La conversión del amor

30: Lluvia de estrellas

Hoy es un día especial, hoy una estrella fugaz aparecerá, alfa y omega alistan un viaje de campamento, hoy el alfa le hará una propuesta a su destinado, y el omega le dará un regalo a su amado.

El omega esta inquieto, va de aquí para allá, con miles de cosas en sus manos y brazos, el alfa esta igual, con papeles en sus manos, y sus gafas a punto de caerse encima de su laptop.

El omega ya a preparado el almuerzo, momento en el que los dos pueden por un momento des agobiarse y conversar a gusto, la especialidad de hoy, pollo con piña.

El alfa se estresa, el omega se arrepiente, el alfa le tranquiliza, el omega esta a punto de llorar.

Fue idea del omega ir de viaje a aquella zona de campamento un tanto alejada y demasiado cara, un lugar solo para ellos dos, y así poder observar aquel cometa extraño, que solo aparece una vez cada cuarenta y cinco años, y que por suerte, esta vez será cerca de su ciudad, como si el destino de verdad quisiera que esa fecha se diera.

El momento ha llegado, las maletas hechas están en la maletera, las viandas en la canasta, la carpa ya esta en el asiento del pasajero, y el perro a buen recaudo en la casa de una beta amiga de la familia.

Ya van rumbo a su destino, una zona de acampar exclusiva para ellos, con trafico y todo llegaran justo al atardecer del día siguiente.

El omega mira por la ventanilla, mientras le relata al alfa todo lo que observa, mientras el alfa sonríe y le contesta con las manos al volante.

Omega se queda dormido, alfa estaciona en un hostal del camino y se lleva a su amado en brazos, pide servicio a la estación, la cena de hoy, filete con puré de papas.

Omega y alfa cenan, mientras ven televisión y programan la alarma para las 7:00 a.m, ambos se acurrucan a dormir una noche mas, una noche mas desde que comenzaron a vivir juntos hace ya dos años.

El amanecer se hace presente, la alarma interrumpe un momento de besos y carisias junto con pequeñas mordidas a modo de jugueteo.

Aquella pareja ya se encontraba en camino, faltaba poco, el viaje resulto mas rápido de lo esperado, decidieron no parar a almorzar e ir de frente para llegar mas rápido, fueron cantando o mas bien dicho gritando canciones que solo ellos dos entendían.

El lugar era hermoso la tienda de campaña ya estaba hecha la fogata preparada, la manta extendida, la coca cola y el vino en la nevera portátil con hielo. Los emparedados de jamón y queso, otros con pollo, mayonesa y pimienta, también hay alitas de pollo y papas guardadas en papel aluminio .

La hora a llegado, ambos se sientan en la manta, el omega reposa la cabeza en el hombro de su alfa y esta comienza a acariciarle las manos y besándoselas para tratar de hacerlo entrar en calor.

El cielo esta estrellado, la brisa es perfecta, el amor es profundo.

Hubo un error, no fue un cometa, fue una lluvia de estrellas fugaces, fue mas hermoso de lo esperado, ambos están emocionados.

Recuerdan las primera vez que ambos fueron de campamento, por una misma lluvia de estrellas, ambos eran niños, y no sabían lo que les repararía el futuro.

El alfa toma al omega en brazos y lo hace pararse, lo besa suavemente con la lluvia de estrellas de fondo, se agacha sosteniendo su peso en una rodilla y saca su regalo, una cajita de bolsillo roja con bordes dorados, pero eso no era todo, adentro en una almohadilla negra, se encontraba un anillo plateado con una pequeña esmeralda como los ojos de su amado, y relieve alrededor de la gema.

El omega comenzó a llorar, abrazo fuertemente al alfa, y comenzó a decir fuertemente un si, si, si, si aceptaba ser parte de su vida.

Era hora que el omega le diera el regalo, se acerco a el y le dijo la verdad tímidamente, algo que había estado planeando decir desde hace ya dos semanas, era la hora, lo dijo tímidamente, pero lo dijo, el alfa comenzó a llorar, llorar de alegría, se acerco al omega y lo abrazo mientras repartía besos en toda la cara de su pecoso, era la mejor noticia de su vida, la familia se agrandaba, aunque el nuevo integrante todavía estaba en el vientre de su madre.

Katsuki e Izuku se sentían dichosos, dichosos de ser padres casados pronto, al final fue una noche maravillosa, ya que, sin darse cuenta de cuanto tiempo estuvieron festejando que cuando se dieron cuenta sus ropas ya se encontraban en el pasto verdoso y la lluvia de estrellas ya había terminado.

Fin

Gracias por leer, votar y comentar, espero verlos una vez mas~