Capítulo 22

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Al llegar a la habitación, la joven Rose rió levemente al ver a su hermanita observando todo su alrededor, pensando en dónde colocará sus cosas. Cream salió de su pensamiento al escuchar a Amy toser apropósito. La conejita la miró sorprendida, pero también con confusión, y la eriza sólo se acercó a ella para decirle la verdad.

Con cuidado, la joven puso el teléfono en su cama, y se sentó al lado. Cream pensó que la joven quizá quería disfrutar su último momento en su habitación, así que prosiguió pensando en su futura habitación. "¡Cream!"; exclamó y llamó Rose, haciendo que la conejita le dé la cara otra vez, sólo que ahora con algo de curiosidad.

—¿Qué pasa, Amy?

—Lo que pasa, hermanita, es que no será necesario que pases tus cosas a la mía. —avisó Amy con una sonrisa victoriosa.

—¡Ah, ya veo! ¿Me darás tu habitación con todas tus cosas? —preguntó la conejita feliz.

—¡¿Qué?! ¡No! No me refería a eso, quiero decir que no es momento aún de dejar esta casa. —informó la eriza.

Al escuchar lo dicho, la conejita se sorprendió; exactamente ella no sabía a qué Amy intentaba darse a entender, pero poco a poco, aquellas palabras fueron tomando sentido alguno en su mente.

—¡Oh! Ya veo, entonces... ¿Aún estarás viviendo con nosotras? —complementó Cream, a lo que Rose asintió con una sonrisa—. ¡Genial! ¡Me alegra que aún dormirás al lado de mi habitación! —exclamó.

Con alegría, la conejita fue hacia su hermana, y la abrazó, y cuando se separó de tal acto, salió de allí, y fue a donde su mamá para ayudarla en la limpieza, dejando a la eriza Rose sola en su cuarto, observando con sorpresa su habitación.

Amy estaba sorprendida al ver que su habitación se mantenía limpia, pero no era por aquella razón, sino porque Vainilla era quien mantenía de esa manera aquel lugar en donde duerme su hija. Todo estaba sin polvo; su mesa, los obsequios que Shadow le ha estado regalando desde hace meses, sus cosas, absolutamente todo estaba libre de cualquier desorden y asquerosidad.

Eran las cinco de la tarde, y Amy pensó que debería llamar a su novio, Shadow, para poder decirle que mañana iría a las primeras horas para hablar mejor de la razón por la que no se irá a vivir junto a él. Rose se acercó hacia su velador después de haber tomado el teléfono, y colocó el aparato encima del velador; se veía muy bonito y elegante, a Amy le encantaba el color que su madre había escogido.

Esta se encontraba a punto de botar el otro teléfono con disco, pero no lo hizo al recordar que Shadow no tenía de los nuevos teléfonos, o quizá sí pueda haber comunicación entre ambos aparatos distintos; muchas dudas tenía Rose, y por lo tanto, sólo lo conservó hasta que sus dudas sean aclaradas por alguna noticia de la fábrica.

—¿Qué debería vestir para mañana? —se preguntó Amy a sí misma.

Como todo estaba limpio, Amy decidió buscar ropa en su cómoda color blanca. Lo primero que encontró fue una falda larga color rosa pastel, algo que le gustó, y lo escogió. Luego, esta fue capaz de encontrar un polo color verde pastel con cuello, y decidió que eso usaría para ir a visitar a su novio. Respecto a los zapatos, esta escogió unos lindos tacos blancos para su conjunto, y sonrió al ver que ya estaba lista para mañana, y avisarle a su pareja sobre lo que había pensado.

Las horas pasaron desde ese entonces, y Rose se encontraba escribiendo en una hoja algunas lindas palabras para Shadow, y como era de costumbre, esta le había echado perfume a la hoja. Esta se encontraba feliz haciendo aquel detalle bonito para su novio, pero de pronto, escuchó a su madre llamar desde la cocina. "¡Amy! ¡A cenar!"; gritó la señora mayor, y la joven Rose sólo se dispuso a guardar sus cosas.

Destino Inesperado [Shadamy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora