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Dai:

Ladeo la cabeza al mismo tiempo en que observo la casa de Ariana con atención; todo está apagado, y no escucho ni un solo ruido además de la lluvia caer; lanzo un gruñido de emoción ante la perspectiva de al fin hacerla pagar por toda la humillación que me ha hecho pasar...

"Ya veremos quién es el novato aquí cuando me veas al filo de tu cama a punto de despedazarte..." pienso, pero apenas he dado un par de pasos hacia su puerta cuando un olor conocido me inunda la nariz con rapidez, y antes de poder hacer nada un licántropo con una marca roja en el rostro me toma por el cuello, me estampa contra una pared cercana y lanza un fuerte gruñido, que para suerte de ambos queda oculto por un trueno —¿Min?— inquiero desconcertado; no puedo entenderlo, es su olor, pero hay algo diferente...

—Qué inteligente— suelta, para después arrojarme hacia el otro lado de la calle. Él comienza a correr hacia a mí a toda velocidad para que no consiga levantarme, pero yo ruedo un poco hacia atrás y me pongo de pie justo a tiempo para sujetarle la muñeca e impedir que sus garras terminen en mi cuello.

—Perfecto... ¡Dos pájaros de un tiro!— exclamo entusiasmado, al tiempo en que le tuerzo el brazo por detrás de la espalda, ganándome un chillido de dolor de su parte, pero yo no me detengo hasta que lo someto y lo obligo a arrodillarse en el suelo —Fuiste un desperdicio Min, lo supe desde el principio, todos lo supimos. — Le digo con desprecio, acercándome un poco a su oreja —El plan del maestro fue estúpido, si él me hubiera enviado a mí por la chica en vez de a ti la maldita semilla ya sería nuestra...— continúo, pero me interrumpo en cuanto Min deja escapar una pequeña risa...

Suga:

—¿No te parece que hablas demasiado?— le suelto, para inmediatamente después girar la cabeza y morderle el hocico con fuerza; Dai me suelta y se aleja con brusquedad, causando que mis colmillos le desgarren la piel. Por mi parte, simplemente me pongo de pie y me yergo por completo, al tiempo que observo a mi oponente sujetarse el sitio de la herida con ambas manos, sin dejar de lazar gruñidos furiosos y de dolor; saboreo la sangre en mis colmillos —Me tienes harto Dai. — Digo, sin dejar de mirarlo directamente a los ojos —Y te he tenido paciencia; no hice nada cuando impregnaste a Ariana con tu asqueroso olor, ni hoy que la estabas matando con la mirada. Pero tendrás que pasar sobre mi cadáver si realmente quieres acercarte a ella esta noche. —

—¡¿Qué esperas entonces Min?!— me espeta Dai, que luego de lanzar un fuerte gruñido se pone a cuatro patas y comienza a correr hacia mí, al mismo tiempo en que yo hago lo mismo; un rayo ilumina nuestros cuerpos durante una fracción de segundo, abriéndole paso a un trueno, que se escucha justamente cuando ambos volvemos a pararnos en dos patas y damos inicio a una encarnizada pelea. Reprimo un par de chillidos de dolor al sentir las garras del japonés hundirse en mi piel, y al mismo tiempo siento una extraña satisfacción cuando las mías lo hacen en la suya. En el ambiente puede sentirse la furia de ambos; la violencia de la batalla crece con cada golpe, con cada mordida... Pero no solo eso, es evidente que Dai está cada vez más desesperado por vencerme, más desconcertado ante el hecho de que él, uno de los mejores reclutas del espectro, no puede con la persona que hasta hace una media hora llamó "un desperdicio". Llegados a un punto, el chico me lanza un zarpazo directo al rostro, que provoca que yo retroceda en mi afán de esquivarlo, y él aprovecha esa acción para echárseme encima y dirigir sus colmillos directo al lugar en donde el espectro me mordió hace más de un año, garantizándole así la victoria sobre mí, pero yo consigo sujetarlo por los hombros y, sin dudarlo ni un segundo, le muerdo la oreja con la fuerza suficiente como para arrancársela. Dai lanza un fuerte chillido de dolor y cae al suelo, pero antes de que pueda hacer algo lo tomo por el cuello y lo alzo en el aire, e ignorando el hecho de que me ha sujetado las muñecas con ambas manos y me está clavando las garras en un intento inútil de que lo suelte, lo observo con atención durante un momento; está perdido y lo sabe, todo lo que tengo que hacer es apretarle el cuello hasta romperle la tráquea y ya está, no más Tanaka Dai en este mundo. Sería de lo más sencillo... sin mencionar que si el chillido de hace un momento fue como música para mis oídos, ya quisiera saber qué se sentiría ver como la vida abandona sus ojos...

Lágrima de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora