándome una sonrisa leve.

—Sí. —Pero la niña le lleva la contraria. —Estábamos teniendo una conversación muy amena. ¿No es así Asmodeo?

Siento inmediatamente una tensión a mi lado, lo observo y veo que sus ojos se han apagado. No le gusta que le llamen así.

—Disculpa, Marie. ¿De dónde has sacado su nombre? Yo sólo le he tratado de As todo este tiempo.

ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora