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-Estamos llegando tia. -Me dice mientras disminuye la marcha-.

-¡Que pronto! Si aún quedan 15 minutos..Bueno es igual, me bajo ya, y la espero.

-Tía ¿y si te reconocen tus fans?-Me dice preocupada de dejarme ahí sola-.

-Pues nada, los saludo y ya esta, ¿Que voy hacer? Es lo que tiene salir a la calle corazón.

-Bueno, hacemos una cosa, mientras la esperas, yo me quedo en el vado en doble fila, en plan incógnito, por si me necesitas, ¿Vale?

-Vale.. aix, ven aquí dame un beso.. que haría yo sin ti amiga.

- Ay mi niña que se pone tierna, va tira, vas guapísima, y no tengas miedo, no sabes lo que pasará entre vosotras, solo sabes lo que puedes perder si dejas que el miedo te gane. ¡Suerte! Y mañana te llamo, y me lo cuentas todo eh.

-Claro, mañana hablamos, ¿Te vienes a comer a mi casa? Y nos ponemos al día. Ya veré que hago de comer. ¡Adiós reina mora! -Le grito por la ventanilla mientras cierro la puerta del coche-.

Ella como bien ha dicho, se iba a quedar en un vado cercano a mi, por si necesito me eche un cable, pero apenas me dio tiempo a nada, cuando vi que se paró un coche. Me acerco y al bajar la ventanilla escucho una voz que dice..

-Hola guapa, ¿Te llevo?- Me dijo en un intento de tono seductor que fue más bien cómico.

María estaba guapísima, por lo poco que podía deducir ya que no podía verle el look total, pero si la cara, estaba radiante, con una sonrisa que cruzaba toda su fina cara, y esos ojos tan grandes llenos de nobleza.

-Gracias por lo de guapa, le he robado un par de cosas a Juana.

-Pues tiene buen gusto, ¡Me encanta la camiseta!

-Hombre, la verdad es que si, pero lo que marca la diferencia es la percha.-Le dije entre risas-.

-Venga sube, no seas tímida, guiame.

Me subí al coche, sonaba una canción de Sabina, nos dimos dos besos, ella desprendía un olor especial, la mezcla de ese perfume, tan suyo, tan ella. Y lo ordenado y cuidado que estaba su coche, habla mucho de su personalidad, ella es una chica muy ordenada y meticulosa.

No parábamos de hablar de tonterías, de lo que habíamos hecho esa tarde, de que íbamos a pedir para cenar, en resumen, se todo un poco. El caso es que no nos faltó tema de conversación y no hubo silencios incómodos. Cada vez que la miraba notaba que ella se ponía algo nerviosa, pero nerviosa bien. Y ella aprovechaba cuando yo miraba miraba al frente para mirarme de reojo.

La guié hasta un parking cercano al restaurante. -Todo lo cercano que se puede aparcar en Madrid-.

Cuando la vi bajarse del coche, por un segundo, me quede hipnotizada. Iba con un pantalón y un jersey de cuello alto negro, y unos botines altos con algo de tacón, para rematar, un abrigo que le cubría casi entera de color marrón,que se puso sobre los hombros. Y un bolso de mano.

Cuando caminó hacía mi, era como si caminara a paso lento, ¡Estaba guapísima! Y derrochaba una sensualidad.. Digna de ella. De una mujer segura de si misma.

Voy a reconocer que con Carla, me pasa algo especial, siempre tenemos muy poco tiempo de hablar, y me genera una curiosidad enorme la energía que desprende. Cuando nos vemos, nos miramos, queremos estar cerca la una de la otra, y tenemos esa conexión que te deja con las ganas de querer saber más. Desde que la ví, no me la quito de la cabeza, y a mi manera, cada vez que ella sube un texto yo subo otro. A ver si así se da por aludida y me escribe.

El día llegó, me ha escrito. Y estoy que no pudo creerlo, finalmente vamos a tener una cita, o una reunión o yo que sé, llámalo X. Y estoy nerviosa.

Me he pasado la tarde pensando en que ponerme, y al final me he decantado por un look más casual, ya que no es una cita cita, imagínate que me pongo súper mona y doy el cante. Y si alguien tiene que cantar, que cante ella algo, bueno mejor no, que sino no podré dejar de mirarla.

De camino a recogerla, estaba nerviosa e inquieta. ¿Y si sale mal? ¿Y si me estoy haciendo ideas de algo absurdo?. Las típicas preguntas que todos nos hacemos cuando estamos nerviosos o muertos de miedo.

Llegué un poco antes de lo previsto, mi idea era observarla llegar y así poder mirarla sin que ella se diera cuenta, pero mi plan no resultó. Ella, que nunca llega puntual a ninguna entrevista.. ¡Había llegado pronto! Paré el coche cerca de ella y le pregunté que si la llevaba, era lo primero que le dije, relajándome por completo y dejando los miedos a un lado. Siendo yo. Cuando se subió al coche, lo primero que pude ver era su sonrisa pícara. Siempre sonríe, y eso es algo que me encanta de ella. Lo segundo, su olor, cuando se acerco a darme dos besos, me impregnó el olor de su pelo, mezclado con su perfume, tan reconocible, y eso que solo la he visto un par de veces, pero ese olor, ese olor no lo olvido

Aparqué el coche, y me acerque hacía ella, ella me miraba con descaro, se quedo hipnotizada, y yo me acerque al ver que se quedo inmóvil esperando mi llegada.

¡Que guapa estaba! Y que look más rockero, y como le favorecía. Ella sabía que estaba guapísima, es una mujer empoderada y muy segura de si misma, lo que la hace increíblemente atractiva. Desprende magia.

Caminamos hasta el restaurante, no fueron más de diez minutos andando. Al llegar, en la puerta nos recibió Toni, el dueño del local.

-¡Hombre Carla ! Que alegría verte cariño. -Exclamó Toni mientras me abrazaba con fuerza-.

-Pasar, pasar, no os quedéis ahí. Julio, ponle a las señoritas dos copitas de vino tinto mientras le preparo una mesa. -Dijo Toni a uno de sus camareros-.

Nos sentamos a tomarnos esa copita. Cuando nos quisimos dar cuenta no habían pasado ni cinco minutos que ya teníamos un reservado en la parte de arriba del restaurante. Un poco alejado de los focos y la gente. La mesa estaba en una esquina con vistas a una cristalera enorme que dejaba entre ver las sombras de los focos que apuntaban hacía aquel patio, y un biombo alrededor de la mesa que nos daba cierta intimidad, para poder sentirnos cómodas sin ser reconocidas, lo que haría que estuviéramos más relajadas.

-Jolines Carla, si llego a saber que me traes a este sitio tan bonito, hubiera elegido otro tipo de ropa..

-Pero que dices ¡Si estás guapísima! -Le exclame mientras le cogía del brazo, para sentirla cerca-.

-Guapa si, pero inapropiada también, ¿Por que te crees que nos han puesto en esta esquina? Para no destacar. -Me decía en tono de burla-.

-Tonterías, nos han puesto aquí para tener intimidad, eso de lo que nunca tenemos cuando nos cruzamos.

Se hizo el silencio unos segundos y nos fulminamos con la mirada. Saltaban chispas de esa conexión, a lo que María contestó..

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora