Destino Inesperado [Shadamy]

Capítulo 64

En el jardín trasero de la residencia de Shadow, se hallaba Amy junto al pequeño Silver Scott, Tails y la linda mascota de la familia Laika. Estaban teniendo un lindo momento entre sí ya que, como ya no había trabajo tanto para Amy y para Shadow, se tenía que aprovechar del tiempo libre con la familia. Es por ello que decidieron tomar unas deliciosas y dulces bebidas en el jardín para poder disfrutar de la agradable temperatura, la cual poco a poco se podía notar más cálida, pues el invierno ya se estaba alejando de la ciudad para dar comenzada a la época de verano.

Mientras que Amy y Silver cantaban Mr. Sandman acompañada de risas y carcajadas, Tails sólo observaba con una sonrisa en el rostro, y al mismo tiempo acariciaba el pelaje de Laika, la cual se hallaba con mucho calor debido al exceso pelaje que suelen tener la raza de los siberianos. Entonces, por más que Amy disfrutaba mucho de pasar el rato con los niños, extrañaba a su erizo negro, quien había estado ausente sólo por unas horas; Rose se hallaba muy sensible en aquellas semanas, y lo único que quería era estar al lado de Shadow para darle miles de besitos y abrazos.

Había pasado sólo un día después de la fiesta que Shadow y Amy organizaron por su bebé, y aunque Rose intente olvidar los dolores que ha estado sintiendo, no podía ya que forma parte de su preocupación. Shadow mandó a Amy pasar más tiempo con Silver y Tails para ser capaz de al menos olvidarse de aquella preocupación, y esperar a que la cita con Sally llegue ya. Pero, Amy también se sentía asustada por tener que esperar a una cita con Sally Bellota por más de una semana; cualquier cosa podría suceder en ese largo tiempo, y eso hacía a Amy entristecer.

—¿Les gustaría que prepare más limonada? —preguntó Amy viendo la jarra de vidrio ya vacía y sin líquido.

—¡Sí! ¡Por favor, Emmy! —pidió Silver Scott tiernamente.

—Sería una buena idea, señorita Amy; tal parece que el verano ya se acerca —comentó Tails con una sonrisa.

—Está bien, niños —dijo Rose poniéndose de pie—. Regreso pronto con más limonada —avisó, y se retiró.

Asimismo Amy se dirigió a la cocina, pero de repente, escuchó el teléfono sonar de forma escandalosa; recibir miles de llamadas a diario por parte de Vainilla y de las amigas de Amy se había vuelto parte de la rutina diaria de la tierna pareja de erizos. Así que, Rose, tras llegar a la sala, alza el auricular del teléfono ubicado en la mesa de apoyo, y se va a sentar en el mueble más cercano; por suerte, el cable espiral del teléfono era lo suficientemente largo para llegar a una buena distancia y estar cómodo.
Entonces, llegando Rose a sentarse, lleva el auricular en su oído, y se dispone a escuchar de quién se trata contestando: ¿Hola?

—Buen día, Amy. ¿Cómo has estado? —saludó Sally Bellota, dejando a una Amy sonriente.

—¡Hola, Sally! He estado... más o menos —respondió Rose.

—¡Oh! Bueno, llamaba para avisarte que adelantaré muchos días tu cita, ¿bien? —informó Sally.

—¡Claro! ¿Cuándo tendré que estar presente allá? —preguntó Amy feliz.