Cuando era niño, la vida era simple. No tenía que preocuparme por nada más que por lo que estaba en la televisión esa noche, o con quién jugaría en el recreo. Mi idea de un problema era dormir hasta tarde los sábado, no levantarme temprano y perderme esos dibujos animados tontos, y mirar tortugas que se vestían como ninjas. Mi idea de una crisis era algo igualmente tonto, como romper mi juguete de auto de carreras favorito. Todo era tan simple; tan jodidamente fácil. No tenía nada de qué preocuparme, y nada me mantenía despierto hasta altas horas de la noche pensando. Las personas siempre les dicen a los niños que se mantengan alejados de las drogas, los cigarrillos y el alcohol, y los niños generalmente lo hacen de todos modos sin la ayuda de un adulto. Incluso si lo prueban a los cinco años, por lo general no lo continúan. Eso es porque no necesitan hacerlo. No necesitan ahogar sus sentimientos complejos porque todavía no los tienen.
No recuerdo cuándo las cosas cambiaron para mí. Cuándo la televisión dejó de ser tan importante y mis noches se fueron haciendo las tareas que mis maestros de escuela primaria nos dejaban. No recuerdo cuándo dejó de existir el recreo y se convirtió en un tiempo entre clases donde lo único que deseaba era un cigarrillo. Cuándo comencé a llegar borracho a la escuela porque no podía pasar el primer periodo sin hacerle frente, y cuándo las tareas se hicieron tan ordinarias que ya ni me molestaba hacerlas. No recuerdo cuándo las cosas se borraron desde la niñez hasta mi adolescencia, y lo más importante, ni siquiera podía recordar el momento cuando esa adolescencia se convirtió en edad adulta. Gerard había querido que creciera, y estaba tratando de guiarme, pero parecía que fluctuaba demasiado de una etapa de vida a la otra, que nunca estuve completamente atrapado en una categoría. En cambio, mi cuerpo se estiró y flexionó en todas partes, hasta que se hizo añicos en miles de vidas dispersas.
Quizás es por eso que estaba tan confundido todo el tiempo.
No había confusión en la infancia, no era lo suficientemente grave, de todos modos. Diferentes preocupaciones venían con las distintas edades, y comencé a olvidarme de la edad que tenía y de cuántas había acumulado.
Algunos días me sentía como si tuviera cuatro años, no porque tuviera pocas preocupaciones, sino porque no conocía la respuesta a nada. Sentía que mi inteligencia se traducía a la de un niño en preescolar, especialmente cuando estaba rodeado de adultos que me despreciaban y enumeraban términos legales como si no fuera gran cosa y me decían qué hacer o cómo sentirme. Otros días y situaciones me sentía como un adolescente de nuevo, preocupándome por asunto más insignificantes y sintiéndome como si estuviera atrapado. Pasaron los días de preparatoria y las noches de borrachera con Sam y Travis y no podía hacer otra cosa que asociarme con ellos cuando estaba ebrio. Se aferraban a mi definición de adolescente y no podía borrar eso de mi pasado, especialmente cuando regresaba al presente.
Luego estaban las otras veces, los mejores tiempos, en esas raras ocasiones en que Gerard me llamaba uno, o hacía algo bueno, donde me sentía como un adulto. Podía cuidarme, ser responsable, y tener una vida fuera de la puta New Jersey y la escuela prepararoria. Donde podía ser un artista, lo que sea que eso implique, y tener confianza y seguridad en todo lo que hacía. Incluso cuando era irresponsable, conducía ebrio por la noche y era atrapado por la policía, todavía me sentía como si fuera un adulto de alguna extraña manera. Estaba siendo arrestado y acusado; eso sólo le pasaba a los adultos. Adultos o delincuentes, me corrigí a mí mismo. Ya no sabía cuántos años tenía. Ya no sabía quién era, si es que alguna vez lo hice para empezar.
Estaba atrapado; no se podía negar lo que había hecho. La policía me había encontrado, a sólo unos pocos minutos del edificio de Gerard, donde iba a ir a dejar la camioneta antes de llevar mi penoso trasero a casa. O tal vez iba a reconciliarme. Discúlparme por ser un estúpido adolescente y por salir corriendo de su apartamento; No lo sabía. Estaba demasiado borracho y confundido como para saberlo.
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1. the dove keeper (frerard) *traducción*
FanfictionFrank es un muchacho de diecisiete años de edad que no quiere crecer y tiene pequeñas aspiraciones para cualquier cosa más allá de estar parado afuera de la tienda de licores local y emborracharse. Pero cuando conoce a Gerard, el viejo y conocido ar...