Capitulo 12

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    Alex y yo seguimos viéndonos durante esos días, era muy amable conmigo, me sentía cómoda con él y creo que no era la unica. El no sabía nada de "Mi vida secreta" como me gustaba llamarla, para el sólo era un adolescente normal, y eso me gustaba demasiado.
    Horas después tenía que irme a trabajar, tenía que salir antes de clase para llegar a tiempo hasta el centro, que era donde se encontraba el edificio de mi trabajo. Recogi mis cosas de donde estaba (mi clase de matematicas).
   — ¡Profe! -Grité levantando la mano.- Tengo que irme, ¿le muestro la nota de mi madre?
   — Eva ¿otra vez? -Me dijo mi profe favorito, Marcos desde la pizarra.
    Le mire con mi cara de "Perdón profe" acompañado de pucheros, eso siempre me ayudaba para bien.
    Salí en silencio, me encamine por el pasillo de ida hacia la salida y me encontré con Alex, apoyado en mi taquilla.
    "Lo que me faltaba..."
   — ¿Que haces aqui? -Le pregunté con una sonrrisa un poco forzada.
   — Esa es mi linea Ev... -Me dijo caminando hacia mi.
   — Tengo que irme Al...
   — Siempre tienes que irte. -Me dijo habiendo los brazos y mirando por un momento al rededor.- ¿Donde vas?
   — No se si puedo...
   — Siempre me dices lo mismo Eva, "No puedo", "No debo", "Estoy ocupada"...
   — Es que es la verdad Alex...
   — No, -Me dijoseñalándome con el dedo- Esa no es la verdad Ev y lo sabes...
    Me quedé mirándolo un segundo, dudaba entre decir la verdad, que soy una pobre mentirosa que fingía ser la adulta responsable y madura ojos de unos, y una adolescente corriente a ojos de otros o simplemente... mentirle.
    No podía, no podía hacer ni lo uno ni lo otro, al menos no ahora. Mire el reloj.
    Ya llegaba tarde.
    — Tengo prisa Alejandro. -Le dije acomodándome la mochila.
   — Si quieres que esto funcione Eva... tienes que ser sincera conmigo, como yo lo soy contigo.
    Dicho esto le mire, había tristeza en sus ojos, acompañado con rabia, una rabia tan tibia... que me provocó un nudo en el estómago.

    Salí del instituto y cogí el metro para llegar al centro. No podría permitirme llegar tarde... mi currículum no se lo permitia. Volví a mirar el móvil, vi un mensaje raro, era de un número desconocido y solo contenía las siguientes palabras.
    — Te veo...
    El escalofrío que sentí fue grande, acompañado del miedo y la piel de gallina. Miré a mi alrededor, todo el mundo estaba a lo suyo, unos al movil, otros hablando entre otros... era todo normal. Borré el mensaje y mire las paradas del tren.
    Me había pasado dos paradas. Salí pitando y regresando.

    Llegué, como es obvio tarde. Laura me estaba esperando en la barra mirandome con angustia.
   — Perdón , he llegado tarde... -Dije entrando y sacandome la mochila.
   — ¡No me digas! -Dijo Laura con sarcasmo.- Pensaba que esta era tu hora de llegada.
   — Já, ja, ja. -Dije entrando al vestuario.
    Me vestí lo mas rápido posible; pantalones negros, camisa negra y delantal de cintura.
    Salí y me encontré a Laura con angustia esperándome con una bandeja encima.
   — Es para el señor Duarte. -Dijo rapidamente mostrándose la bandeja.- Ve, porque vino antes y pregunto por ti, le vi un poco cabreado al enterarse que llegabas tarde.
   — Vale... -Me limité a decir.

    Caminaba hacia el despacho de Trey con un poco de miedo, a saber que me iba a decir. Solo había llegado tarde una vez, en cima fue solo media hora... no me iría a despedir, ¿verdad?
    Me quedé un segundo tras su puerta, normalmente los cristales de su despacho estaban en un cristal transparente pero esa vez estaban opacos, no se veía a través.
    Me dispuse a picar poniendo la bandeja en una mano y por arte de magia los cristales se tornaron transparentes.
    Me miró sorprendido, de sorpresa paso a enfado y de enfado paso a esa misma expresión que jamas lograba descifrar.
    Creo que mi expresión de fastidio se notó bastante.
   — Su café señor Duarte. -Le dije entrando.
   — Has llegado tarde.
   — No fue a propósito... -Le dije mientras apoyaba la bandeja y pasaba la comida hasta su mensa.
   — Me debes horas de trabajo entonces.   
   — ¿Como...?
   — Cuando termine tu turno no te vayas, quédate en la puerta.
   — Pero...
   — Podria mencionar esto en tu currículum...
   — Vale... -Dije un poco alterada.- Le espero en la barra.
   — Muy bien Cooper.
    Le miré con una cara de odio que ni yo misma conocia. "Como que *Horas*?!, ¡¡Si solo habia llegado media hora tarde!!" Se me pasaba en la cabeza una y otra vez.
   Pues justo como dijo, me quedé ahí cuando terminó mi turno. Laura se quedó con duda, no dejaba de preguntarme que, qué más me dijo el Jefe, tan solo le contesté con lo que él me había dicho.
   — Que tengo que quedarme después de terminar. -Ella mientras limpiaba la máquina.
   — Que rraro... -Me contestó ella negando con la cabeza.- Solo ha sido media hora... yo llego otras veces mucho más tarde
   — ¿A si?, ¿cuanto es tarde para ti?
   — Unas dos horas, -Me dijo ella como si nada.
   — ¡Joder Laura! -Le dije impresionada- ¿No te da miedo que te despidan?
   — No soy manca Evi... -Me dijo como si fuera yo la tonta- Consigo otro trabajo y ya, además, cuando llegaba tarde el solo decía, "No pasa nada, mañana ven puntual" o a veces ni lo veía a el o mandaba a su secretaria y ya esta.
   — Pues no tengo ni idea de porque me quiere aqui después de mi turno ese gilipo....
   — Sigue Cooper con ese nombrecito tan cariñoso que me has puesto... -Dijo una voz grave detras de mi.
    Laura y yo nos quedamos en blanco, ella me miró con cara de miedo, y yo no podía mover un músculo.
   — Como me estabas llamando Cooper? -Me dijo Trey acercándose a mi con su americana balanceándose de un dedo el cual estaba apoyado en su hombro.
   — Estábamos hablando de... -Empezó a decir Laura intentando ayudarme.
    La miré, y con esa simple acción creo que captó todo lo que me pasaba por la cabeza.
   — Buenas noches señor Duarte. Nos vemos mañana. -Dijo ella dándose la vuelta y encaminándose hacia la puerta.
    Me habia dejado sola.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora