Cap 47

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Las horas en el trabajo se fueron volando, ya faltaban menos de dos horas para salir, y el restaurante poco a poco se estaba vaciando.
Estaba recogiendo la mesa de uno de los últimos clientes que había, y alguien entró al lugar.
Me volví a ver y era David, sudado y muy alterado, y me buscaba con la mirada desde la entrada, preocupado, eso parecía, muy preocupado.
Me acerqué rápido con preocupación.
-Que pasa? -Le pregunte un poco alterada.
-¡¿Eva,estas bien?! ¡¿Necesito que te escondas bien me escuchaste?!-Me dijo cojiendome del hombro, casi en grito.
Le mire un poco confusa, no entendía nada de lo que estaba pasando, y creo que con ese gesto él lo entendió.
-Tienes que hablar con la policía Eva. -Me dijo al fin.
"¡¿Pero es que se ha vuelto loco?!"
-¿Estas loco o que? -Le dije separándome un poco del todo sincera.- Hazlo tu, yo estoy bien, ademas no se que tiene que ver lo que te pasa, conmigo.
-Tu padre Eva... -Me dijo de manera más seria mirándome fijamente a los ojos.
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, y le mire con los ojos como platos.
-Por favor... -Me dijo a modo de suplica.
-No ha estado molestando, si es que está vivo, cosa que yo dudo muchísimo David.
Me miro triste por un segundo, y agachó la mirada, me dio pena por un segundo, pero sinceramente no quería meterme en eso, sea lo que sea. Ni quería meterme, ni salpicarme.
-Ya nos veremos. -Me dijo al final despidiéndose de mi.
Se dio la vuelta y salió del restaurante.
Yo no hice nada más que volver a trabajar las pocas horas que me quedaban y terminar con ese día.

Ya eran las doce menos cuarto, y vi a Trey entrando al restaurante, atrallendo la vista de todos los trabajadores del lugar.
"Seran inveciles..." pensé al segundo, mirándolos a todos.
-¿Ya terminas no? -Me preguntó Trey una vez llegó a la barra.
-Si, espera un segundo a cambiarme porfa. -Le dije dándome la vuelta directa hacia el vestuario.
Asintió en silencio sin responderme y yo desaparecí de su vista.
Me cambie lo más rápido posible, y salí hacia afuera para juntarme con él y volver a casa.
Cuando lo vi, estaba sentado en la barra apoyado en sus dos manos en la cara como agobiado o pensativo, y al verme puso cara de sorpresa.
-¿Vamos? -Me dijo un segundo después.
Asentí sonriente y salimos del lugar.
Llegamos a su coche, en silencio, cosa rara de su parte porque si algo también había aprendido de él, era que le gustaba hablar, preguntarme qué tal había ido el día, si hubo algún mal cliente... ese tipo de cosas, que en este caso, no mencionó.
Entramos en el coche y lo puso en marcha, de camino a mi casa.
-Pongo musica... -Le dije acercándome a la radio.
Le mire divertida, porque normalmente no me dejaba tocar su radio, pero esta vez ni rechistó.
Encedi la radio y sonó la música, que en ese momento era "Carolina", una canción la cual letra no me gustaba para nada, pero de buen ritmo.
Volví a mirar graciosa a Trey, el cual mantenía su seria mirada hacia la carretera, así que decidí picarle un poco.
Me puse a cantar la letra a todo pulmón, subiendo tambien el volumen de la radio, moviéndome inquieta en el asiento.
"¡Haber si con esto reaccionas tio serio!"
Y no, no reaccionó, lo más que hacía era una mueca disimulando una sonrisa y ya esta, no hablaba, ni decía nada, estaba mudo.
Apague la radio y lo mire seria.
-Haber, -Dije mirándolo a la cara y cruzando los brazos.- ¿a ti te pasa algo, verdad?
Me miro un poco sorprendido y volvió su mirada a la carretera sin mediar palabra.
-No. -Dijo al fin con un hilo de voz ronca.
Mire a mi alrededor y me quede un poco perpleja.
"Este no es el camino a mi casa..."
-¿A donde vamos? -Le pregunte después ladeando la cabeza.
Se puso más serio y siguió con la vista perdida hacia delante.
-A mi piso. -Dijo el con el mismo tono de antes.
"Bueno. Ok"
Encogí los hombros y me senté bien en el sitio, no era un drama ir a su casa, más bien me gustaba, ahí había más espacio para dormir juntos.
-Estas muy callado. -Le dije despues, sincera y divertida, acercándome a él.
No me contestó, no dijo nada hasta que entramos al parking del edificio de su casa, aparco y se quedó quieto.
-Que te pasa? -Le volví a preguntar con un poco de astucia y una sonrisa pícara.
-Que quiero follar contigo Eva. -Dijo mirandome a los ojos serio.- Eso me pasa, que me pones muchísimo.
"Ai dios santo, porfavor llévame contigo..."
Le mire perpleja con los ojos como platos, yo me esperaba un... no sé, un, me duele un poco la cabeza, estoy cansado o... yo que se, lo que sea menos eso.
No pude sostenerle la mirada por mucho más de un segundo, y mire al frente, nerviosa y con la cara roja.
-Ah... -Le dije después de quemarme la cabeza, sin saber que mas responder.
Salió del coche cojiendo mi mochila para llevársela con el, y un segundo después apareció e mi lado y me habrio la puerta.
Sonreí tímida con verguenza y salí del coche en silencio.

Subimos hasta su piso con ese mismo entorno silencioso, sin mediar palabra.
Él estaba serio pero no me quitaba los ojos de encima, cosa que fue, hasta cierto punto un poco molesto.
-¿Puedes dejar de mirarme ya, Trey? -Le dije moviendo las manos.
Sonrió un segundo pícaro y no me respondió, se dio la vuelta ignorándome por completo desapareciendo en su cuarto y yo lo perseguí.
Cuando lo pille, estaba saliendo de su vestidor con una camiseta negra en sus brazos y me la tiro a la cara.
-Pontela. -Me dijo a secas.
-No me da la gana. -Le contesté borde.
-¿Quieres que te la ponga yo Eva? -Me preguntó entonces pícaro.- No sabia que fueras así...
Me puse roja otra vez, coji mi mochila cabreada y me metí en el baño para ducharme.
Me desnude rápido y me metí bajo el agua caliente.

Una de las cosas que más me gustaban de esa ducha era la regadera, que llegaba tan fuerte a la espalda que masajeaba tan bien...
Absorta en el placer del masaje por el agua, senti las manos de Trey rozándome la cintura y me di la vuelta rápidamente.
-Ah! -Grite al segundo por el susto.
Le mire confusa, pero el seguía teniendo esa expresión seria de antes, y tenía la boca entreabierta.
-¡¿Que haces aquí?! -Le pregunté casi en grito.
-No puedo...? -Me contestó en un susurro.
-No! -Le dije en el mismo tono que antes.
-Que pena... -Me volvió a contestar y segundos despues se puso a besar mi cuello.
Mis piernas empezaron a temblar sin mi consentimiento y me apoyé en el.
Subió una mano hacia mi pecho y empezó a rozarlo, después apretando suavemente y al final a pellizcar el pezon.
-Trey... -Intente rechistar.
-Shh, muñeca... -Me dijo mirandome a los ojos.
Bajó su otra mano hasta mi entrepierna lentamente, finalmente tocando mi sexo y rozándolo con delicadeza. Ese simple gesto me causó un revuelo terrible en el cuerpo, un calor que recorrió toda mi espina dorsal y un hormigueo por todo esa misma zona, un hormigueo que solo él calmaba.
-Trey... -Volvi a decir casi en susurro, pero esta vez no rechistando, sino de placer.
Baje mi mano por sus abdominales hasta llegar al vientre y se puso tenso de repente.
-Sigue... -Me dijo con una voz ronca.
Hice lo que me pedía, seguí bajando hasta tocar su parte con suavidad, y con los mismos movimientos que el me ya había dicho.
Hundió sus dedos dentro de mi, esta vez de forma un poco más rápida y brusca, yo apreté mi mano libre en un puño y me apoyé del todo en el.
Perdí la consciencia. En el, en lo que hacía, en mis sentimientos, en ese hormigueo centrado en mi, que en ese momento llegaba otra vez a niveles insoportables, y empecé a jadear inconscientemente.
El seguia con el movimiento, mientras ese calorcito en mi espina dorsal aumentaba cada vez más.
También seguí con el mismo movimiento, incapaz de parar por simple inercia, y por ver el placer que le estaba provocando a él, sus ojos cerrados con fuerza y la mandíbula tensa, y me perdí en el de nuevo.
Una electricidad recorrió todo mi cuerpo, provocando que me pusiera a temblar de pies a cabeza y me apoyase mucho más en el, hundiendo mi cabeza en su cuello.
El siguió con el movimiento, y yo aceleré el mio, provocándole un grueso y grave gruñido acompañado de su esperma, cálida y ahora goteante desde mi vientre hasta mi muslo.
Separó su mano de mi jadeante y se lo metió a la boca, dejándome a mi totalmente imnotizada.
-Quiero probarte Eva... -Me dijo acercándose a mi.
Asenti sin entender lo que decía, tan solo estaba absorta tanto en el, como en lo que sentía en ese momento.
Me acerqué a él y lo besé con esmero, pero el acelero el ritmo.
Nos volvimos a separar jadeantes y sonrió pícaro.
-¿Te enjabono el pelo? -Me preguntó entonces.
Le sonreí tierna, me encantaba eso, que con esa facilidad, esta tranquilidad podíamos cambiar de escenario.
No nos sentíamos incómodos el uno con el otro, y eso me volvía loca.
-Mas te vale porque no me has dejado antes. -Le contesté astuta.
Y así terminamos, después de un revuelo de sentimientos y placer, nos pusimos a jugar con espuma como simples crios.
Después de salir de la ducha no me quito el ojo de encima, una vez ya estuve cambiada y cojio la toalla.
Me enderece y le mire rara.
-Me encargare de tu pelo. -Me dijo con voz tranquila y suave.
Empezó a zarandearme el pelo con la toalla y después cojio un peine y me peino con delicadeza, muy concentrado en su tarea.
-¿Te vas a hacer peluquero? -Le pregunte graciosa.
-Solo para ti mi niña. -Me dijo mirandome por un segundo a los ojos.
Sonreí con ternura de nuevo, me encantaba que se comportara así conmigo, me hacía sentir bien con el mundo, hacia que me olvidara de todo sin importar que o quien, el, era mi droga mas adictiva y placentera.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora