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Ariana:

Abro ligeramente los ojos al escuchar la puerta de la habitación abrirse.

—Ariana— susurra Suga.

—¿Sí?—

—Tienes que bajar, los niños despertaron— responde, sonriendo ante el hecho de que he abierto los ojos por completo.

—¿Están todos bien?— pregunto y él asiente.

—Necesitan recuperar energía todavía, pero todos están bien, date prisa. — Apremia, para luego volverse a Jimin, que toma la sábana y se cubre hasta la cabeza —No seas llorón, anda, los niños recobraron la consciencia— repite, y su amigo asoma la cabeza por debajo de la manta.

—Hubieras comenzado por ahí— le espeta el pelinegro, aún adormilado —¿Qué hora es?—

—Las seis de la mañana. — Respondo luego de ver mi celular, para inmediatamente después dirigirme al baño a lavarme la cara; al salir, no puedo evitar detenerme al percatarme de que Suga me está viendo de una forma que no consigo interpretar, debe ser por la sudadera —Bueno, era obvio que me quedaría grande ¿No?— le suelto, provocando que él sonría ligeramente y niegue con la cabeza.

—Te ves bien— contesta con simpleza, para luego darse la media vuelta y salir de la habitación.

—El arroz que se estaba cociendo está a punto de salir...— canturrea Jimin mientras se pone su propia sudadera, pero se interrumpe en cuanto yo le doy un fuerte golpe en el brazo —¡Ay! ¡Yah! ¿Por qué la agresión? Solo estoy diciendo la verdad— protesta.

—Lo haces porque te encanta burlarte de mí— replico, poniendo los ojos en blanco y haciéndole una seña para que bajemos de una vez al área médica, maldición siento que estoy como una luz roja.

—Bueno, desde siempre te he dicho que me parece que Yoongi hyung y tú se ven bien, y luego de enterarme que de verdad se gustan me emociona mucho el pensar que finalmente estarán juntos. Hyung ha pasado por mucho y merece tener a alguien a su lado que lo quiera tanto como tú lo haces... Yo sé que tú jamás le harías daño— contesta con una expresión seria, que después de unos segundos se torna pícara —, he mantenido la promesa que te hice cuando fuiste a curarme después de que me convirtieran— comienza —. Ahora tú, cuando finalmente hyung se confiese, promete que me dirás cómo fue—

—Ah vamos, ni siquiera sabes cuándo va a suceder eso...— protesto, pero guardo silencio ante la mirada del pelinegro —Está bien, te lo debo por haber mantenido tu promesa—

—Esas jamás las rompo, solo estás aceptando decirme porque sabes que note dejaré en paz hasta que lo hagas— dice sonriendo.

—No voy a mentirte— respondo correspondiéndole el gesto, y dejando que un silencio cómodo se instale sobre ambos. Cuando llegamos a la entrada de la habitación de los niños, nos detenemos en seco para no chocar con el señor Lee.

—Buenos días, iré por algo de desayunar para los pacientes, ¿Les importaría ayudar a alimentarlos? Siguen bastante débiles como para sostener una cuchara, ni hablar de los palillos... aunque su forma de hablar ya es bastante fluida—

—Sin problemas jefe— respondo, luego de intercambiar una mirada con Jimin.

—Bien, enseguida regreso— contesta el hombre, y una vez que nosotros ingresamos al cuarto las miradas de los cinco niños se posan en mí.

—¿Más tranquilo ahora que la has visto?— le pregunta Suga a Deokhwa mientras lo ayuda a sentarse en la cama.

—Sí... Nos salvaste la vida... gracias— dice el castaño —, te debes estar preguntando cómo es que terminamos en tu casa— comienza, pero yo niego con la cabeza.

Lágrima de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora