c ó m o d o y s e g u r o - t e r c e r a p a r t e

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-"Estaba hablando en serio con la regla de 'nada de ropa'."- Gerard mencionó casualmente. Me había alejado de su cuerpo, sucumbiendo ante el hecho de que tenía que llamar a mis padres antes de que ellos comenzaran a llamar, tratando de averiguar dónde estaba.

Levanté la sábana y salí de la cama, el aire mucho más frío del apartamento rodeó mi cuerpo y me impactó. Me di cuenta de que aun estaba desnudo, y exploré la habitación buscando mi ropa que fue arrojada anteriormente. Gerard había cerrado los ojos con satisfacción cuando me levanté, y envolví la sábana en su aparentemente dormido cuerpo, y comencé a moverme lenta y silenciosamente para no despertarlo. Caminaba sobre la punta de mis pies, las tablas del suelo crujían sin importar cuán poca presión aplicara. Cuando comencé a deslizar mi bóxer sobre mis pequeñas caderas fue cuando lo escuché hablar, y el Gerard dormido despertó y me avisó una vez más.

-"¿Qué?"- Tartamudeé, dándome la vuelta rápidamente y colocándome bien mi bóxer por mis caderas.

Miré hacia él en la cama, con el brazo colgando perezosamente por encima de su cabeza, el prominente vello oscuro de su axila se enrollaba en contra de la funda de la almohada. Ahora sus ojos estaban abiertos, y una pequeña sonrisa se extendía por su cara. Tenía este tono de burla en la voz, pero la forma en que asintió con la cabeza y convirtió su sonrisa en una sonrisa de suficiencia me hizo cuestionarlo de nuevo. Siempre había estado acostumbrado a cuestionar a Gerard, y ahora que la gran barrera se había roto entre nosotros, no había una naturaleza frenética en obtener respuestas a esas preguntas.

Después de todo, algunas preguntas ni siquiera tenían respuestas. Probablemente Gerard solo estaba siendo él mismo, viendo que podía decir y de esa forma salirse con la suya.

-"Sí, de acuerdo,"- Asentí en respuesta, sin bordes sarcásticos en mi voz. Tensé los hombros mientras caminaba hacia su lado de la cama, mirandolo con una sonrisa de autosuficiencia, tratando de jugar en su broma. Dejé que mi mano colgara sobre la mano que no estaba sobre su cabeza, y él tiró de mis dedos con delicadeza, mirándome firmemente.

-"A veces eres muy gracioso,"-, me burlé, mi cuerpo aún estaba vigorizado del orgasmo que había tenido hace diez minutos. -"Pero debo llamar a mis padres."-

-"Debes saber que no soy gracioso a propósito"-, explicó. -"Sólo lo soy cuando no hay nadie que aprecie mi arte y mi interpretación"-

Solté su mano y empecé a reír mientras me alejaba, escuchándolo divagar y seguir hablando sobre arte. Parecía que el viejo profesor de arte había regresado, su naturaleza suave y naturalmente sarcástica venia de regreso. No me asustaba tanto la idea de tener a Gerard El Artista de regreso como me había asustado la primera vez que entré a su apartamento. Esta vez ya no estaba bloqueando sus sentimientos. Estaba hablando sobre arte de nuevo, y divagando sobre algo que más tarde iba a intentar comprender.

Utilicé su telefono rápidamente, tomando el auricular de marfil fuertemente con mi mano mientras el timbre hacia eco en mi oído. Podía sentir mi corazón latir en mi pecho, sólo de imaginarme que mis padres dirían que no a mi petición. Mi madre contestó el teléfono de nuevo, y me sentí aliviado. Su voz sonaba tan cansada como lo había estado la noche anterior, sólo que esta vez no había excusa para ello. No le estaba llamando a mitad de la noche, y tampoco había pasado mi toque de queda. No tenía idea de qué hora era, pero aún era de día, estaba bastante seguro, y era mucho más temprano de lo que estaba acostumbrado a despertarme en cualquier sábado normal. A veces dormía hasta mediodía, así que ver salir el sol era algo nuevo para mí. No necesitaba dormir, había muchas cosas que quería mirar con mis ojos bien abiertos.

A pesar de su cansancio, mi madre estuvo de acuerdo una vez más con que me quedara en casa de Travis. Pensé que lo mejor era cambiar los nombres para que las cosas fueran más creíbles. Me sentí culpable de mentirle a mi madre, especialmente porque sonaba demasiado desgastada. Por un breve momento imaginé que la razón de su cansancio era porque sabía dónde estaba en realidad, pero lo rechace de inmediato. Nadie sabía que estaba aquí. Nadie podía saber que estaba aquí. Gerard había sido el único que había salido del apartamento, y simplemente no había manera de que la gente pudiera saber que estaba con él. Probablemente Sam y Travis estarían haciendo algo estupido durante el fin de semana, pasando la mayor parte del tiempo ebrios. Dudaba que pudieran darse cuenta de que estaba aquí, dudaba incluso que pudieran notar mi no presencia.

1. the dove keeper (frerard) *traducción*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora