46

274 17 2
                                        


El taxi cambió la ruta, y nos llevo a casa de Alejandro. Se bajo y me abrió la puerta y me acercó su mano para ayudar me a salir. Le cogí y salí. Aprovecho esa técnica para pegarme a él de golpe. Me despegué de él y avancé hasta su puerta. Muerta de deseo. Entré en su casa, y me empotró con suavidad contra la pared. Besó mi cuello, y me subió la falda, me retorcí de placer al notar su entrepierna ardiendo. Nos besamos, le mordí el labio. Me sujeto de culo y me cogió en brazos, acabé con una pierna a cada lado de sus caderas y con nuestros sexos a la misma altura, en un roce constante. De camino a la cama me apoyó contra la pared, y me quito la camisa con brusquedad. Me tiró en la cama, le quité la ropa con prisa, y bajé mi mano a su entre pierna, dando le placer. Me quitó las bragas y me hizo estallar de placer con su lengua y sus manos, cuando estaba apunto de correrme, introdujo su miembro en mi y puse los ojos en blancos. Gemí como loca, sin pudor alguno y arañé su espalda con fuerza. Cambiaron las tornas y me senté encima de él y comencé a mover mis caderas, verle la cara de placer, me ponía mucho más cachonda. Terminó por ponerme de pie de nuevo, me folló con ganas contra la pared. Terminamos sudando. Sin querer, acabe dormida en su cama.

Salimos de la discoteca y me fui caminando, era incapaz de meter me un taxi. Necesitaba quemar esa energía de alguna manera. Les pedí que me dejaran sola y me fui. Camine un buen rato, seguía bastante borracha y me costaba pensar con claridad. Me paré en un bar a comprar agua, a ver si así conseguía bajar la borrachera. Entré en el primer bar que vi abierto, y fui directa a la barra. Me acerqué a la camarera y le pedí una botella. Me quede un buen rato mirando la desconcertada. Me sonaba mucho su cara. Ella se acerco y me habló.

-¿Te gusta lo que ves que no dejas de mirar? -Mientras me guiño un ojo-.

-Me suena mucho tu cara, y no consigo saber porque.. -Le contesté tímida-.

-Soy la camarera del otro día. La que no dejaba de mirarte y tu esquivabas mi mirada..

Al decirlo caí en la cuenta. Y cegada por el alcohol, y el despecho. Me deje llevar.

-¿Si? Pues no entiendo porqué fui tan tonta.. -Le dije dando le un sorbo a la botella-.

La camarera sonrió y limpió con un trapo la barra.

-¿Te pongo una copa? -Preguntó levantando una botella-.

-En realidad.. bueno, si. Porque no.. -Le contesté sonriendo-.

Me puso un gintonic. Y me lo preparo a un palmo de mis manos. Mientras miraba la copa, de fondo veía sus pechos. Ese escote en forma de corazón, dejaba ver la gran delantera que tenía.

-¿Me estás mirando las tetas descarada mente? -Si digo que no ¿Me creerás? -No-Pues si.

Sin darnos cuenta, empezamos a tontear. Hasta que se hizo la hora de cerrar. Ella salió de la barra y se acercó a mi. Se puso en mi espalda y me soplo la nuca. Me giré y avanzó hacía el otro lado de la barra, subiendo los taburetes. Estaba cerrando ya y solo quedaba yo y una pareja. La pareja no tardo mucho en irse. Cerró la puerta y puso el pestillo.

-Te voy a poner un chupito, bastante especial. No acepto un no por respuesta.

-Me quieres matar.. no puedo más ya..

-El último.. -Contestó sonriendo-.

Salto la barra, y cogió una botella y un vaso. Se acercó a mi, se puso tan cerca, que notar su pierna tan caliente cerca de la mía, me estaba poniendo nerviosa. Se puso el shot en el escote. Se acerco a mi y sujeto mis manos.

-¿Como quieres que lo coja si me coges las manos? -Le pregunté mordiendo me el labio-.

-Tendrás que usar la boca..-Contestó picara-.

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora