e l a r t e d e l s e x o - p a r t e u n o : n o m b r e s

120 13 4
                                    

Todo el lunes en la escuela, sentí como si tuviera algo atrapado en mi pecho. Era un golpeteo y un aleteo constante de algo que quería escaparse. Parecía que la paloma de Gerard estaba ahí, aleteando y golpeando mis órganos sensibles, con ganas de liberarse y poder volar. Me sentía tan fuera de lugar en el aula. El profesor hablaba sin parar sobre algún principio de las matemáticas, y yo intentaba aguantar con todo mi ser no subirme al escritorio y gritar a todo pulmón que las matemáticas eran inútiles, y que deberíamos preocuparnos más por el período cubista de Picasso en vez de cómo encontrar el área de un cubo en sí. Los números no me ayudarían, los números no me darían libertad -a no ser que se trataran de los números del reloj que estaba colgado sobre la pizarra, iba despacio, marcando los segundos que me faltan para finalmente poder dejar salir al ave en mi pecho.

Al principio, el sentimiento dentro de mí fue una mezcla de ansiedad con felicidad. Pronto mis cadenas se romperían y podría ir a la casa del artista y ver a la verdadera ave. Me preguntaba si en estos momentos estaba volando fuera de su jaula, y explorando todo el apartamento. Sabía que había sitios que probablemente ella no había visto antes. Probablemente había sitios que Gerard no había visto aún, y los descubriría con ayuda de ella. Me preguntaba si él llevaba ropa, o no... no puedo creer que mi primer fantasía sexual con Gerard fue en clases. Eso me tomó completamente desprevenido. Mi mente había viajado y ahora tenía pensamientos sobre todo lo que había pasado los días anteriores en su apartamento. Juro que pude sentir todo una vez más, él entrando en mí. Estuve agradecido de no haber podido sentir todo, o habría tenido un problema explicando mi erección en medio de la clase de informática. Mi fantasía duró sólo unos minutos, pero aún tenía una sonrisa en el rostro, mi pecho se inflaba con algo que no había experimentado nunca. Me deleitaba por completo.

Durante el almuerzo me junté con Sam y Travis de nuevo. Fue cuando toda esa energía nerviosa se convirtió en desesperación. Las primeras palabras que salieron de la boca de Sam fueron: 'Joder, ¿dónde estuviste todo el fin de semana?'. Al parecer Travis y él habían estado llamando 'constantemente' a mi casa. Sentí que el frío corrió por mi sangre cuando mencionó eso, las imágenes de la mentira que había dicho se estrellaron frente a mi rostro y el ave en mi pecho comenzó a empujar con sus alas de nuevo para salir de la asfixiante jaula. No dije ni hice nada -no pude. No sabía cómo cubrir mis mentiras porque no pensaba que llegaran tan lejos.

Afortunadamente, Travis me trajo a la realidad informándome que cada vez que llamaban, era mi padre quien contestaba, y a ellos no les agradaba hablar con él por teléfono. En realidad, a nadie le gustaba hablar por teléfono con mi padre. Incluso algunos de sus amigos del trabajo evitaban hablar con él y preferían ir a visitarlo a casa. Y no los culpaba. Mi padre tenía voz grave en la vida real, pero en el teléfono se maximizaba. Él no respetaba un concepto de volumen, o lo cerca que debía sostener el dispositivo de sus labios. La mayoría de las veces que llamaba a casa para avisar que saldría a pasear, sostenía el teléfono a un metro lejos de mi cara, esperando escuchar sus gritos por la bocina. Incluso poniéndolo así de lejos, aún podía oírle claramente con su respiración áspera. Probablemente esa era una de las principales razones por las que mi madre era quién generalmente atendía las llamadas telefónicas, pero por alguna razón, había estado muy ocupada todo ese fin de semana y no se molestó en atender. Gracias a Dios.

Travis era sumamente sensible a los ruidos, sonidos y a las luces (un efecto secundario de estar drogado casi todo el tiempo), estaba casi seguro de que había lanzado lejos el teléfono cuando mi padre contestó. Ese había sido el final de esa llamada. Sam había marcado de nuevo más tarde, pero al volver haber sido mi padre quién contestó, no se molestó en decir palabra alguna.

Él odiaba a las figuras de autoridad, sobre todo a mi padre, y quería evitarlos a la vez que los mandaba al carajo. Pero como mi padre no merecía que lo mandaran al carajo, simplemente dejó de llamar después de tres intentos. Esa era la definición de 'constantemente' para Sam, con la misma duración que la atención de una mosca. Sentí las ganas de bendecir cada pequeño defecto de mis amigos y también de mi padre, ya que gracias a ellos mi trasero esta a salvo. Estoy seguro de que nunca había amado tanto a mi padre como lo hice en ese momento. Solía maldecir su voz ruidosa y grave, pero esa vez me había salvado de un castigo.

1. the dove keeper (frerard) *traducción*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora