48: Salvación

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Katsuki estaba cansado, había pasado dia y noche tratando de encontrar el paradero de aquella mirada esmeralda que extrañaba, sabia quien era el responsable de todo, pero era difícil, nadie sabia donde se escondía y eran pocas las veces que se atrevia a salir al exterior.

-Katsuki, ven aquí ahora, hay algo que te interesara- Grito un pelinegro, era su jefe Aizawa.

-Que quedra ese viejo ahora- Salio azotando la puerta furioso, no estaba para juegos ahora.

-Katsuki ella es Eri- Dijo mostrando a una niña pequeña que se hallaba temblando asustada -Ella escapo de Chisaki Kai- Cambio su semblante a uno mas serio, ella debia saber donde se hallaba ese imbecil.

-Veo que por fin haces algo bien Aizawa- Sonrie y se acerca a la niña -Hola pequeña, mi nombre es Katsuki Bakugo, y te hare unas preguntas- Dijo Katsuki para luego sentir un golpe en su cabeza.

-Tu la vas a asustar, deja que yo me encargue- Dijo una voz detras de el, una voz que el reconocia bien.

-Vieja, que haces aqui?- pregunto Katsuki irritado.

-La llamamos, ella fue una gran policia en su epoca, sera capaz de sacar informacion sin generarle mas traumas a la victima, en este caso Eri- Afirmo el jefe de la estacion de policia y se fue a su despacho, tenia que ir pidiendo los permisos necesarios para lo que se aproximaba.

-Asi que... Eri, bonito nombre, yo me llamo Mitsuki, Mitsuki Bakugo, perdon por lo que hizo mi hijo hace unos momentos, es un imbecil desesperado, pero por si acaso... sabes cual es mi trabajo?- Pregunto la peliceniza sonriendo amablemente tratando de transmitir tranquilidad a la pequeña.

-U..usted es policia¡- Dijo la niña que aun seguia desconfiada.

-Eso es correcto, y mi trabajo es atrapar a las personas malas y hacerles pum pum- Dijo sonriendo mientras imitaba unos puñetazos en el aire, Katsuki estaba sorprendido de ver a su madre hablando a su madre de otra forma que no fuera gritando -Por si acaso... no conoceras por ahi a una persona mala?- Pregunto la peliceniza mirando a la niña con algo de intriga.

-El señor Shigaraki me hacia mucho daño, probaba cosas en mi y me dolian- Dijo la niña con unas lagrimas en los ojos recordando ese dolor.

-Y como escapaste de el?- Pregunto la ojirubí poniendose de cunclillas frente a la niña.

-Todos los viernes en la noche los guardias van a festejar aprovechando que el señor Shigaraki sale con su novio, y hace poco se habia roto una ventana cerca de la habitacion en la que estaba encerrada... tuve que estirarme demasiado para alcanzar las llaves, los guardias siempre las dejan fuera de mi celda por molestar, ellos son malos... pero no solo conmigo- Lo ultimo Eri lo susurro y eso intrigo a la peliceniza.

-Hay mas personas en ese lugar?-

-Hay un joven... el siempre va a mi celda y me lleva comida, me cuenta cuentos y me canta antes de dormir-

-Y tus padres?-

-Ellos murieron en un accidente... ahi fue donde el señor Chisaki me encontro....-

-Fuiste muy valiente Eri- la mayor abrazo a la pequeña tratando de no lastimarla -Eres muy fuerte Eri y necesitamos de tu fuerza para que ese maldito no vuelva a hacerle daño a nadie mas, por favor Eri- La peliceniza se arrodilla ante la niña con la cabeza cabizbaja -Ayudanos a encontrar su paradero.

-Hare lo necesario- Dijo la niña con determinacion, no queria que Chizaki vuelva a hacerle daño a nadie mas.

Katsuki sonrio ante la escena, ahora entendia por que su madre era conocida como la mejor policia en sus tiempos, ella era capaz de todo.

La conversión del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora