44: Una razón para seguir

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Una sonrisa, era lo que el necesitaba, un beso atrapado en un recuerdo, fue lo que necesito para poder seguir adelante.

Los cuerpos caían, los balazos se oían, todo era demasiado rápido, pero el solo recordaba el por que lo hacia.

-Vuelve a casa Kacchan.... por favor- Recordó ese rostro, recordó esa sonrisa con lagrimas en sus mejillas, lo recordó, se negaba a dejarlo ir, sabia que el pecoso estaba esperándolo, estaba en casa esperándolo con una sonrisa en los labios, el no se rendiría y pelearia por su pecoso.

Salió de su escondite junto a sus hombres y con una sonrisa adornada con lagrimas cayendo de sus ojos grito a los cielos.

-SI VAMOS A MORIR AQUI¡ QUE SEA POR LOS QUE VIVIMOS¡- Sus hombres gritaron eufóricos y se dirigieron a la masacre.

El sonido de las balas retumbaba en sus oídos, todos peleaban por diferentes razones, para el, su única razón era ver a su pequeño pecoso todas las mañanas al despertar, poder verlo envejecer, poder criar a sus hijos con el, su única razón para vivir cuando ya le habían quitado todo, era poder volver a ver la sonrisa de aquel omega que lo cautivo.

-Esto es por ti... Deku- Sonrió y comenzó a correr al líder enemigo, si su vida tendría que terminar ahí, lo haría bien, acabando con el bastardo que había comenzado la guerra, si el no podía seguir viviendo para disfrutar los días de libertad, esperaba que su omega los disfrutara.

Cargo su arma, y disparó.

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El omega se hallaba en la cocina, esperaba noticias de su esposo, la duda lo mataba, solo quería verlo a salvo, decidió prender la tele y ahí lo vio, la señal que esperaba...

La guerra había terminado.

El pecoso salto de felicidad y lloró, si la guerra había terminado esperaba ver a su esposo llegar a casa pronto, escucho como alguien tocaba la puerta de la casa y se emociono, abrió la puerta, pero le desconcertó lo que encontró.

-Joven Midoriya.... lo siento mucho- El general pelirubio le dedico una mirada de tristeza y abrió la pequeña caja que llevaba en las manos.

-Ninguna medalla podrá devolverlo a la vida...- Susurro y recibió un abrazo del mayor.

-Lo siento mucho joven Midoriya... el era un gran hombre, estoy seguro que pensó en ti cada minuto que estuvo batallando.

El peliverde sonrió pensando en su amado pero esa sonrisa seca se convirtió en una mueca, y luego rompió en un llanto desgarrador, se dejo consolar, pues sabia que nada en el mundo le devolvería al padre de su cachorro.

-Le dejo esto a usted, nos gustaría mucho que valla al congreso entre las próximas semanas para recoger el cuerpo- Le entrego una carta en la mano y luego se retiro dejándolo solo.

El pecoso lloró un poco más, y luego se sentó en la escalera de su pórtico, abrió el sobre y leyó la carta.

"Querido Deku:
Si estas leyendo esto significa que ya estoy muerto, significa que no pude cumplir mi maldita promesa, fui un cobarde y un inútil, pero por favor, Deku, cumple tu promesa, vive feliz.

Cada que te despiertes recuérdame por favor, cuando veas el amanecer, recuerda mis besos, cuando veas el atardecer recuerda mis abrazos, cuando veas a mi hijo crecer cuéntale de mi, has que me recuerde a pesar de no conocerme, recuérdame por favor, por que ya sea en el cielo o en el infierno, yo te recordaré y te protegere.

Querido Deku, te ame más que nada en este maldito mundo, te juro que si pudiera moriría mil veces más solo para que puedas seguir viviendo, querido Deku, siempre fuiste alguien demasiado bueno y amable, pero no dejes que cualquiera acceda a esa amabilidad, a ese espacio en tu corazón que yo una vez ocupe, querido Deku.... se me hace difícil decirte esto, pero por favor, solo te pido, que me recuerdes, puedes volver a casarte si deseas, forma una nueva familia si deseas, pero por favor... no me olvides si?.

No sabes lo feliz que soy, desde que te volviste un Bakugo....

Te amare siempre mi Izuku Bakugo."

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-Llegamos a casa Kacchan...- Suspiro Izuku con aquel jarrón de cenizas en sus manos, se sentía impotente, dejo aquel jarrón en la mesa de la cocina y el se sentó en la silla delante de la mesa, con la mirada cansada vio el nombre del jarrón -Kacchan....- El pecoso se acerco un poco y beso la foto que estaba al lado del jarrón -Nos veremos en la siguiente vida- Sonrió y se permitió llorar, pero ese llanto no era normal, sintió que alguien estaba con el a pesar de estar solo en casa, sintió que alguien lo abrazaba, sintió que alguien lo consolaba.

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Izuku Bakugo se levanto de la cama debido a las palmaditas que un pequeño le daba, ese pequeño llevaba el cabello peliceniza y los ojos rubíes.

-Mami¡ tengo hambre¡- Grito el pequeño y salió corriendo de la habitación, Izuku solo rio y para sus adentros susurro....

-Es igual a ti Kacchan...-

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Los años habían pasado y el pequeño Gogo creció, en ese momento se hallaba acompañado de su omega Yamikumo, llegaba una sonrisa melancólica mientras su omega lo abrazaba por el brazo.

-Hola mamá, hola papá- Susurro y dejo las flores en aquellas dos tumbas que se encontraban juntas, en los epitafios decian.

"Aquí yacen Izuku Bakugo y Katsuki Bakugo, dos almas que seguirán juntas aun después de la muerte"

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-Kacchan¡¡¡¡- Grito Izuku y se dirigió corriendo a una silueta de un hombre pelicenizo que al oír esa voz volteo y sonrió.

-Te tardaste mucho Deku- Susurro Katsuki abrazandolo con lagrimas en los ojos.

-Lo siento por la demora, ya estoy aquí-

-Y eso me alegra, ahora cuéntame, como te fue?-

-Me encargue que Gogo te amara tanto como quisieras- Sonrió el pecoso mientras sentía como el pelicenizo le tomaba de la mano y comenzaban a caminar hasta una luz y desaparecer por ahí.

FIN

Bueno... no se que hice aquí, espero que les guste, gracias por leer, comentar y votar, me levantan mucho el animo, enserio, las y los quiero mucho, byeeee.

Gracias por leer, votar y comentar, espero verlos una vez mas~

La conversión del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora