Mía
—¡Jujiti! ¿A qué hora es el repaso de gala?—sentada en la cama soy capaz de decirle eso a Anaju que ya había salido y entrado un par de veces de la habitación.
La noche había sido regulera , me la había pasado soñando cosas malas , entre todo lo que había pasado y los nervios porque Noemí me había dicho que empezaban a producir mi single había sido un matojo de nervios.
—No hay , supongo que como ayer los profes estuvieron presentes no hace falta.—la respuesta de Anaju me sorprende , ¿entonces para que ponían el despertador a esta hora? Si por las mañanas solo teníamos eso que hacer.
Me paso las manos por la cara cansada , ayer nos acostamos muy tarde entre la gala y la charleta nocturna y ahora cualquiera se levantaba.
—¿Te vas?
—Van a quitar el desayuno y tú no estás levantado para guardarme un aguacate y hacerme la tostada con zumo .—respondo mirando al rubio que está tumbado con los ojos cerrados y las manos en la cara.—¿Quieres algo?
—Que te quedes.—ruedo los ojos riendo y niego , aunque él no me puede ver porque tiene los ojos cerrados.
—¿Una tostada con aguacate?
—Un beso.—ruedo los ojos de nuevo y él ríe ahora con los ojos abiertos.—¿Un abrazo al menos?
—Como me acueste a darte un abrazo me duermo , que no he dormido nada.—le aviso y entonces él , inteligente , es quien se levanta a abrazarme por la espalda mientras que me coloco las zapatillas.—Sin embargo tú has dormido como un tronco , creo que has superado roncando a Flavio.
—Yo no ronco , rubita.—su cabeza cae en mi hombro y yo niego.
—No , tú haces ruidos de animales dormido , no te digo.
—La madre que te parió.—suelto una risa por lo que dice , me doy la vuelta y dejo un beso en su mejilla que solo iba a ser uno , pero sus manos van a mi cintura y su cabeza se mete en mi cuello como si fuera el mejor escondite del mundo y como si sus besos en él fuera el pago por estar ahí.
—¿Me dejas irme?—pregunto casi pidiendo permiso , pero lo único que consigo son sus manos más agarradas a mí cintura.
Los besos de Hugo en el cuello son como una droga buena , es decir , de esas que te da el médico cuando estás malo para ponerte bueno , pues igual , podías tener una noche de mierda que viene Hugo , te da un par de besos y abrazo y estás cómo nueva.
—Huguito...Que quiero desayunar.
—Otra vez cortando el romanticismo.—río por la frase que también me dijo ayer.—Hazme una tostada , ya que tienes tanta prisita.—sus manos se zafan de mi cintura y hace un puchero al sacar su cabeza de mi cuello.—Y un zumo.
—Pero el de los zumos eres tú.—me quejo poniéndome en pie.
—Lo era cuando aún querías mimitos y no solo comerte una tostada.
—Los gustos cambian.—le digo cambiando hacia la salida.
—Pues a mí me sigues gustando como en el principio.
—¡Gustos malos tiene todo el mundo!
(...)
—¡Que aburrida estoy!—me quejo tirándome al sofá al lado de Sam.—Vamos a hacer algo.
—No creo que sea buena idea que vosotras dos hagáis algo para quitar el aburrimiento.—interviene Anaju mirándonos divertidas.