Seguímos inmóviles en el mismo lugar durante un segundo, yo no tenía intenciones de separarme y veía que él tampoco, pero desgraciadamente ya era tarde.
— Tengo que ir a casa... -dije en tono de susurro.
Me dio un beso rápido y me abrió la puerta del coche, rodeó por la parte delantera y entró.
Recorrimos el camino hasta mi casa en silencio, yo tenía que asimilar lo que acababa de pasar, Trey... solo estaba callado mirando al frente.
— ¿Que significa esto Trey? -pregunté rompiendo el silencio.
— Ni siquiera lo se Cooper. -apretó el volante hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
— La ultima vez que tuve una conversación parecida... -Dije mirándolo- no termino bien.
— Pues... hagamos que esta si...
— ¿Que quiere decir eso?
— No lo se...
— Esto quiere decir que... -Dije con cautela.- tu y yo...
— No hay ningún "Tu y yo" Cooper, -Dijo poniéndose más nervioso aún.- por lo menos, no todavía...
Estábamos llegando a la esquina donde me dejaba siempre, hubo un silencio durante el segundo que paro el coche y después aquel silencio se rompió.
— Ahora si que no te entiendo Trey. -me giré para mirarlo a los ojos.
— ¡Joder Cooper! Ni siquiera yo me entiendo, no espero que tu...
— Quieres ir despacio. -le interrumpí.- Eso es lo que entiendo de tu "No todavía". Porque si quieres ser de esos que solo usan a las chicas de comidillas, ¡apaga y vamonos Trey!
— ¡No! -dijo mirandome a la cara por fin.- ¡¿De verdad crees que sería tan capullo?!
— Pues... si. -contesté cruzándome de brazos.
— ¡Joder Cooper, no quiero hacer eso contigo! -confesó con un tono de voz elevado.
— ¿Entonces que quieres conmigo?-pregunté ladeado la cabeza.
— Todo.
Me quedé sorprendida por su respuesta, lo supo notar porque no pasó ni un segundo cuando recapacitó.
— ¡Joder, no me mires así!
Solté una carcajada, intente contenerla pero no pude.
— ¿De que coño ríes Cooper?
— Te viste tan tierno... -solté sin pensar un segundo.- aún que ahora estés así alterado. -dije señalando a su puño apretando el volante.
— Si que eres complicada Cooper...
— ¿Ah si?
— Mucho...
— Nunca dije que no lo fuera.
— Mañana... -dijo pensativo.- te apetece ir a cenar?
— ¿Me esta invitando a una cita, señor Duarte? -pregunté pícara.
— Tal vez, señorita Cooper. -Respondió con la misma cara.
Pensar en nosotros dos, en un restaurante caro, cenando... espera, caro es malo para mi cartera.
— No puedo... -Dije casi en susurro.
— ¿Por qué?
— Porque... -Porque no tengo dinero, y estoy ahorrando para sobrevivir.- porque no tengo...
— Invito yo.
— Pero...
— Te espero a las diez e inpunto aquí. -zanjó mientras arrancaba el coche de nuevo.- No hay peros que valgan Cooper.
— Ok... -confirmé entre suspiros.- Nos vemos mañana Señor Duarte.
— Nos vemos mañana Eva.
Me sonroje al escuchar mi nombre salir de sus labios y lo miré.
— No lo hagas más raro de lo que ya es. -dijo y acto seguido me dio un beso rápido y suave en los labios.
He de admitir que fue un beso tan fugaz que me dejo con ganas de mas. Salí del coche y me encaminé hacia casa.Llegué a casa y me encerré en mi cuarto, me desplomé tras la puerta cual pelicula ñoña de romance y suspiré. Paso un rato hasta que divisé una caja de regalo igual a la que me pusieron en la puerta la tarde anterior, solo que esta estaba al revés. La habri y dentro ponía otra foto. Esa una foto que me mostraba a mi saliendo del restaurante después de trabajar cerrando la puerta del lugar. Di la vuelta a la foto y lei.
— Te estoy viendo.
Un mal escalofrío se apoderó de mi cuerpo y me entró el miedo. Esas palabras me recordaron a aquel mensaje de algún desconocido que decía algo parecido.
— Te veo.
El miedo se apoderó de mi y me cerré todo con llave, me metí en la cama y intenté olvidarme de lo ocurrido.
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Tras nuestra supuesta verdad
Teen FictionEva Cooper, hija única de una familia de tres, junto a un pasado confuso incluso para ella misma. A la temprana edad de los trece años tiene que buscarse la vida, dado a ello tiene que ponerse a trabajar con la ayuda de carnets de identidad falsos...