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Mía

Cuando era pequeña siempre que me despertaba con dolor en los ojos es que tenía fiebre.
Recuerdo tener catarros y levantarme con la pregunta de "¿te duelen los ojos?" para ver si estaba bien o mal.
Hoy , por primera vez en mucho tiempo , el dolor no es por fiebre de un catarro , si no por llorar.

La última vez que lloré tanto que los ojos me dolían fue cuando mis padres se separaron , me daba un poco de miedo lo que podía venir a continuación.
De una forma u otra es lo mismo que me pasa ahora , no saber qué va a venir a continuación me agobia un poco , aunque por hoy lo único que venía era hacer entrevistas con Sam y comer pizza con ella mientras vemos Friends , o al menos en eso quedamos ayer a las cinco de la mañana cuando nos trajeron al hotel que justo está a cinco minutos de la academia , sí , nos quieren matar de la tristeza.

—Joder , ¿ya estás despierta?—froto mis ojos y suspiro como respuesta a la pregunta de la rubia.—¿Quieres una pastilla para el dolor de cabeza? Supongo que tendrás y yo me tomé una y ahora estoy bastante mejor.—asiento algo confundida por la sorprendente dureza de la chica.—Estoy un poco agobiada , tengo mil mensajes.

—No me recuerdes que vuelvo a tener móvil , por favor.—me quejo metiendo mi cara en la almohada.

Era demasiado.
Después de tanto tiempo alejada del mundo que te metan de nuevo en él como si nada se veía estresante. Pero además que todas esas personas que lo han vivido contigo no vivan esa vuelta a la realidad junto a ti es aún más horrible.

—¿Has visto el 24 hora?—pregunto sentándome en la cama y tratando de captar la atención de Sam que está pegada al móvil.

—No he querido...—responde por primera vez dejando el móvil.—¿Y si están llorando? O peor , ¿y si se lo están pasando mejor solos que con nosotras?

—Yo solo quiero ver qué Hugo esté bien...—le cuento.—Lo he visto llorar muy pocas veces y todas esas veces estaba destrozado realmente , ayer lloró y yo no quiero que esté mal su última semana , además , no hablemos de Flavio , el pobre también estaba horrible.

—Lo único que he visto es a Flavio en el piano llorando.—confiesa la rubia.—En Instagram.

—¿Dónde está mi móvil? Quiero hablar con mi madre , que ayer casi no me enteré de nada.—le pregunto a la rubia y hago referencia a ayer cuando hablamos con nuestra familia , pero realmente teníamos todos tal cansancios que no hicimos nada.

—Lo tienes ahí.—señala la mesilla.—Yo voy a ir a por el desayuno , ¿tú que quieres? Te aviso que yo voy a coger todo el dulce que haya , tengo demasiada depresión encima.

—Me apunto a ese plan.—le digo a la vez que camino y cojo el móvil.

Recuerdo que la vez que llegamos del confinamiento tenía muchos mensajes y sobre todo de gente a la que no tenía agregada , por suerte esta vez aunque tenía mayor cantidad de mensajes sabía de quienes eran.

Abro los ojos antes de pulsar el botón de "Mamá" recordando que ayer no pude ver a Gerard , aunque sí a Bruno , y suspiro , en vez de pulsar el botón de "mamá" busco en contactos a "Pollito" y llamo sin ninguna duda.

—¿Mía?

—¡Pollito!—chillo emocionada.—Te quiero.—suelto sin decir nada más.—Te he echado tanto de menos.

—Y yo a ti , te recordaba menos cariñosa , eso sí...

—Yo a ti , sin embargo , te veo igual de tonto.—confieso riendo.—Dejando de lado tus problemas de niño tontico , ¿en qué habitación del hotel estás?—pregunto con ansia y escucho su risa por mi tono de voz.

Mía | OT2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora