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Como os comenté,ayer fue imposible subir cap. Hoy, 29 y 30. 


Nos pusimos lo primero que pillamos para sacar a los niños, a primera hora siempre los saco cerca de casa, para que hagan sus cosillas en un pequeño parque, luego volvemos a casa desayunamos, y ya les doy un paseo más largo. Así lo hicimos, después de desayunar, nos bajamos a la playa. Tengo la gran suerte de tener la muy cerca de casa, a escasos metros, y al ser una urbanización privada no suele haber muchos coches. Por lo que los llevo sueltos por la acera. Son muy obedientes, aun que Totty es más aventurero y le gusta alejarse algo más, pero lo llamo un par de veces, y después de hacerse de rogar viene. Al llegar a la playa, no había nadie. Eran a penas las 9 de la mañana. Y no es una playa muy transitada, ni en invierno ni en verano. Jugamos con ellos y le tiramos piedras para que corrieran y desfogaran. Nos sentamos María y yo en la arena y compartíamos reflexiones y nos poníamos al día de todo lo que habíamos hecho estos días separadas.

-¿Que me miras con esa carita?

-A ti.. estás preciosa con el sol en la cara -Contestó María-.

Mire a mi alrededor, no visualizaba a nadie en kilómetros, así que me acerqué a ella y le di un beso rápido.

Pasamos un rato jugando con los perros y disfrutando de las vistas y la buena compañía. Al volver a casa, nos pusimos almorzar en el jardín. Puse música y preparamos el desayuno entre risas, cantes y bailes. Empezando el día con súper buen humor.

Me puse justo detrás de Carla, y empecé a mover mis caderas contra las suyas. Le di un par de vueltas hasta que la pegué a mi y apoye mi frente contra la suya, al ritmo de la música, movíamos nuestros cuerpos casi al compás. Carla se mordía el labio y me miraba. Conteniendo se las ganas de besarme, yo la provocaba cada vez más, buscando sus labios. Ella entre risas los esquivaba. Jugando un poco, con la paciencia de la otra. Hasta que con mi cuerpo la lleve hasta la encimera y la besé con ganas, sujetando su cara.

- ¡Joder que ganas tenía de besarte! -Exclamé con un gemido-.

La velocidad de movimientos y de caricias, iba en aumento. Así como las pulsaciones y la respiración.

María me cogió del culo y me mordió el labio, me aparte lo justo para poder mirar su cada, llena de deseo y me empecé a reír.

-Para.. para.. que se nos van a quemar las tostadas. -Le dije acariciando me los labios.-

-Podemos desayunar más tarde.. -Decía besando me el cuello con sutil delicadeza-.

Yo no sabía como decirle, que ya estaba incumpliendo lo que me dijo el médico hace unos días, pero no besarla no era una opción viable. Mis labios van solos a los suyos, casi sin que me de tiempo a pensarlo. Pero me escabullí de esa tentación, no por falta de ganas, que ganas me sobraban, sino, por intentar hacerle caso al doctor y dejar que el labio cicatrice bien. Así que cuando conseguí tener la fuerza de voluntad suficiente, me fui a quitar el pan de la tostadora. De reojo veía como María me miraba, con esa mirada tan penetrante, y jugaba con su mano. Acariciando sus labios. Me concentré en las tostadas, para evitar caer en la tentación y sucumbir a mis deseos. Ella se volvió acercar a mi por detrás. Sin decir nada, puso sus manos en mis caderas, y las fue subiendo lentamente por todo mi torso. Acercó su boca a mi oreja. Yo cerré los ojos y reí nerviosa. A la vez que llegaba a la altura de mis pechos, mientras los agarraba con ambas manos, cubriendo toda sus manos con ellos me susurró..

-¿Estás segura que no quieres..? -Dijo mordiendo me el lóbulo-.

Tragué saliva y cerré los ojos. Me deje llevar por sus besos en mi cuello.. y sonreí. María estiró el brazo hasta alcanzar el enchufe y desconecto la tostadora. Me di la vuelta y la besé con unas ganas locas. Le quité la camiseta con fuerza y la pegué a mi cuerpo. Caminamos a trompicones apoyando nos por las paredes, hasta el sofá. Y ahí hicimos el amor con pasión y deseo. Al terminar, noté como me sangraba un poco el labio y corrí hasta el baño de golpe.

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora