Al día siguiente Dana me despertó abriendo las cortinas y canturreando una canción de lo más folclórica, mientras que las demás damas me preparaban un baño, que específicamente pedí que fuera con rosas en vez de lavanda, nuevamente.
Quitan el agua de mi cuerpo con delicados toques de una tela felpuda, luego de haberme remojado bien, y prosiguen a colocar las capas de ropa antes del vestido. Esta vez, un vestido no tan pomposo de un color blanco cremoso, con detalles en dorado. Lo acomodan a mis curvas luego de apretar el corsé y me ponen unos zapatos de tacón a juego. Secan mi cabello cepillándolo reiteradas veces y lo peinan dejando la mitad superior recogido y el resto en pequeñas ondas que llegan hasta la cintura. Lo adornan con un par de flores doradas y le dan a mi rostro una repasada de maquillaje delicado.
Ya lista y dispuesta, le agradezco a mis damas y camino hacia el comedor en donde servirán el desayuno para padre y para mí. Cuando llego al sitio en cuestión, no veo nada más que un solo plato junto a los cubiertos de plata. Veo a Anissa -la sirvienta de comedor- y la saludo cortésmente. Es una mujer de unos treinta y tantos años, casada con tres hijos, dos gemelos de doce años y una bebé de tan solo dos. Visité su morada cuando fue el alumbramiento de la pequeña y debo admitir que es una niña preciosa y encantadora, con esos cachetes regordetes y cabello rubio ceniza.
—Anissa, ¿padre no desayuna hoy?
Me sonríe cortésmente mientras me sirve una infusión caliente en las tasas de marfil que madre pidió tener hace años. —No, señorita Lena, salió temprano en la mañana, apenas aclaró el sol. Me dijo que debía ir a arreglar asuntos con el emperador, me pidió que le informara.
Asentí, sintiéndome de pronto nerviosa. ¿Estarían hablando de "eso"? ¿Padre pudo haber entrado en razón? Puede que cancele mi compromiso en buenos términos y yo no tenga que casarme. Sería una excelente noticia.
—¿Dijo a qué hora regresaba?
—No, no fui informada de su hora de retorno. —Tomó una bandeja que tenía tapada con un elegante paño bordado y lo destapó. —Dado que su padre no se encuentra, me tomé la libertad de hornearle yo misma estos bollos rellenos con crema de cacao. Espero que sean de su agrado.
Tomé su mano desocupada y la besé efusivamente. —¡Qué maravilla! Muchas gracias, Anissa, claro que los disfrutaré, de echo me serviré dos y empacaré dos para llevarlos al paseo que tengo programado hoy.
Me sonrió y puso sus manjares en un plato pequeño para que fueran comidos por mí. —¿Piensa ir donde su tía?
Sonreí con diversión. Casi toda la servidumbre sabía que cuando el gato no está, el ratón sale de fiesta y eso es justamente lo que haría este ratón. —Sí, iré a verla. Debo conversar con ella un tema importante.
De pronto su semblante se oscureció y vi la mueca que hizo con sus labios. —Ya veo, lo mejor en estos casos es conversar con la familia. Claro, no quisiera entrometerme, pero es un consejo.
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ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.
ParanormalUn secreto se oculta bajo los suelos de tierra santa, algo oscuro y con un origen mucho más terrible del que se conoce, un niño encerrado que fue criado como monstruo, alejado de todos por ser hijo del ser equivocado, juntando rencor e ira contra aq...