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-Dani, espera, ponla en el sofá, que en la cama es más difícil moverse.-Le dijo María acomodando los cojines-.

Dani me soltó ahí con cuidado, como quien deja reposar una bomba apunto de estallar.

-Mil gracias.. -. Les contesté a todos-. Si necesito algo os prometo que os lo diré.

Carla se apoyo en el sofá, casi tumbada por completo, y llena de cojines por todos lados.

-María, apuntate nuestros teléfonos.. -Me decía Toñi-. Cualquier cosa, por favor.. Llámame

-Lo haré, la mantendré informada, no se preocupe.

-Estoy tranquila de saber que estás aquí, estoy segura que cuidaras muy bien de ella.

-Por supuesto. -Le dije asintiendo-. Te mantendré informada de todo, no te preocupes.

-Muchas gracias hija. Mañana hablamos..-Me dijo mientras me abrazaba con cariño-.

Acompañé a todos a la puerta. Me despedí de todos y volví con Carla. Cuando llegué al sofá, ella miraba hacía un ventanal enorme. Encendí una lampara que había al lado del sofá y apagué el foco del techo, era bastante tarde, y quería crear ambiente. Ella estaba con la mano en su barbilla. Y los ojos vidriosos a punto de llorar. Me acerqué a ella y me puse de rodillas, cerca, para quedarme a la altura de su cara. La miré y me di cuenta de todo el dolor que estaba sintiendo. Tanto físico como emocional. Le acaricié la mejilla con dos dedos, y ella, al notar el contacto de mi mano, dejo caer una lagrima. Cerro sus ojos y apretó como pudo los labios. Yo seguía acariciando su cara, quitando le el flequillo de la cara, y mirando la. Ella intentaba contener las lágrimas.

-Mi amor.. Si necesitas llorar, llora. Estoy aquí y no me voy a ir.

Ella se abrazó a mi, apoyó su cabeza de lado sobre mi cuello. Podía notar como su corazón bombeaba con fuerza. Exhalo todo el aire que le quedaba, trago saliva y..

-Estoy muerta de miedo -Dijo Carla muy bajito-. Y rompió a llorar.

Me incorporé sin soltarla, y me apoyé en un hueco del sofá. Quedando ambas semi tumbadas. Mientras ella lloraba, yo me contenía las ganas de llorar. Al ritmo que le acariciaba la cara, y tocaba su pelo. Se acomodó y recostó su cabeza sobre mi pecho, yo acariciaba con cuidado su barbilla y su mandíbula.

-Es normal que tengas miedo, has tenido un accidente, has tenido que cancelar muchas cosas por un imprevisto. Pero no hay nada más importante ahora que, que estés bien, a salvo. -Le dije en un tono pausado y en calma.-

-También me da miedo que hayas dejado todo por cuidarme a mi.

-¿Por qué te da miedo? -Le pregunté calmada-.

-Por que estábamos en un momento muy bonito, hasta que esto lo complica todo.

-Amor, que ahora estés pasando por un mal momento sólo hace que quiera quedarme más cerca de ti. No pienso dejarte sola ¿Sabes? -Le dije riendo, para restarle seriedad-. No lo hace menos bonito. Lo hace más real.

-Pero ahora ni si quiera puedo echar un polvo. -Dijo entre lagrimas y risas-. Por no hablar de que ni si quiera tenemos una relación.. Como para que tengas que aguantar todo esto.

- No tenemos un relación, pero creo que ambas sabemos que, lo que estamos construyendo, no es solo sexo.

-Por mi parte no.. -Por la mía tampoco-.

-Lo que te pasa, es que te gusta ser independiente, y verte ahora sin fuerzas, te sientes desprotegida e insegura. Pero ¿Sabes una cosa?

-¿Qué?-Le dije a María mientras me limpiaba las lágrimas-.

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora