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Ariana:

Camino por el pasto, dejando que el aire despeine mi cabello.

"Huele a humedad, me pregunto si lloverá" pienso, y luego de pasar una lápida que parece puesta desde que se abrió el cementerio, me planto frente a la de mi hermano —Hola— digo en voz baja, al tiempo que me agacho para depositar un crisantemo de color lila; su flor favorita, pero frunzo el ceño al darme cuenta de que ya hay uno. Muevo la cabeza de un lado a otro, decidiendo dejar ese detalle para después y dejo la flor en el suelo —No pude dejarte uno de estos en tu funeral, lo lamento... ¿Se está bien en el más allá?— pregunto, y después de unos segundos suelto una pequeña risa —Espero que sí porque aquí todo es un desastre y mi único consuelo es que estás en un lugar mejor...— comienzo, pero me interrumpo al sentir que mi voz se quiebra —Yo... te extraño mucho ¿Sabes?— comento, limpiándome una lágrima de la mejilla y cerrando los ojos ante una ráfaga de viento un poco más intensa —Pero no debes preocuparte por mí... estoy bien. Jin me ha cuidado y enseñado mucho y yo... yo no estoy molesta contigo por haberte expuesto de esa forma tan descarada... ya no— continúo mientras asiento varias veces —¡Auch!— exclamo en cuanto siento algo golpear mi cabeza, y abro los ojos al tope al darme cuenta de que me cayó encima una pequeña rama del roble que le da sombra a la lápida; desconcertada, miro hacia arriba y arqueo las cejas al darme cuenta de que la copa del árbol se agita de forma suave, nada tan brusco como para tirar ramas; pero al agacharme para tomar a mi pequeño atacante de madera, me doy cuenta de que la ramita tiene un par de pequeñas bellotas en ella —Ay Dany...— murmuro, dejando que más lágrimas corran por mis mejillas al recordar que cuando éramos niños y Jaehwa nos llevaba al parque a pasar el rato, él y yo jugábamos a arrojarnos las bellotas que encontrábamos por el suelo —Gracias— murmuro, sujetando con firmeza la rama para no perderla, y posando una mano sobre la fría roca —... creo que jamás tuve oportunidad de decírtelo porque estúpidamente creí que teníamos tiempo de sobra... Pero gracias por todo lo que hiciste por mí desde que éramos niños; hiciste a un lado tu propio dolor por la muerte de nuestros padres para protegerme, y luego de otras tantas cosas te sacrificaste solo para mantenerme a salvo un poco más. Nunca pude retribuírtelo cuando estabas aquí, pero he venido para decirte que Hobi encontró a la persona que prácticamente te asesinó, y que yo lo maté, y que no dudé en hacerlo, y que tampoco siento remordimiento por ello y...— al percatarme de lo que estoy haciendo, sonrío ligeramente —Perdona, estoy hablando demasiado rápido ¿Cierto? Solo creí que te daría tranquilidad saber que el traidor ya no es un problema, y que te aliviaría saber que he aprendido a pensar con la cabeza fría y que me he vuelto muy fuerte— digo, llevando una mano hacia la zona en donde el pequeño frasco se encuentra oculto por mi blusa —. La realidad es que también vine para prometerte algo Dany; sin importar qué, voy a cuidar lo que me diste a toda costa, y pase lo que pase, por sobre todas las cosas, te prometo que voy a encontrar al espectro, y voy a acabar con él aunque me cueste mi propia vida...— al notar que alguien está detrás de mí, guardo silencio y me limito a enjugarme las lágrimas con el dorso de la mano mientras me pongo de pie —¿Cuánto tiempo llevas ahí?—

—El suficiente Ari. — Responde Hoseok acercándose un poco más y arrodillándose un momento frente a la lápida de mi hermano —Finalmente encontré a quien te hizo semejante bajeza Dany. Debiste ver a tu hermana, fue implacable; justo como dijiste que sería...— comienza, provocando que yo parpadee varias veces para no volver a llorar —Puedes estar tranquilo; cumpliré mi promesa, compañero. — Concluye, para luego sacar una cuchilla que tiene punta en ambos extremos y dejarla sobre la lápida —Era nuestra arma en común— explica, poniéndose de pie y mirándome con ojos vidriosos —; él estaría orgulloso de ti, puedes apostarlo—

—Hobi...— comienzo, pero en cuestión de segundos el castaño me envuelve en un abrazo, que yo correspondo de inmediato.

—Le hicimos un poco de justicia al fin, ¿Cierto?— inquiere y yo simplemente asiento.

Lágrima de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora