Cuestión de piel

12

Después de almorzar, me fui a dar una vuelta por el centro. Me apetecía perderme por las calles, entrar al mercado, respirar vida. Llevo días trabajando mucho y cuando regresé a Madrid me quedarán muchos días más. Así que me apetece desconectar y dedicarme un poco a mi. Ahora mismo estoy recorriendo el Puente de Isabel II. El sol acaricia mi rostro, sanando me el alma y llenándome de vida. Me he parado a observar a unos pescadores locales.

La vida esta llena de sorpresas si te paras detenidamente a mirarla, a empaparte de ella. Si eres capaz de alejar el ruido y concentrarte. Mientras miro a esos pescadores, hago un reflexión. ¿Por existe el miedo? ¿Por que te detiene y te frena? ¿Para evitarnos un daño?¿Que es un daño?. Por mi cabeza pasan un montón de situaciones cuando pienso en eso. El miedo esta bien, en su justa medida. Sentir miedo al peligro te hace estar alerta, pero sentir miedo a sentir. ¿Que te hace? ¿Te hace cobarde? No entiendo muy bien por que me siento tan atraída por Carla. Quiero decir, como puede ser que despierte tantas cosas en mi, para el poco tiempo que llevo conociéndola. Cuando estoy con ella, sus manos me trasmiten paz. Su respiración me abraza. Me siento desnuda, como si mi cuerpo fuera un recipiente de cristal. No me da miedo cometer errores, me inspira a sacar mi versión mejor, sin miedo. El resumen de porque me trasmite tanta paz es quizás por que puedo ser yo. Sin pretextos ni apariencias. Porque me miro y me veo reflejada en sus ojos. Con su mirada noble y su inmenso corazón me encandila.

Después de hacer esa introspección hacía mi misma, decido seguir caminando. Al girar la esquina, veo una tienda de guitaras y el instinto me incita a entrar. Al entrar el olor a madera invade mis sentidos, empiezo a mirar las guitarras y una en particular me hace pensar en Carla. Así que decido comprarla. Al salir de ahí volví a casa de Lucas para dejar la.

Era casi medio día cuando llamé a María, he pasado la mañana haciendo cosas y no he tenido tiempo para llamarla antes.

-¡Hola amor! He soñado contigo

-¿Así? ¿Que has soñado? -Me preguntó curiosa-.

-Llevabas un camisón negro de seda y te acercabas a mi..

-No fue un sueño. Fue real amor

-¿Si? Pues se me ha hecho demasiado corto. Me muero de ganas de verte

-Esta noche no hagas planes con nadie. Tengo una sorpresa para ti..

-Dime que llevarás puesto ese camisón..-Le dije suspirando-.

-Puede.. Estate lista a las 21h, luego te doy más datos.

-¿No me vas a contar nada más? Me puede la curiosidad, no me dejes así

-Es una sorpresa. Tu y yo tenemos una cita hoy.

Así fue como María me tuvo nerviosa todo el día, no estoy muy acostumbrada a que la gente me sorprenda. Después de comer con mis hermanos y algunos viejos amigos, me volví al hotel. Me senté en la cama a componer y tocar. Nada me relaja más que tocar la guitarra, es como una extensión de la mano. Cuando se acercó la hora me metí en la ducha, estaba excitada y nerviosa, no sabía a lo que iba. Ni donde. Puse más empeño en arreglarme que de costumbre, y eso que soy bastante coqueta. Así que decidí llamar a mi maquilladora, para que aparte de maquillarme, me peinara. Cuando llegó Sara  la habitación se quedó un poco parada, pues no entendía para que me quería arreglar tanto si el show era dentro de un par de días. Le expliqué que tengo una cita.

Una cita de las de verdad, con todas las letras. Así que la ocasión lo merecía. Sara lo primero que me preguntó era por la vestimenta.

-Que te vas a poner?

-Pues he pensando en ponerme este vestido -Le dije enseñándole el vestido-. El vestido es como una especie de quimono cruzado en el escote, largo hasta los pies casi y con un par de rajas a cada lado de las piernas. Con un estampado muy japones de flores, rojas,blancas y algo de negro. Unos tacones altos y un collar grande junto con los anillos. ¿Que te parece tía?