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Mía

Nunca había odiado más una alarma que la que ponen cuando toca Fitness.
Y si a eso le sumaba que en los brazos de Flavio se estaba sumamente agusto aún se agrandaba más el problema.

—¿Habéis dormido juntos?—me froto los ojos y miro a Samantha , asiento dispuesta a hablar pero ella sale disparada de la habitación.

—Buenos días a ti también , Samantha.—murmuro destapandome y a la vez haciéndolo con Flavio que se mueve y abre los ojos.—¿Sabes qué maravillosa cosa toca hoy? Sí , fitness.—el moreno se pasa por la cara la mano y suspira para volver a poner su cabeza sobre la almohada.

Yo , sin esperar nada de él , me levanto de la cama , pero siento una mano en mi brazo y en cuanto veo la sonrisa del moreno no me puedo resistir.

—¿No me das un abrazo?—hago un puchero pero finalmente me convence y acabo entre sus brazos.—Gracias por dormir conmigo.

—Jo , no me tienes que dar las gracias por eso.—respondo agitando las manos.

Dejo un beso en su mejilla algo sonoro y me pongo de pie , pero no me da mucho tiempo a recuperarme porque enseguida siento otro brazos rodearme , lo que pasa es que estos me levantan del suelo y empiezan a correr hacia fuera de la habitación.
Suelto un pequeño chillido y me agarro a él fuerte , no quería acabar en el suelo.

Nuestros destino final es los armarios , pero no me deja en el suelo , si no que me pone la espalda en la pared aún entre sus brazos y él se pone en frente mía.

—Ayer no me diste ni dos abrazos , uno como mucho.—su tono es de cachondeo y eso me gusta , no quería otra pelea como la de ayer con Flavio.

—Es que estuve liada , pero bueno, ¿te los puedo compensar hoy?—el rubio mira hacia otro lado como si estuviera pensando y niega.—Que malo eres.

—Es que no sé , lo de ayer fue de ayer , lo que puedes hacer es...

—¿Me prestas una sudadera tuya?—le interrumpo causando su risa por mí pasotismo hacia lo que dice.

—¿Me puedes dejar acabar , bichito?—hago un puchero y alargo mis brazos hacia él dándole un abrazo.

Dejo un par de besos en su mejilla , besos sonoros que me encantan dar y él sonríe contento y feliz.

—Me vas a volver loco.

—No , no , loco estabas tú ya de antes.—le contesto y él me mira fulminantemente y saca del armario  , no una sudadera , pero una camiseta blanca con una foto súper bonita por detrás que yo le había confesado que me flipaba.—¿En serio me vas a dejar esa?

—No , es para mí.—mi expresión de ilusión se cae cuando dice eso , así que me voy hacia mí armario , haciéndome la enfadada y antes de llegar la camiseta de Hugo está en mi cabeza , la ha lanzado y ahora parezco un fantasma—¡Gracias , has perdido la camiseta! ¡Ahora es mía!—salgo corriendo hacia el baño para vestirme antes de que Hugo , que refunfuña , me coja.

Ahora ya solo me quedaba quitarle el pijama de Harry Potter.

(...)

—Mira , Anne.—llamo a mi amiga , cojo el jersey de Gerard y lo levanto , ella se lleva las manos a la boca y ríe.—Creo que se ha encogido un pelín.—ambas nos miramos divertidas y entonces soltamos un montón de  carcajadas.—Creo que el pollito se va a enfadar.

—Vamos , vamos a enseñárselo.—Anne coge el jersey y yo voy detrás de ella hasta Gerard , que está en la cocina con casi todos los chicos.—Mira , ha sido Mía.—abro la boca por la traición de Anne y me excuso rápida.

Mía | OT2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora