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Los días al lado de ella, son especiales. Hace meses que estamos buscando una casa, para irnos a vivir juntas, aquí en Madrid. Mi casa de Málaga no la vamos a vender, será nuestra segunda residencia. Pero al final, es tontería que las dos estemos viviendo en Madrid, en dos casas diferentes. Hoy hemos visitado una casa preciosa, tanto a ella como a mi, nos ha dejado mudas. Algo alejada, con mucha privacidad, ya que hay pocos vecinos en la urbanización. De estilo moderno, con ventanales enormes y orientada al sur. Sol todo el día. El comedor y la cocina están unidos, chimenea, isla en la cocina muy muy grande, cuatro habitaciones y cuatro baños. La habitación de matrimonio, tiene un vestidor enorme. Por enorme, quiero decir que a pesar de toda la ropa que ambas tenemos, no lo llenamos. Con muchos armarios, espejos muy bien iluminados y un sofá de cuero blanco precioso, para ver como tu chica se cambia mil veces de ropa.

Un baño suite, con una ducha de cristal que ocupa toda la pared y una bañera muy larga, debajo de la ventana. Dos picas y una encimera muy amplia. El espejo anti vaho, con luces led por detrás. Los detalles de la iluminación me encantaron. Ya que puedes poner luz tenue en la ducha e ir jugando con la densidad de esta. En el dormitorio, un ventanal enorme con puertas francesas que dan a la terraza. Donde puedes ver toda la casa.

-Carla, me encanta.. ya me imagino despertando me, a tu lado, todos los días..-Decía María sin contener la alegría-.

-Sin duda, es mi favorita.¡Me gusta todo de esta casa! Y lo que más me gusta es que la podemos decorar a nuestro gusto.

-¿La compramos? -Si-.

Firmamos los contratos. Pasaron unos días y nos entregaron las llaves. En cuanto tuvimos las llaves, fuimos directas a nuestro nuevo hogar, aún vacío,pero lleno de amor, ganas e ilusión, por esta nueva etapa.

-No me puedo creer que sea nuestra.. -Le dije abrazada a su cuello-.

-Ni yo mi amor, ni yo. Estoy deseando decorarla.

Entramos dentro y recorrimos las estancias varias veces. Comentábamos que cosas íbamos a rescatar de nuestras casas y que cosas compraríamos nuevas. Estábamos súper emocionadas de empezar a decorar cuanto antes.

Fui al coche y saqué una cesta de picnic que había preparado sin que María se diera cuenta. Tire una toalla enorme en el suelo del jardín y saqué la botella de vino y vasos de plástico. Abrí el queso y lo puse en un plato de plástico. Todo muy campestre, ya que no había otra forma, el cristal se puede romper. Volví corriendo a buscarla y le tape los ojos con la mano. Me coloqué detrás de ella y abrazándola la guie hasta la sorpresa.

-¡No puedes mirar eh! No hagas trampas...-Le dije riendo-.

- ¡Te juro que no veo nada! Seguro que me caigo ¡Ay! -No te caes, confiá en mi-.

La puse delante, y le quite las manos de los ojos.

-Ya los puedes abrir..-Le dije besando su cuello-.

-¡Mi amor! -Contestó tapando se la boca-. -¡Queda inaugurada nuestra primera cena, en nuestra nueva casa!-.

-No me lo esperaba.. es súper romántico..

Nos sentamos a beber vino y comer queso.

-¿Que te parecen los vasos? -Le dije riendo-. -Me parece perfecto, el mejor vino que he probado nunca.-

-Mi vida, pues pocos has probado.. -Le contesté-.

-Lo digo por el detalle.. lista.. -Contestó riendo-. Se acercó y me beso. -Que guapa que eres..-.

-Oye.. se me están ocurriendo diferentes formas de "estrenar el hogar" -Dijo María mirando me lascivamente-.

-¿si? ¿Como por ejemplo..?

-Como por ejemplo.. se me ha ocurrido darte muchos besitos, subida en la isla de la cocina.. Asi, lo primero que se me ha ocurrido.. -Contestó mordiendo mi labio-.

Comencé a reír antes de poder emitir respuesta, ella tenía sus manos sobre mi culo, y se tiro hacía atrás. Posicionando me encima de ella. Nos besamos de nuevo y le contesté.

-¿Vamos dentro y dejamos volar la imaginación?

-O la ropa.. -Contestó con picardía-.

Aligeramos el paso hasta llegar a la cocina y ahí nos cogimos con ganas. Nos besamos velozmente y nos desnudamos conforme íbamos acercándonos más aquella isla. Colé mis manos por dentro del pantalón de María y le mordí el labio.

-Joder.. Ven aquí -Dijo trayendo mis caderas hasta ella-.

-Me encanta cuando te impacientas.. -Le susurré en los labios-.

Comencé a darle placer con mis dedos, después con mi boca.

-No te corras todavía -Le dije mordiendo su cuello-.

-Me lo pones muy.. di..difícil..-Contestó entre gemidos-.

La impulsé para que se subiera encima de la isla y mordí su ingle. Jugué a impacientara y luego la hice morir de placer.

-Cómo te gusta hacer me sufrir..

-¿Ha correrte lo llamas tú sufrir? Yo lo llamo gozar. -Contesté entre risa sobre sus labios-.

-Te toca sufrir, mi amor. -Dijo mordiendo mi labio con fuerza-.

Me hizo sufrir varias veces, llegando al limite de mi paciencia. Mi cuerpo le rogaba que no dejara de hacerlo, y mis manos arañaban con suavidad su espalda, pidiendo le más.

-María, basta que se me doblan las piernas.. -Le dije agotada, entre gemidos y sonrisas-.

-Es que me pone tanto verte disfrutar, que no puedo parar.. -Contestó besando mis pechos de forma cariñosa-.

Recogimos la ropa, que estaba toda desordenada por el suelo y nos vestimos entre risas y besos. Nos subimos al coche y nos fuimos de compras. Nos volvimos locas y acabamos gastando más de lo que debíamos. Pero merecía la pena, porque todo era tan bonito. Plantas, decoración, muebles, sillones y sofás, espejos, menajes de cocina.. ¡De todo! Nuestras respectivas casas, las alquilamos. Teníamos que dejar las libres, en una semana. Así que nos metimos de lleno hacer la mudanza. Nos separamos y nos fuimos cada una a su casa. A empaquetar todo. 

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora