e l a r t e d e l s e x o - p a r t e t r e s : i n s p i r a c i ó n

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Las palabras en su puerta no fueron la única frase en francés que hubo en el apartamento. Tomamos una ducha poco después esa noche, para quitar la pintura y los supuestos pecados de nuestro cuerpo. Los colores desaparecieron, y empezamos a librarnos de las capas de pintura conforme intervenía el agua. Mientras caían por el desagüe, los vibrantes colores mezclados hacían arte por sí solos.

Gerard volvió a lavarme el cabello con su champú europeo, que realmente había extrañado. Cuando me bañé la semana pasada en mi casa, mi cabello se sintió seco y tieso, no estaba tan exuberante y voluminosos como cuando usé el champú raro. Los dedos de Gerard eran de alguna manera mejores que los míos para sacar la suciedad y la mugre de mi cabello, probablemente porque era más alto y tenía un mejor punto de vista. No estaba seguro de si era el champú, la forma en que sus dedos penetraban y masajeaban mi cuero cabelludo, o simplemente el propio Gerard a quien había extrañado.

Me dejó lavar su cabello esta vez, e hice las cosas algo torpes ya que era más bajo que él. Terminó poniéndose de rodillas para que pudiera hacer un mejor trabajo. Ya en la posición comprometedora, procedió a hacerme sexo oral, pero después, cuando ya había terminado. Había intentado hacerlo mientras lavaba su cabello, pero mis dedos daban movimientos involuntarios cada vez que su lengua golpeaba mi abertura.

Y como quería asegurarse de que su cabello estuviera totalmente limpio, dejó de hacerlo, y volvió al terminar.

Fue después de que nos secamos y preparamos cuando Gerars empezó con las frases en francés. Se acercó a sus largas y altas estanterías, tomó algunos libros y los colocó en el suelo. Yo había sacado una sábana de su dormitorio y estaba recostado sobre mi estómago esperando a que se uniera a mí. Empezó a abrirlos y a pasar por las páginas, agitando las manos en el aire y hablando rápidamente sobre ese poema que "tenía que mostrarme". El olor a pintura todavía estaba infiltrándose en la habitación, haciéndome sentir un poco mareado. El vino que Gerard trajo tampoco ayudó en mucho, pero lo bebía de todos modos, apagaba mi sed de alguna manera. Miré alrededor de la habitación sin rumbo aparente mientras Gerard buscaba furiosamente, mis ojos fijos en nuestro mural.

Ahora que lo habíamos dejado de lado, para hacer otras cosas, y liberar la tensión sexual en la ducha, me pude dar cuenta que en realidad valía la pena. Veía la forma en que los colores se habían mezclado y las imágenes empezaron a aparecer en mi mente. Miraba el centro, donde la pintura roja, azul y verde estaba formando una imagen de un ave. O al menos para mí eso era un pájaro. Era un pequeño cuerpo en forma de pera, con salpicaduras de pintura azul y verde formando las alas que se balanceaban alrededor del cuerpo. La cabeza era una mancha roja, más inclinada que la del cuello. Las olas eran como patrones, se habían formado cuando Gerard y yo comenzamos a deslizar las manos a lo largo de la pared, para darle vida al ave, formando las plumas de la cola. Los otros colores que lo rodeaban, el brillante anaranjado y el rosa, formaban el ruido de fondo; lejos de la creatividad que inspiró al ave en vuelo.

Pero no era cualquier ave, comencé a teorizar. Mis ojos exploraron el mural, notando todos los detalles pequeños y específicos. Noté las distintas curvas y simetrías en el cuerpo, la forma en que los colores se mezclaban. Seguía siendo vibrante, pero había un matiz calmante en todo. Todos los colores se juntaban. No había líneas que definieran dónde comenzaba el azul o dónde terminaba el rojo. Se mezclaban en las orillas y en los bordes mientras que en el centro, estaban en un color más vivaz. Como si estuviera planeado, otra ave volaba por el mural que seguía secándose, y no tuve duda de que esa imagen era de una paloma.

Lo sabía, como la paloma en la vida real, la del mural también estaba volando. La forma en que sus alas parecían estar abiertas sobre el mural, y se extendían lejos de su cuerpo hacía que pareciera que volaba. Cuando mis ojos siguieron la trayectoria de su vuelo, fue cuando tuve la sorpresa de mi vida.

1. the dove keeper (frerard) *traducción*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora