b e l l e z a y l i b e r t a d - t e r c e r a p a r t e

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La lengua de Gerard bailaba dentro de mi boca, casi como si tratara de volar por el apartamento junto con el ave. Habíamos juntado nuestros cuerpos, cara a cara, labios presionados y manos explorando, vagando a tientas suavemente el cuerpo de otro que era tan nuevo pero sin embargo tan familiar para los dos. Nuestros labios se unieron pacíficamente, la acción se estableció en nuestras mentes dejando de ser algo extraño. Era un ritmo tranquilo y relajado, y eventualmente, nos dejamos de besar y presionamos nuestras frentes en un acto puramente íntimo, concentrándonos en algo más profundo. Suspiramos satisfechos contra el otro, el aire caliente salía en ráfagas y golpeaba nuestra piel, nuestras narices se frotaban en veces, provocándonos sonrisas que se deslizan sobre nuestros rostros.

-"Quiero intentar algo contigo, Frank-" Mencionó Gerard libremente, moviendo su cabeza ligeramente hacia atrás de la mía. La paloma aún estaba volando en su confinada libertad, y nosotros seguíamos acostumbrándonos a nuestra propia libertad. Desapareció la sombría y filosófica calidad de la voz de Gerard, y dio paso a una traviesa sonrisa pícara e infantil.

-"¿Qué cosa?"- Le pregunté, su sonrisa me infectaba como una enfermedad de la que no quería el tratamiento. No había visto esa sonrisa desde esta mañana cuando me habló de la nueva regla de su apartamento, y me preguntaba a dónde me llevaría esta vez.

Sonrió una vez más, haciendo que las arrugas de su cara aparecieran profundamente. Quitó sus manos de mi cintura y tomó las mías. Sonreí y disimulé cuando lo dejé arrastrarme hacia otra idea que empezaba a surgir en su cabeza. Tomó la sábana que había estado vistiendo hasta hace pocos minutos antes y la puso sobre el suelo en el centro de la sala, donde estaba la mayoría de sus suministros de pintura. Retrocedió hasta alejarse por un momento, mirando hacia abajo y observando si estaba en el lugar correcto torciendo los labios hacia un lado. Alejó algunos de sus suministros de pintura del lugar mientras yo solo lo miraba, con una pequeña sonrisa nerviosa en mi rostro.

-"Recuéstate"- Me ordenó finalmente, haciendo gestos con los brazos de forma dramática.

-"De acuerdo..."- Pronuncie lentamente, poniéndome de rodillas y luego colocándome sobre mi pecho.

Vale más que sea bueno, pensé mentalmente. Noté que mis manos temblaban cuando las puse sobre la sábana, soportando mi peso

-"¡No, no, no!"- objetó inmediatamente. Su voz me hizo saltar, incluso si sólo estaba bromeando. Lo miré y él sacudió la cabeza, con una mano en su cara, extendiéndola en modo de desaprobación. Era como volver a ser un adolescente inexperto en su mente.

-"Sobre tu espalda, boca arriba"- ordenó nuevamente, exigiendo de manera pícara. -"Quiero verte."-

Sonreí con él, riéndome de mi nerviosismo que había vuelto de repente. Dios, quería verme mucho. Creí que ya no había nada más por mirar, considerando que había estado desnudo desde mediodía, y me acababa de ver en ese momento de debilidad -como él lo llamó- hace poco. Creí que se cansaría rápido de observar cada centímetro de mí y finalmente me pediría que me pusiera la ropa. Pero, por supuesto, el artista nunca rogaba por nada, así que volteé mi cuerpo.

Mientras me recostaba mirando hacia el techo, de la misma forma que lo estuve en el sofá anaranjado más temprano ese día, con mi corazón latiendo rápidamente en mi pecho, oí a Gerard hurgando en su alacena. No en sus alacenas normales donde guardaba su pintura, sino en las que estaban más cerca de la ahora jaula vacía.

-"¿Qué haces?"- Le pregunté, mi voz tembló un poco -no con ansiedad, pero sí con emoción pura. Pude oír los golpes huecos de las cajas de plástico y cartón; generalmente el único sonido desconocido en el apartamento es el provocado por los temblores de las botellas de vino o de las latas de pintura.

1. the dove keeper (frerard) *traducción*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora