Me pase la mayor parte de la noche observando a Carla. Me preocupaba la fiebre, así que me levanté un par de veces y le miré la temperatura. Se movía bastante más de lo que estoy acostumbrada a ver. Dejaba caer algún gemido de dolor y algún que otro suspiro. Con sumo cuidado para que no se despertara, apoyaba un paño de agua fría sobre su frente, destapando la un poco y volviendo a mirar su temperatura. Cuando conseguí que le bajara, me tumbe de nuevo. Me pase la noche en duerme vela, despertando me cada vez que la escuchaba quejar se o moverse.
He pasado mala noche, no he conseguido descansar mucho, pero peor noche ha tenido que pasar María. Con los ojos medio cerrados y sin poder abrir los mucho, noté como se acercó unas cuantas veces a tomarme la temperatura y hacer que disminuyera mi temperatura corporal. Me senté en la cama para espabilarme y María abrió los ojos de golpe.
-¿Cómo estás? ¿Tienes fiebre? -Me dijo sobre saltada, medio dormida, con los ojos entre abiertos-.
-Buenos días mi amor. ¿Por que no descansas un poco? -Le dije mientras acariciaba su cara y su pelo-.
María cerro los ojos al instante, estaba muerta de sueño. Y me sabe fatal, que no haya dormido nada en toda la noche por estar pendiente de mi. Voy a preparar el desayuno, a ver como me apaño. Me levanté y lo primero que hice fui ir al baño. Cuando mis pies tocaron la calidez de la madera, sonreí. Agradecí estar bien, y rodeada de gente que me quiere. No hay nada más valioso que eso. Todo lo demás, es ruido. Me puse de pie y caminé hasta el baño, que esta dentro de la habitación. Y a pesar del dolor de cuerpo, en general me dolía todo, era peor que tener agujetas. Me encuentro bien, con ganas y sobre todo con energía. Ayer me vine un poco abajo pero hoy tengo la mente relajada, y como he dicho, estoy agradecida y feliz por lo que tengo. Me quité los apósitos con una sola mano, como pude. Y me impactó ver tantas heridas. Por suerte no ha sido profundo, y no creo que me quede mucha cicatriz, tengo que cuidar me bien, por eso. Rebusque por los cajones hasta que encontré una bolsa para poder taparme la mano entablillada. Tardé un buen rato en poder cubrirla, pero lo conseguí. Me metí en la ducha, le quité bastante presión a la alcachofa de la ducha y deje el agua correr sobre mi cuerpo.
Siempre he creído que las duchas tienen algo mágico. Cuando estás dormido te despiertan, cuando estás tenso.. te relajan. Cuando estás agobiado.. Se van las preocupaciones por el desagüe. Te complementan, te dan lo que necesitas en cada momento. Incluso te puede dar placer..Sola o en compañía. Pero casi siempre, tienen una conexión especial directa con tu cabeza. Te hacen cambiar el chip, y te limpian. Depuras y te devuelven las ganas. Después de dejar el agua correr y hacer esa reflexión, comencé a enjabonarme. Cada vez que me acerco con sumo cuidado y precisión a las heridas, una parte de mi se estremece. Limpio con cuidado la zona y la aclaró bien con agua. Acto seguido, enjabono el resto de mi cuerpo. -¿Y ahora como me enjabono el pelo? Eso no lo he pensado..- Me dije a mi misma-. María apareció para salvarme con una sonrisa.
-¿Me haces un hueco?-Dijo mientras se acercaba a la ducha completamente desnuda-.
-Tu no serás mi ángel de la guarda ¿No? Justo estaba pensando en como ingeniármelas para lavarme la cabeza-.
María sonrío y me beso. Me miro y me volvió a besar con cuidado.
-¿Te parezco un angelito? -Dijo poniendo cara de buena-
-No, eres más bien una diablesa, que es mucho más divertido.-Le dije acariciando su cuerpo-.
María comenzó a enjabonarse las piernas y yo me quedé hipnotizada. Luego fue subiendo, cubriendo de jabón todas las partes de su cuerpo. Por último su pecho.
-Que largo se me va hacer.. -Le dije mordiendo me el labio con picardía-.
María se reía a carcajadas.

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Cuestión de piel
RomanceHistoria de amor entre dos chicas. Viven al máximo todas las emociones de forma muy visceral. ¿Te atreverías a descubrir más? Sumérgete en este libro, cada capitulo te enganchará más.