SALUDOS GENTE PRECIOSA! PRONTO EMPIEZA LA RECTA FINAL, PREPAREN LOS PAÑUELOS Y LAS ESPADAS.
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A media tarde estaba leyendo un poco cuando siento los fornidos brazos de As levantarme del sofá. Me colma de besos como si no me hubiese visto en años. Besa mis mejillas, frente, puente de la nariz y todo de forma muy juguetona.
—¿Qué pasa? —Digo entre risas.
—Un beso por la respuesta.
Va a besarme cuando pongo un dedo en sus labios deteniéndolo, a lo que él me devuelve una mueca de cachorro pidiendo amor. —No esta vez.
—Sólo quería demostrarte mi aprecio. —Se sonroja. —Y quizás no sepa cómo invitarte a una cita y me he puesto más nervioso de lo que pensé.
—¿Cita?
—Sí, preparé algo para ir ahora.
Sin más dilataciones tomé un abrigo, él una canasta que tenía preparada con comida, y salimos tomados de las manos. Caminamos hasta el monte y al sauce que ya casi no tenía hojas. Allí en las ramas habían colgadas botellas de cristal y dentro velas encendidas. Una manta gruesa de varios colores estaba puesta en el suelo junto con un par de cojines.
—E-esto es hermoso As. ¿Lo has preparado tú?
—Sí.
Deja la canasta sobre la manta y me estira la mano para que se la tome.
Como siempre, besa mi dorso, frente y finalmente labios. —Lena, sé que nunca quisiste estar metida en esto, querías algo sencillo y terminaste enamorada de un problemático que tiene la muerte respirando en la nuca. Nunca hice nada para agradecerte todo lo que has hecho por mí, nunca te he dado cosas que equiparen las que tú me has dado a mí. Todo lo que tengo para entregarte ahora es mi corazón y la promesa de que siempre será tuyo. —Sus ojos tan extraños se tornan de su color rojo por un momento, mostrándome su lado no humano. —Puedo darte cosas que por ahora nadie te ha entregado, estas experiencias que nos pertenecen, momentos juntos y muchos besos. Esto es para que cada vez que te sientas sola sepas que estoy contigo y que en tu cabecita no entre nunca la duda de que te amo, y que lo haré, aunque pasen años.
Sus palabras me pegaban fuerte en el pecho logrando sacarme algunas lágrimas. —Pero As, no me digas las cosas así, que parece que estuvieses despidiéndote. Para mí no es importante lo material ni nada de eso. Sólo te necesito a ti, caminando conmigo, creciendo juntos, que me regales tus alegrías y penas. —Lo beso. —El regalo más grande fue haberme enseñado lo que es el amor y mostrarme que en mí hay más que sólo lo que siempre me hicieron ver.
Me hizo sentar en sus piernas, me abrazó y adoró.
Cuando me sirvió la comida de la canasta hablamos de nuestra relación y lo extraño que era, pero que no nos importaba.
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ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.
ParanormalUn secreto se oculta bajo los suelos de tierra santa, algo oscuro y con un origen mucho más terrible del que se conoce, un niño encerrado que fue criado como monstruo, alejado de todos por ser hijo del ser equivocado, juntando rencor e ira contra aq...