𝐿𝑖𝑏𝑎𝑟𝑑𝑜 𝐼𝑠𝑎𝑧𝑎 (La historia está siendo editada y teniendo algunos cambios entorno a los nombres de algunos personajes)
Libardo Isaza un chico de 17 años , que está apunto de graduarse, el es el típico chico inteligente , buen hijo , bue...
Me desperté y lo primero que vi fue a Libardo acostado a mi lado, la tv estaba prendida y él estaba profundamente dormido. Me levante con cuidado para no despertarlo apague la televisión y mire mi teléfono eran las 8:45 de la noche, salí del cuarto por algo de comer y bajando las escaleras me topé con Mae.
— Tienes una cara de dormido.— se burló ella.
—Me acabo de levantar no es obvio.— le dije serio.
— Uff pero que genio.— dijo ella mirándome con fastidio.
— Aún estás estudiando?.— cambie de tema.
— Si, por cierto me topé con Libardo hace unas hora que hace aquí?.
— No le digas a mamá.— dije abriendo los ojos y prácticamente suplicándole.
— Por Dios, me estás suplicando?.— dijo ella sorprendida.— Tranquilo yo no diré nada, estuve todo el día en mi cuarto.— dijo ella sonriendo y siguió subiendo las escaleras hasta perderse en el pasillo izquierdo. Me tranquilice al escuchar eso y baje a la cocina, me prepare un sándwich con huevo frito y hice uno también para Libardo, salí de la cocina y subí a las escaleras y en el pasillo vi a Libardo parado.
— Veo que te despertaste.— Lo miré.
— Un maldito trueno me asusto, creo que cayó un rayo afuera de tu habitación.— dijo el bostezando y sobando sus ojos.
— Eres un bebé para asustarte por los truenos?.— me acerqué a él riendo y le di los platos.— Entra ahí. — le apunte a la puerta que estaba al frente de mi habitación.
— Que hay ahí?.— lo mire.
— Tu solo entra, iré por las bebidas que las olvide.
Narra Libardo*
Entre a la habitación y tenía una mesa de billar un par de juegos más y un largo sofá al frente de una tv del tamaño de la red.
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Puse los platos en la mesita y me senté en el sofá, después de unos minutos Jean regreso con dos vasos, una soda y palomitas.
— Dijiste que querías ver películas.— Jean se sentó a mi lado.
— Tienes todo este lugar para ti.— dije aun mirando el lugar.
— Acá la paso con los chicos y ahora contigo.— me miro.
— Mm ya veo y que vamos a ver.— dije algo nervioso evitando tener contacto visual con el.
— Te molesta que te bese?.— soltó el de la nada sin quitarme la mirada.
— Eh!.— lo mire sorprendido y él aprovechó eso para besarme. Como siempre me tomo de sorpresa pero me era inevitable no seguirle el beso. Trataba de seguirle el ritmo a Jean pero no podía este era muy intenso, este empezó a querer quitarme el suéter pero reaccioné y lo empujé tratando no lastimar su hombro.— Deja de hacer eso Jean.— me levante del sofá, sintiendo como mis mejillas ardían.
— Lo se, lo siento, fue un impulso.— se disculpó. Su respiración estaba acelerada y nuestros labios habían tomando un rosado intenso.
— Empieza a controlar tus impulsos desde ahora por favor, no vuelvas a besarme sin mi consentimiento .— Me volví a sentar y me serví un poco de la soda que él había traído, el tomo la tablet y empezó a buscar que poner yo me sentía raro, totalmente raro tenía calor y mi corazón andaba a mil, tome el sándwich y le di un mordisco.
— Te gustan las películas de terror?.— Sabía que me sentía incómodo así que evito mirarme.
— No soy muy amantes de ellas pero las tolero.— dije mirando la pantalla.
— Está bien, veamos esta.— dijo poniendo una de canibales.
Durante toda la película me la pase evitando ver la pantalla y me sobresaltaba mucho , aclaró nunca grité.
— No que las tolerabas?.— dijo Jean burlándose de mí y le di un codazo.
— Lo hago pero las de canibalismos no.— dije tapándome la cara mientras desmembraban a una chica.
— Me lo hubieras dicho desde un principio.— Jean se rio y quitó la película. Y lo miré.
— Jean.— lo llame mientras él fijaba su mirada en la pantalla.
— ¿Que?.— me miró.
— ¿Por que?.— dude en preguntar pero igual lo haré.— ¿Por que te gusto, como estás seguro de que solo no es algo que estás experimentando?.
— Bueno pues, me encantan tus ojos, tu personalidad en si, me encantan los gestos que haces cuando estás enojado y ahora amo tu cara cuando te pones nervioso o avergonzado, también me encanta cuando dices Man, tu voz, lo cariños que sueles ser con tus amigos y sobre protector, siempre estás para ayudar a los demás sin importar que, eres encantador y me estoy volviendo fan de tus labios.— No creí que Jean fuera hacer tan sincero con esa pregunta.— Y como sé que no es algo que esté experimentando, porque no tendría estás malditas ganas de querer besarte todo el tiempo y porque esto no es de ahora y tú ya lo sabes.— Dijo sinceramente.
— Yo.— no sabía qué decir.
— Tranquilo no tienes que responder, no espero que me digas qué también te gusto.—contesto el sonriendo.— pero de algo si estoy seguro, es que yo te atraigo sexualmente.
— ¿Ah si, como llegaste a esa conclusión?.— lo mire con una ceja arqueada y él se acercó a mí quedando solo un hilo de espacio entre los dos.
— Quien más te podría hacer tensar de esta forma sino que solo yo.— dijo con una sonrisa. Nuestras respiraciones chocaba y mi corazón de nuevo latía rápido.
— Eres un Tonto, claro que no.— me aleje de él nervioso pero lo oculté.
— Si tú lo quieres negar es tu problema, pero a mi, tus ojos y tu cuerpo no me mienten.— volví acomodarse en el asiento sonriendo. Y maldije internamente, como es que podía tener ese control o mejor dicho como podía provoca tal descontrol en mi.
