CAPÍTULO 16

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Reino de las tinieblas

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Reino de las tinieblas.

Un visitante algo peculiar rondaba en el Reino de las Tinieblas.

Miguel, el líder de los Arcángeles, se encontraba encerrado en una casa solitaria y oscura. A la espera. En una silla de gran magnitud estaba sentado, con una postura altiva, mientras que en una de sus manos sostenía un vaso de oscuro líquido del cual bebía. Odiaba que le gustase tanto ese veneno que los humanos llamaban vino.

Su pierna no paraba de moverse, inquieto, por el mandato que había pedido a uno de sus hijos.

En su mente había extrañas sensaciones, preocupación, enojo, dicha, felicidad, el ansia siendo la mayor de todas. No era un Rey, o un soberano de ningún tipo, tan sólo lideraba a los celestiales, en rango todos eran iguales, a pesar de ello, en su corazón un oscuro sentimiento se albergaba desde años, algo quería hacer desde el inicio, y en ese momento estaba a punto de cumplir su cometido.

El Rey de los Demonios, su adversario, pronto dejaría de existir.

En aquella morada abandonada se mantuvo, guardando sus dones lo mejor que podía para no ser encontrado por nadie de ese nefasto mundo. Se comenzó a arrepentir cuando sintió voces fuera de aquel lugar, correspondientes a demonios de bajo nivel, quienes de seguro percibían su gran poder, pero se tranquilizó luego de que estos pasasen de largo sin dirigirle mirada al sitio.

Esperaba que nunca se supiese la verdad de su secreto, en caso de que llegase a ocurrir lo indeseable se encargaría de quedar libre de culpa, pues haber convencido al hijo mayor de Angra Mainyu de que su padre debía ser asesinado para que heredase el poder, no fue más que un fácil tramite, la mente de aquel chiquillo de no más de dieciocho años era demasiado manejable.

Llevaba esperando este momento por muchos años y ahora que su plan estaba a minutos o quizás horas de ser puesto en batalla, se sentía ansioso.

El Rey moriría, y los ángeles quedarían con la supremacía de todo. Cómo debió ser siempre.

Se quedó en esa posición varios minutos hasta que sintió un murmullo acercándose. Al girar su rostro hacia ese sonido lo primero que ve es el rostro de su hijo menor, quien trae consigo un bulto bastante grande tapado con telas negras.

—Metraton. ¿Qué haces aquí con eso? —Pregunta Miguel siendo presa del pánico.

El chiquillo lo mira de la misma manera y tartamudeando responde. —El futuro Rey quiere que lo tengamos aquí, así los súbditos no se enterarán de que él también participó en esto.

—No ha muerto aún. —Se levanta con prisa. —¿Lo has traído inconsciente?

—Sí, padre, por supuesto, no soy tan despistado, arreglé ese detalle antes de venir aquí.

Entonces padre e hijo se encierran en otra habitación cercana y sacan del bulto a aquel hombre magullado.

—Que bien se ve de esa manera, Rey. Mis saludos desde el Reino de los Cielos.

ASMODEUS: Las Cadenas del Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora