v i v i a n

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Vivian era una de las modelos de Gerard. Se habían conocido en la escuela de arte, ella había pagado su matrícula modelando para las clases del último año. En un principio, con su ropa puesta y sólo algunas partes de su cuerpo sin cubrir. Un día había tenido que extender su pierna izquierda por horas y horas para que la clase pudiese dibujar y obtener una buena vista de los ligamentos, articulaciones y contornos del pie, antes de pasar a otra cosa. A la próxima clase tuvo que arremangarse y exponer su delicado brazo y dedos para que pudiesen devorarla con la vista y dibujar, luego su rostro, y su cuerpo -vestido; por lo menos al principio. Nunca antes había modelado desnuda; y el profesor de la clase nunca la presionó. Pero eso no significaba que Gerard no tuviese voz en ese asunto.

Al parecer, él había estado en esa clase, escondido en la última fila dibujando su pie como el resto de los estudiantes. Pero él terminaba su dibujo antes que los demás, y era ahí cuando Gerard podía mirar todas las demás características; aquellas a las que nadie prestaba atención. En una ocasión pasó una hora entera dibujando solamente el modo en el que se veía su ceja cuando fruncía el ceño agotada por tener su pie extendido por tres horas. Gerard la buscó luego de esa clase e insistió en tomar un café con ella. Al principio se reusó a aceptar la oferta de un chico de último año, mucho más mayor que ella, al final Vivian se dejó convencer por la sonrisa ganadora de Gerard y su atención a los detalles. Le mostró sus dibujos, y ella quedó a sus pies. Ellos hablaron por horas esa noche en el café de la facultad, hasta que los echaron viéndose forzados a ir a la casa de Gerard, que estaba a cinco minutos del campus. Aparentemente, fue ahí donde Gerard la convenció de quitarse la ropa.

-"Era un pequeño pervertido".- Dijo Vivian, medio seria con una sonrisa en su rostro. Se inclinó sobre la mesa de la cocina, donde los tres estábamos sentados con un café frente a nuestros pechos, aunque sólo Gerard y Vivian bebían el caliente líquido. Yo dejé mi taza frente a mí, la crema que había puesto arremolinándose, con patrones de textura y convirtiendo ese marrón lodo a un cremoso color caramelo. El vapor caliente del café flotaba en el aire, penetrando mis fosas nasales pero sin afectarme. No era que no me gustase el café; estaba nervioso e incómodo como la mierda. Creí que había sido malo cuando ayer vine y encontré a un Gerard semi desnudo, pero carajo, estaba equivocado. Era peor llegar y encontrar a otra persona completamente desnuda.

Y después tomar café con ellos como si nada.

Después de que Vivian se levantara del sillón color naranja putrefacta en el que había estado recostada con cuidado, tomó su bata y la ató de manera suelta en su cintura. No estoy seguro si mi mente estaba tardando más de lo normal en procesar los eventos, pero pareció que ella se estaba moviendo a un paso normal -casi lento para vestirse. Era como si no le importara estar desnuda frente a un extraño, o estar desnuda en general. Y cuando Gerard sugirió que los tres tomáramos un café, ella saltó ante la ida, casi dejando caer la suave tela que trataba de restringir su despreocupado espíritu. Ni siquiera se había molestado en ponerse su ropa de calle, que yo había visto tiradas sobre uno de los lienzos de Gerard. Ella estaba tan alegre y expuesta -y no le importaba una mierda. Simplemente se sentó con Gerard, tomó su café revolviendo mientras lo miraba a los ojos y se echaban a reír como en los viejos tiempos. Parecía no notar a aquel adolescente que la había visto completamente desnuda y que estaba sentado en la mesa con ella, balanceándose en su asiento, tratando de distraerse de lo que realmente estaba pasando.

-''¿Y eso cambió?"- Gerard le preguntó a Vivian en una manera lúdica, refiriéndose a sus tendencias como pervertido. Él le dio una de esas sonrisas características -la misma que me daba a mí todo el tiempo. Estábamos sentados de forma triangular en la mesa, Gerard junto a Vivian en la base y yo plegado frente a ellos, del lado de la mesa más cercano a la puerta. Pude haberme ido si quería, y hubo un momento en el que en realidad lo quise, pero una parte de mí me arrastró a la mesa y me hizo sentarme, inmóvil. Me quería quedar; aún si era tan incómodo que pensaba que arrancar mi piel era más fácil. Había algo en Vivian que me hacía quedarme, algo más que su desnudo cuerpo filtrándose en mi mente y en mi circulación. Su personalidad y su alegre carácter hacían que les quisiera prestar atención, especialmente a la forma en la que interactuaba con Gerard.

1. the dove keeper (frerard) *traducción*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora