65

266 20 0
                                        


Me preparé, le preparé la ropa a Carla y le deje una nota.

"Tienes que ponerte estos tejanos, estas botas y este jersey. Es una sorpresa"

Tras hablar con mi madre, y solucionar la pataleta de ayer, me fui a vestir. Encontré una nota con la letra de María. Sonreí. A pesar de que siempre lo pago con ella, no se rinde. Me vestí y bajé, María estaba desayunando, sin mediar palabra me acerqué a ella, le sujeté la cara con ambas manos y tras su cara de desconcierto, la besé con pasión. Junte mi frente con la suya y le di las gracias.

-Toñi, nos vamos ya.. Volveremos tarde..-Dijo María abrazando a mi madre-.

Mientras conduzco, Carla me cuenta que se agobió un poco ayer, pero que no le pasa nada. Simplemente, necesitaba su momento. Le dije que no se tenía que justificar, que lo entendía a la perfección. Llegamos a una especie de granja. Dejamos el coche algo retirado de la entrada de esta, y caminamos por un camino de tierra, con vistas a un prado verde. A lo lejos pude ver algunos animales.. entre ellos, caballos.

-¿¡Vamos a montar a caballo!? -Pregunté entusiasmada-.

-Puede ser.. -Dijo robando me un beso-.

Nos acercamos a un hombre, que resultó ser el que nos iba a ensañar a montar. Nos dio una clase privada sobre la monta, y tras enseñanos los caballos, empezamos con la clase práctica. Empezamos montando algo nerviosas, al menos yo. Pero al relajarnos, disfrutamos del camino.

-Como se mueve esto..-Dije riendo-.

-Pues preparate, por que os voy a e enseñar a galopar.-Dijo sonriendo-.

María y yo cruzamos miradas, como dos crías, nos pareció gracioso el chiste fácil.

-¿Cómo se te ha ocurrido esta brillante idea? -Pregunté a María-.

-Pues mira.. ayer te vi súper agobiada,y pensé que lo mejor que podías hacer con toda esa energía, era quemar la. Así que me puse a pensar en algo con lo que pudiéramos quemar adrenalina, y que no nos ponga en riesgo, que tenemos un bebé que criar..-Contestó riendo-. Así que galopar, y sentir la fuerza del animal, es algo espectacular y único, y bastante estimulante. Y aquí estamos.

Me puse a su lado y le di la mano. El monitor nos sacó pidió el teléfono para sacar nos una foto, y se lo dejamos. Nos sacó varias, a cuál más bonita. Llegamos al rio y nos bajamos de los caballos a descansar. Otra de las sorpresas, era un picnic, en medio de la nada más absoluta.

-Muchas gracias..-Le susurré al oído-. -¿Por qué? ¿Por montar a caballo?

-No solo por montar a caballo, por tener esa paciencia de dejar me mi espacio, de entender me, de cuidar me como lo haces. Jamás me han cuidado tanto.. es todo tan bueno y bonito que asusta, a ver si me va a pasar algo..-Dije riendo-.

-Calla, calla.. ¿Que te va a pasar? ¿Que te des cuenta que no puedes vivir sin mi? -Contestó vanidosa-.

-Eso ya lo sé, ni quiero, ni puedo. Ya sabes que a mi eso del matrimonio me da un poco de alergia, no creo que unos papeles signifiquen nada, lo importante es mirar te a los ojos y ver que eres el amor de mi vida, y con quien quiero caminar al lado, el resto de mi vida.

-Que romántico.. ¿Me olvido entonces de que saques un día un anillo no? -Si.-

Nos reímos y volvimos a los caballos, ahora venía la descarga de adrenalina. Lo que llevo esperando todo el viaje. Nos enseñó donde agarrar nos y contó hasta tres. Pasamos del trote al galope en cuestión de segundos. El corazón se me iba a salir del pecho, notar la potencia entre mis piernas, de algo tan puro, tan noble, como es el caballo, me volvió loca.

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora