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Ariana:

El corazón me duele al escuchar a Suga decir que es un monstruo, pero eso se ve inmediatamente apartado de mi mente en cuanto finalmente lo veo transformarse frente a mí; la impresión ha sido tanta que he retrocedido un par de pasos por mero acto reflejo, pero una vez superada la sorpresa, me tomo un momento para observar al gran hombre lobo que tengo frente a mí: Es prácticamente el doble de alto que cuando está bajo su forma humana, y si antes ya le había notado un aire increíblemente imponente, de esta forma simplemente destaca más; es un alfa en toda regla... Es verdaderamente impresionante. Al verlo agacharse con cierta inseguridad para tratar de no verse tan alto, reacciono y dejo escapar todo el aire que había estado conteniendo, para luego acercarme hacia él y poner una mano en su mejilla. Luego de mirarlo a los ojos durante un par de segundos, sonrío ligeramente.

—Sabía que habías sido tú el que me salvó aquella noche. — Le suelto, e inmediatamente lo envuelvo en un abrazo —Temía que jamás fueras a confiar en mí lo suficiente como para decírmelo...— continúo, pero me interrumpo al sentir los brazos de Suga rodearme con fuerza y atraerme un poco más hacia él; es extraño, pero lejos de sentirme incómoda o nerviosa ante la perspectiva de encontrarme dentro del agarre de un hombre lobo, me siento completamente a salvo... aunque ¿A quién engaño? Solo él puede proporcionarme esa sensación —Suga, no me importa que seas un licántropo, jamás me ha importado. — Murmuro en voz baja, y después de un momento en silencio noto que el chico que estoy abrazando está comenzando a disminuir su tamaño; está cambiando. En cuanto vuelve por completo a su forma humana, aumenta más la fuerza de su abrazo y luego de mantenernos así por un par de minutos más, se separa un poco de mí y me observa con ojos vidriosos.

—¿De verdad no te importa?— pregunta con voz apenas audible y yo niego con la cabeza.

—No. Nunca lo ha hecho— le reitero, esbozando una ligera sonrisa y limpiándole una lágrima con el pulgar.

—Tenía miedo de que te alejaras de mí al enterarte. —

—Ni en un millón de años. — Respondo con seguridad, y luego de observarme durante algunos segundos más, Suga se inclina hacia mí y posa sus labios sobre los míos, atrayéndome más hacia él y provocando que las clásicas "mariposas en el estómago" que sentía cada vez que nos encontrábamos cerca, revoloteen sin control alguno.

Suga:

Quizás fue un impulso provocado por la necesidad que mi parte lobo sentía de finalmente estar con la compañera que eligió... o tal vez simplemente quiero utilizar esa parte de mí como una excusa para justificar lo repentino de mis acciones... De cualquier forma, al escuchar la última frase salir de la boca de Ariana todo lo que comencé a sentir alcanzó tal grado de complejidad que no podía expresarlo con palabras. Al principio, al sentir el contacto de mis labios sobre los suyos, ella abrió los ojos al tope durante una fracción de segundo, para después cerrarlos y unirse a mí en un beso lento y suave, que después de un momento profundizo un poco; es casi como si sus labios estuvieran hechos para encajar con los míos a la perfección, y es que no solo son sus labios, es ella quien encaja conmigo a la perfección... Al sentir a Ariana colocar las manos sobre mi pecho, termino el beso y junto mi frente con la suya al mismo tiempo en que la miro directamente a los ojos, sonrío.

—¿Entonces no te importa tener de novio a un hombre lobo?— pregunto, provocando que ella suelte una pequeña risa.

—¿Te habría dejado besarme si me importara?— inquiere en voz baja y yo solo atino a ampliar mi sonrisa, al tiempo que la beso en la frente y vuelvo a abrazarla.

—Debo haber hecho algo muy bueno en mi vida pasada para tener semejante suerte en esta— comento, y a pesar de que ella tiene el rostro oculto en mi pecho, noto que ha sonreído; apenas ha alzado la vista para responder cuando yo vuelvo a hablar —Ahora dime, ¿Cómo es que te enteraste de lo que soy?—

Lágrima de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora