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Ariana:

—T-tú...— balbuceo, pero no consigo articular palabra; la impresión de haberlo tenido tan cerca en diferentes ocasiones es demasiada.

—¿Ya lo habías visto?— pregunta Hoseok sorprendido, pero es Seokjin quien responde.

—Coincidimos en un par de ocasiones. Ahora, no quiero ser grosero o presionar, pero hoy será un día ocupado—

—Tienes razón. — Contesta mi primo, para luego indicarme que lo siga de vuelta al auto para entregarme mi maleta —Debo irme ya Ariana, pero vendré para ver tu progreso una vez a la semana y para informarte si encontramos algo relevante con respecto a lo de Daniel... De verdad lamento tener que alejarte de todos...— comienza, pero se interrumpe en cuanto yo, haciendo a un lado todo el dolor que siento, lo jalo hacia mí y lo abrazo con fuerza.

—Lamento que hayas perdido a tu compañero Hobi— susurro, sabiendo que él ha tenido que ignorar su propia tristeza para actuar como lo hace un líder —; sé que ustedes eran como hermanos, y creo que no puedo imaginar la impotencia que has de estar sintiendo en este momento... la que sentiste cuando te enteraste de su muerte. Mi hermano confiaba ciegamente en ti, y yo también; si crees que esto es lo mejor... lo acepto. —

—Gracias. — Responde él, también en un susurro, para luego separarse de mí, mirarme con atención y sonreír ligeramente —Escucha, debes seguir todas las indicaciones que Seokjin te dé, es tu maestro ahora ¿Bien?— dice y yo asiento —Ok, entonces me voy ahora. Cuídate mucho, pequeña Ari. —

—Hazlo tú, y por favor, encuentra al maldito que le hizo eso a mi hermano—

—Te lo prometo. Da tu máximo esfuerzo— comenta, y luego de darme otro abrazo rápido, sube a su auto y se pone en marcha; es extraño, pero conforme más se aleja, más grande se hace la sensación de vacío que se instaló en mí desde que Daniel murió... Jamás creí que fuera posible sentirse tan sola en cuestión de segundos...

—Vamos Ariana— me llama Seokjin, por lo que yo solo me limito a limpiarme una lágrima de la mejilla, tomar mis cosas y seguir al chico hacia el interior de la casa.

***

—Bueno, ah... Esta es la sala, la cocina está por allá; lógicamente abunda la carne, pero generalmente hay de todo así que puedes tomar lo que necesites o preparar algo si te apetece. La sala de entrenamiento está al fondo y también hay una pequeña biblioteca...— Súbitamente, Seokjin se interrumpe y se gira para mirarme —Escucha no es mi intención que te sientas como una prisionera aquí, pero debo pedirte que para usar la sala de entrenamiento o la biblioteca me pidas permiso, solo en lo que me acostumbro a que estés aquí, esque...—

—Es tu territorio, lo entiendo— termino por él, y el muchacho solo se limita a asentir, para comenzar a caminar nuevamente y guiarme escaleras arriba.

—Mi habitación está al fondo del pasillo, comprenderás que definitivamente ese sitio está prohibido; el baño está justo en la otra dirección, y ésta— indica, abriendo una puerta que revela un cuarto bastante iluminado —, es tu habitación— continua, al tiempo que me hace una seña para que ingrese.

—Es linda— murmuro, mirando todo lo que está a mi alcance; la cama se encuentra pegada a la pared del fondo, justo al lado de un gran ventanal que permite que la luz del sol invada casi toda la habitación, y que además tiene vista hacia el bosque.

—Hoseok quería que te diera la habitación que está al lado de la mía, pero esa no tiene ventanas y sé que no te gustan los lugares oscuros o muy cerrados. —

—Gracias— comento, tratando de dedicarle una ligera sonrisa, pero es como si mis músculos faciales se hubieran olvidado de cómo sonreír.

—No es nada... Recuperé esto, creí que querrías tenerlo— contesta él, tendiéndome un collar, y yo no puedo evitar que un nuevo nudo crezca en mi garganta al darme cuenta de que es el camafeo de Daniel.

Lágrima de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora