Estabamos inmóviles en la cama, el me rozaba el hombro a modo distracción y yo solo miraba "al infinito y más allá" como dicen.
-Que le pasó a tu padre? -Me preguntó de repente.
Alcé la cabeza y lo mire perpleja, no sabía si contarle la verdad bien i una verdad disfrazada.
-Lo echaron del trabajo, desde ese momento no fue el mismo y empezó a beber. -Le dije en voz baja.- Murio de un golpe a la cabeza con una botella.
-Perdon... -Dijo en susurro.
-Tranqui, ya está superado. -Le dije pasando un brazo por su estómago.
-Y tu madre? -Volvio a preguntar.- ¿Como lo llevó ella?
-Al principio bien, pero fue empeorando con el tiempo y... bueno. -Le dije intentado no explicar cómo se puso de verdad.
-Cuando volverá de su viaje? -Me preguntó después.
Le mire perpleja, ¿como podría contestarle yo a eso?
-No se... -Le contesté pensativa.- Ya volverá, algún día.
Ladeó la cabeza y me miro pensativo, con ese simple gesto entendí que no me había comprendido nada.
-Se ha tomado unas largas vacaciones. -Dije alargando las palabras.- Me dejó una nota y se fué.
-Joder Eva... -Me dijo y me abrazó bien fuerte.- ¿Como es que no me lo dijiste antes? ¿Cuando pasó todo esto?
-Fue el jueves, le dejó la carta a David, el me la entregó. -Le expliqué.
-¿David? -Preguntó.
-¿Te acuerdas aquel señor que apareció en el restaurante aquel día?
Asintió lentamente y me miró.
-El apareció en la puerta de mi casa poco después de que me dejaras aquel día que fuimos a tomar algo con Isa. -Seguí diciendo.
-¿Porque no me avísate? -Dijo en modo de petición
-Porque ya te habías ido. -Le contesté.
Me abrazo fuerte otra vez, cosa que agradecí, agradecí muchísimo.
Sabía que todavía quedaban cosas por decir, como por ejemplo las cajas, fotos, la palabra...
"Ubaba...?"
-¿Sabes que es Ubaba? -Le pregunté de repente.
-No... pero me suena. -Dijo mientras me acariciaba el pelo.- ¿Has buscado en internet?
"Joder, ni se me había ocurrido..."
-No... ya lo buscaré. -Contesté.
-Porque? -Preguntó.
-No nada, tengo sueño. -Dije bostezando.
-Una cosa... -Dijo pensativo.
-Cual? -Respondí.
-¿Vas al instituto? -Preguntó con una sonrisa.
Solté una risita, y le respondí asintiendo la cabeza.
-Estoy en mi último año de la ESO. -Dije después.
-Entonces mañana...?
-Mi horario escolar es raro, es de martes a sábado. -Dije sonriendo.
-Que mierda. -Contestó después.- ¿Y con tantos trabajos que tienes, como consigues tiempo?
-Suelo buscar trabajos de media jornada por las tardes, por las mañanas estudio.
-Joder Eva, que apañada. -Me dijo sonriendo.- Yo a tu edad era un puto mantenido.
Solté una risotada y me acurruqué más en su pecho.
-Entonces ¿has estado haciendo pellas? -Me siguió diciendo un rato después.- Que mala alumna eres señorita Cooper.
Puso una voz tan sexi... solo con mencionar mi apellido junto a "mala alumna" se me puso la piel de gallina y volvió ese ya familiar ormigueo.
Alcé la cabeza para mirarle a la cara, apoyándome de un brazo.
-Necesitaré un profesor, -Le dije con el mismo tono.- alguien que me enseñe las materias perdidas. ¿Podría hacerlo usted, señor Duarte?
Me miro perplejo y se tapó la cara con el antebrazo y sonsacó una sonrisa.
Después se destapó la cara y me miró a los ojos.
-Claro... tendrás que ser buena alumna conmigo señorita Cooper. -Me dijo cambiando totalmente el tono de voz, con unos cuantos jadeos y voz suave.
Me puse a reír, era eso o ponerme bellaca.
-¡Joder sigue el ritmo Eva! -Dijo a modo de fastidio.- Ibamos tan bien...!
-Eres un pervertido nato! -Le dije entre risas.
-Solo contigo dulzura, solo contigo. -Contestó.
Le miré tiernamente y me volví a recostar en su pecho.
-Buenas noches peluchito... -Le dije apretujándole fuerte.
-Que puñetera con lo de peluche. -Me dijo un poco irritado.
-Si no me dejas que te llame peluche, no quiero que me llames dulzura. -Dije rotunda.
-Ok preciosa, princesa, mi niña, no, mejor bebé. -Dijo sonriendo pícaro.
He de admitir que me encanto que me llamara todas esas cosas, pero mi orgullo era mas grande que su encanto.
Me di la vuelta dándole la espalda y me alejé un poco.
-Va... -Dijo rodeándome la cintura con los brazos, haciendo que me acercara.- no te pongas asi...
-Me dejarás llamarte peluchito. -Le dije con morros.
-No quiero que me llames así. -Contestó con voz suave.
Ok, con poner ese simple tono me hizo cambiar un poco de opinion, pero joder, ese apelativo le quedaba tan bien como sus trajes.
-Por? -Pregunté.
-Es muy ñoño. -Contestó a secas.
-Dulzura también. -Repliqué.
-¿Porque tienes que ponerme un nombre? Yo ya tengo. -Me dijo.
-Ok Trey. -Contesté y cerré los ojos.
-Jobar! Llamame lo que quieras. -Dijo y me dió la espalda.
"¿Este tipo de discusiones inútiles son normales en una relación?" me pregunte seriamente.
Se había emfadado, yo me había emfadado antes, por un puto apelativo, eso es una mierda, y además, verlo así no me gustaba para nada.
Me levante de la cama y la rodeé hasta llegar a su lado, me metí entre sus brazos y el habrio los ojos como platos.
-Perdón, ¿si? -Le dije voz suave.
-Que manera de controlar mis emociones tienes Eva. -Me dijo con voz ronca, parecía un poco enfadado.
-No se que quieres decir con eso, pero solo quería decirte que te llamaré por tu nombre y ya. -Dije y intenté levantarme, pero el me retuvo ahí.
-Quieta ahi... -Dijo el apretujándome.
-Que bipolar! -Le grite con fastidio.
-Duerme. -Ordenó.
-Duerme tu! -Le conteste con el mismo tono.
-No quiero... -Contestó.
-Pues yo tampoco. -Dije rotunda.
-Entonces? -Preguntó ladeando un poco la cabeza.
Estabamos los dos echados en la cama, digamos que yo más bien atrapada porque no me dejaba ni mover un dedo.
-Trey... suéltame. -Le ordene con voz calmada.
Negó con la cabeza y topó su frente con la mia.
-Suéltame. -Volvi a ordenar.
Volvió a negar con la cabeza, esta vez sonsacando una sonrisa.
-Pareces un niño pequeño Trey, suéltame.
Volvió a negar con la cabeza, esta vez apretujándome más a él.
-Trey! -Grité.
Volvió a negar con la cabeza, esta vez más despacio y mirandome a los ojos.
-Tengo sueño. -Dije con voz suave.
-No querías dormir. -Contestó somnoliento.
-Deja de apretarme por lo menos. -Le dije ya harta, y me hizo caso.
Saque mis manos y le empecé a acariciar el pelo, se le estaban cayendo los ojos y estaba adorable.
-Que haces? -Preguntó con la voz ronca.
-Duerme Trey... -Dije en susurro.- estás cansado.
-No... quiero que te duermas tu. -Dijo apoyándose más a mi.
Subí un poco y le rodeé el cuello, dejando que se apoyara en mi pecho.
-Shhh... -Contesté acariciandole otra vez la cabeza.- buenas noches.
No contestó, se quedó frito en segundos.
No preguntéis por el cabreo que llevaba antes, se me fue de inmediato al ver como se le caían los párpados y como dormía habrazandome.
Acariciandole la cabeza se acurrucaba más a mi, fue algo tan tierno...
-Te quiero mucho mi peluchito... -Le susurre una vez creí que estaba dormido.
Suspiro fuerte y sonsacó una sonrisa.
-Tambien te quiero mi niña... -Dijo y me apretujó un poco.
ESTÁS LEYENDO
Tras nuestra supuesta verdad
Teen FictionEva Cooper, hija única de una familia de tres, junto a un pasado confuso incluso para ella misma. A la temprana edad de los trece años tiene que buscarse la vida, dado a ello tiene que ponerse a trabajar con la ayuda de carnets de identidad falsos...