79: Te amo.

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-Donde estoy?

Pregunto una joven pelirubia mirando asustada a todos lados pero solo veía oscuridad debido a la venda que estaba atada a sus ojos, trato de quitársela pero sus manos estaban atadas detrás de su espalda.

-No es obvio? Estas siendo secuestrada, deja de preguntar cosas obvias y mejor cierra la boca.

Respondió un peliverde que abrió un maletín con un montón de armas equipadas.

-La ultima vez use la escopeta... tal vez debería usar la navaja pero no tengo ganas de que me salpique sangre, querida Cami! Te daré el honor de escoger con que arma has de morir.

-Izuku? Por que haces esto?

Pregunto la joven con lagrimas en los ojos, sentía miedo, su cuerpo temblaba y poco a poco su voz se entrecortaba.

-No es obvio? Un pito que solo es mio entro entre tus sucias piernas, sabes yo confíe en ti, te deje acercarte a mi marido y así me pagas, que horror... bueno, supongo que así son las cosas, cría cuervos y te sacaran los ojos.

-Te pagare! Te pagare una compensación por daños a la moral!

-Querida, mira tu posición, tu trabajas para mi empresa, tu dinero no me sirve ni para comprarme una camisa o un par de zapatos nuevos, el único precio que puedes pagar es con tu sangre correr, ya se! Usaré mi guante con cuchilla, tiene clase.

-Señor Midoriya... yo no soy la única culpable, el señor Bakugo fue quien me sedujo, el señor Bakugo fue quien me enamoro, él es el único culpable, libereme y podremos hundirlo juntos, tengo sus números de cuentas, sus informes y sus registros, tengo todo, por favor.

-Ahora planeas engañarme? Que bajeza, déjame confiarte un secreto Cami.

El peliverde se acerco con su guante negro, le coloco una mordaza en la boca y luego delante de ella se coloco, a su altura se agacho y con su dedo el cuello le acaricio para por último en el oído unas palabras que le susurro.

-Yo lo amo.

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El peliverde llego a casa del supermercado, dejo la bolsa con comida en la encimera y luego noto como se oían voces desde la sala de estar, era extraño, casi nunca su esposo llegaba temprano del trabajo, se encaminó y lo encontró en el sillón, sujetándose la cabeza y sollozando.

-Cariño? Que sucede?

Preguntó y se le acerco, lo abrazo por los hombros para darle confort, vio en la televisión el canal de noticias la imagen de la peliceniza que tanto conocía bien, llevaba desaparecida quince días.

-Cariño... no te olvides que eres mío.

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Era un día soleado, el peliverde se vistió con unos pantalones blancos, una camisa color rojo pasión y unos zapatos con poco tacón, a todas partes llevaba sus infaltables lentes de sol, esta vez iba a donde su empresa, salió del auto y entro, saludo a todos con una hermosa sonrisa y al despacho de su esposo entró.

Ahí estaba él, con una zorra entre sus piernas, ambos se besaban mientras él le acariciaba la pierna, hace cuando no lo besaba de la misma forma que la besaba a ella?

-Kacchan, que agradable sorpresa.

La joven se bajo de sus piernas y se acomodo la falda y la blusa sonrojada, el pelicenizo solo se sentó derecho en su silla mirando con indiferencia a su pareja.

-Mina, querida, podrías dejarme a solas con mi esposo por favor?

-Por supuesto señor Midoriya... yo ya me iba a mi casa...

La conversión del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora