Destino Inesperado [Shadamy]

Capítulo 37

La noche había caído, y Rose estaba echada en la cama de su habitación; ella pensaba y analizaba todo lo que había sucedido en aquel día. Ya había tomado una decisión, y era más que obvia que iría a casa de Shadow, y besarlo con todas las ganas pese a que se encuentre cansada; esta era capaz de ir a verlo en esos momentos de la noche, pero no lo hacía por razones como la de su cansancio en esos instantes, y su inseguridad debido a que creía que su novio se encontraba molesto con ella, algo que es tonto pensar ya que debería ser ella quien esté molesta con él, pero por algo se le determinan como inseguridades.

Tan sólo habían pasado horas desde entonces, en donde había tenido una discusión con Shadow, y ya extrañaba verlo debido al problema que habían obtenido; aunque había otros días en donde no lo veía por buen tiempo, pero la diferencia era que allí ella sabía que todo estaba bien, mas no en este día.

Después de haber estado analizando todos sus pensamientos, el ruido de su teléfono se hace presente en esos instantes. Rose da un leve salto del susto estando aún echada en su cama, y luego sólo suspira con cansancio, antes de sentarse en el borde, y contestar a la llamada. ¿Hola?; habló Rose a través de la línea de comunicación, a lo que la voz de Rouge se hizo a escuchar; Rose se alivió al ver que no era Shadow quien llamaba.

—¡Amy! ¿Cómo has estado? Perdón si he interrumpido pero, ¿Ya estás durmiendo? —hablaba Rouge de manera rápida, haciendo reír a Amy.

—Estaba a punto de dormir, pero no te preocupes, Rouge. ¿Pasó algo? —respondió Rose amablemente.

—¡Sí! Mira, la otra semana me voy de viaje con mi novio por un buen tiempo, y quería decirte para salir en estos días, ¿qué dices? —informó Rouge.

—¿Qué hay de tu vestido?

—Ya veremos qué pasa, Amy, ¡el mundo no se acaba! —bromeó la murciélago, a lo que Rose rio—. ¿Qué dices? ¿Cuándo puedes?

—En tres días según mis vuelos. Sólo espero que no me trasladen a vuelos de largos trayectos como suelen hacerlo últimamente, haciendo que ya casi no me vea con Shadow otra vez. —explicó Rose soltando un suspiro demostrando lo exhausta que se siente.

Entonces, al otro lado de la línea, Rouge sólo se quedó callada en ese momento, y recordó el día en donde vio al novio de su amiga estar con otra chica. Rouge no sabía si decirle la verdad, pues no quería entrometerse en la relación de los erizos, pero tampoco quería ver a su amiga sufrir, sin saber que Rose ya lo sabe. Así que, Rouge, después de haberlo pensado bien, decidió en contarle aquel hecho, pero no en esos momentos.

—¡Claro! Entonces el Sábado, ¿Sí? Suena bien para mí. Además, tengo algo que contarte, Amy, pero te lo diré cuando nos veamos. —informó Rouge algo nerviosa.

—¿Bien? —dijo Rose con curiosidad—. ¿Podría invitar a Blaze? —preguntó.

—¡Por favor! ¡Invítala! Olvidé pedirle su código, supongo que tú sí lo tienes, ¿Verdad? —exclamó la murciélago.

—Sí. Yo me encargo de invitarla, ¿Sí? —ofreció Amy.

La murciélago de ojos turquesas agradeció ya que Blaze era mucho de su agrado; la consideraba su amiga, al igual que Rose con ellas dos. Tal vez Blaze era muy tímida y callada, y a veces suele ser seria, pero era muy sincera y buena persona con ellas.

Ambas se agradecieron entre sí, y se despidieron a través de la llamada; y luego colocaron los auriculares de sus teléfonos en su lugar. Rose se puso de pie, y se alejó de su cama para que, acto seguido, se dirija hacia el balcón de su habitación; de esta forma, se encuentra con la bonita vista de su jardín, y los árboles suyos y de sus vecinos los cuales eran muchos y muy bonitos. Pero de repente, esta se siente vigilada, algo que nunca había sentido anteriormente.