CAPÍTULO 35

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Bue-bue-bue-bueeeenos días, tarde y noche! ¿Cómo trata la vida a mis amados lectores? A mí de puta madre, salvo que todos mis vecinos están contagiados con el pinche virus y no puedo salir ni a comprar pan. En fin, me he demorado pero creo que ya volvió mi ánimo para escribir.

Así que aquí está. Les dejo con el capítulo 35

Hay veces en que las sensaciones te pegan tan fuerte que pierdes la noción del tiempo y la capacidad de razonar, haces cosas que no creerías hacer si te vieses en ello alguna vez

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Hay veces en que las sensaciones te pegan tan fuerte que pierdes la noción del tiempo y la capacidad de razonar, haces cosas que no creerías hacer si te vieses en ello alguna vez.

El amor es una de esas sensaciones o sentimientos que te hace andar lánguido por la vida y crea en ti un bloqueo hacia el mundo real, es por eso, por lo que a veces no nos damos cuenta de que tomamos decisiones erróneas al estar enamorados, sin embargo, eso no es lo peor, sino que cuando aparece entre medio la pasión se crea la mezcla más mortífera que existe. Ambos sentimientos juntos pueden ser tan arrolladores que te hacen perder todo raciocinio existente y la cordura se va a vivir muy lejos, muchas veces junto con tu dignidad.

¿Por qué digo todo esto? Pues porque justamente el amor y la pasión que siento actualmente me ha hecho dejar de pensar, el simple roce de sus labios crea en mí esa sensación embriagadora que abriga, calienta y cosquillea hasta mi alma... entre otras cosas.

En el momento justo que inserta con suavidad su lengua en mi boca sale de allí mismo un gemido proveniente desde mi garganta, más como un ronroneo, ya que también sus manos hambrientas me aprietan la cintura acercándome a su cuerpo fornido.

Con confianza me acaricia la espalda mientras que su boca se deleita con la mía, intercambiando de paso las respiraciones. As es muy alto por lo que debo colocarme en puntitas para alcanzar su cuello entre mis brazos y apretarlo lo más que se puede sin dejar nada de espacio entre nuestros cuerpos, queriendo que se fundan. Esa sensación de querer ser parte de otra persona es bastante abrumadora, casi tanto como sus labios, la diferencia que es algo inexplicable ya que al no ser tangible sólo puedo expresarlo en mi cabeza.

Mi mano que estaba en su nuca fue a parar a su pecho caliente y luego más abajo hasta llegar a su suelta camisa para levantarle de a poco, casi como si pidiese permiso para tocarlo.

—Eres la única que puedo dejar que me toque de esa manera, y no tengo la menor idea de porqué me gusta tanto que lo hagas. —Dice susurrando contra mis labios rojizos y sensibles por sus mordiscos.

—A mí me encanta hacerlo.

Y subí ya más rápido la mano, tiro su prenda fuera del cuerpo dejándolo apetitoso a los ojos de cualquiera. Su marcado abdomen se encoge ante mis dedos mientras me deleito jugando con las figuras. Un ardiente deseo de ver lo que logran mis caricias -el observar cómo sus ojos se cierran y su respiración se atasca cuando una de mis uñas toca su pálida piel con delicadeza- me estremece desde lo más profundo. Mi codiciosa mano va desde arriba hasta abajo llegando al lugar en donde se forma una letra V con su musculatura, queriendo tocar aún más de él, sentirlo y que tenga la confianza suficiente de mostrarse ante mí.

ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora