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Mía

—Me aplastas como sigas así.—murmura Hugo en mi oído haciéndome bufar.

—¿No quieres que te dé abrazitos?—pregunto levantado la cabeza de su pecho poniendo cara de penita.

—Yo quiero que me des mil abracitos , pero te vas a hacer daño en el pie.—niego rotundamente y vuelvo a usar a Hugo de almohada.—Te huele tan bien el pelo , he estado oliendo a coco toda la noche.

—Me huele como siempre , lo que pasa que hace mucho que no duermes conmigo y entre eso y que le echo mi colonia de coco a la cama te habrás quedado flipando , un poco más de coco y te colocas.—lo último lo digo bromeando y llevándome una palmada en la espalda por eso.—¡Hugo!

—¿Tú me puedes aplastar y yo no puedo darte muestras de cariños?

—¿Dar una palmada en la espalda es una muestra de cariño?—cuestiono , aunque ya tenía un no por respuesta fijo en mi cabeza.

—No.—responde.—Pero esto sí.—las piernas de Hugo rodean mi cintura y sus brazos me aplastan con mucha fuerza causando mis cosquillas.

—Para...—logro gesticular entre la risa que eso me causaba.—Huguito...—vuelvo a hablar entre risas.—Beb...—a mitad de la palabra me callo rápidamente cohibida por lo que estaba apunto de decir.

Hugo agarra mi cara entre sus brazos y me mira sonriente y travieso.
Sus ojitos azules están más felices que ayer y eso me hace feliz, me dolió que se sintiera así de mal por Aurora , pero supongo que era normal , al fin y al cabo le había dado falsas ilusiones , pero ahora sus ojitos están mejor y llenos de felicidad , aunque un poco de sueño también tenían.

—¿Cómo me ibas a decir?

—Es un secreto.—respondo con cachondeo dejando que él juegue con mis mofletes y mi sonrisa tonta.

—¿Qué ibas a decir? ¿Beber?—sé que sabe perfectamente lo que estaba apunto de decir y que sólo lo hace para hacerme decirlo por mucho que él lo sepa ya.—Dímelo , venga , bichito. 

—Iba a decir bebé, pero porque se me ha escapado.—no me da tiempo a decir nada más porque Hugo suelta mi cara y de un momento a otro me está abrazando de nuevo como si no hubiera un mañana.

—Si es que eres mu pequeña.

—Mi madre dice eso siempre.

—Es que tu madre es una buena andaluza , bebé.

—¡Hugo!—me quejo avergonzada haciéndole reír.

—Perdón...bebé.—repite con cachondeo por mi vergüenza.

—Mira ya.—digo apartándome de él y poniéndome en el lado de la pared.—Quedan diez minutos para que toque la alarma , lo mejor será que estés callado si no quieres que te dé con la muleta.—amenazo con poca seriedad y entre sonrisas.

—Para darme con la muleta tienes primero que pasar por encima de mí y si te pones encima de mí lo único que va a haber son abrazos.—ruedo los ojos y me muevo poniendome mirando a la pared , aunque no lo hacía por lo que decía , si no porque aún me daba vergüenza el "bebé".

A Hugo le da igual mi vergüenza pues se pega a mí abrazandome por la cintura.

—Hoy me vas a dejar la colonia de coco.

(...)

—Pollitooo.—voy hacia Gerard cojeando  , por fin sin muleta , al contrario que Sam que al ser la rodilla aún tenía que llevarla , él ríe y le abrazo justo al lado de la tostadora.—¿Me has echado de menos esta noche?

Mía | OT2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora