Cap 51

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Al día siguiente me costó lo suyo levantar a Trey. No solo por la trasnochada que hicimos, sino también porque él muy invecil, no solo no quería salir de la cama, sino que no me dejaba, hasta que tuve que morderle la muñeca. Cosa que no me desagrado, por cierto.
Cuando por fin pude sacarlo de la cama y alistarnos los dos para salir, nos fuimos directo al aeropuerto, y una vez ahí, nos encontramos con todos. Los padres de Isa, Zak y Alekai, pero, ni rastro de Isavella.
-¿Y Isa? -Pregunté nada más llegar.
-Buenos días señorita maleducada. -Me dijo Alek, pasándome un brazo por los hombros.
Solté una risita un poco vergonzosa y sonreí tímida a Marisa.
-Buen dia... -Les dije después.
-Vella está comprándose algo en la tienda de allá.. -Me dijo ella señalándome una tienda pequeña que estaba un poco más allá.
La busqué con la vista desesperada, y al fin la encontré, mirando unos de esos cojines redondos para el cuello.
Asenti la cabeza a Marisa, agradecida y me fui hasta donde estaba Isa.
-¡Isavella! -Le grité cuando llegue hasta ella.
-¡Pensaba que no llegarías nunca calabaza! -Me dijo cuando llegué.
Nos habrazamos fuerte y sonreímos atontadas.
-¿Cuando embarcáis? -Le pregunté separándome de ella.
-Dentro de una media hora... -Contestó.
Me entristeció escuchar eso, no lo voy a negar.
-Vamos entonces. -Le dije señalando con la cabeza donde estaban todos.
-Espérame ahi, ya voy yo. -Me dijo.
Asentí sonriente y me fui donde todos los demás.
Abrace bien fuerte a Robert y Marisa, que fueron como padres para mi, estuvieron conmigo cuando lo necesité y aunque ellos de verdad no supieran mucho de mi, siempre me apoyaron.

Ya llegaba la hora de embarcación, y justo a último momento, Isavella apareció, con una mochila azul cielo colgada de un hombro y arrastrando sus dos grandísimas maletas color negro. Justo igual que en mi sueño, solo que eso... no se alejaba de la realidad.
Se abrazó con todo el mundo, incluso susurro algo a Trey, cosa que no entendi muy bien, ya que lo decía muy bajito, y después se acercó a mi.
-Nos veremos pronto calabaza... -Me dijo en un hilo de voz casi en llanto.
-Nos vemos pronto. -Le contesté con un último aliento.
Se dio la vuelta sin mirar atrás, y se alejó junto a sus padres, para marcharse lejos.
Sentí un escalofrío por el cuerpo y un nudo en la garganta, y por inercia mire a mi alrededor buscando algo que ni yo sabía que era.
Y le vi, con una chaqueta larga y negra, un chándal gris y una camiseta de tirantes blanca, con las mismas facciones faciales de mis recuerdos. Vi que movía sus labios como hablando, pero yo, no escuché nada.
Me inundó el miedo y la sorpresa, aquello era imposible, el habia muerto, tendría que estarlo, pero en ese momento... estaba ahí. Cual fantasma andante, mirandome con esa misma mirada terroríficamente de cuando era niña. Me quede petrificada, y sentí como el aire no entraba en mi cuerpo fácilmente, cosa que me hizo jadear rápido y nerviosa.
Sentí las manos de Trey cogiéndome del brazo, cosa que al principio me asusto, causándome uno de mis normales brincos.
-¿Estas bien? -Me preguntó mirandome a los ojos.
Le mire por unos segundos a la cara, pero después intente localizar a mi padre al rededor, obviamente, había desaparecido.
-Mi... -Intente decir, pero se me quebraba la voz.
-La volverás a ver, no te preocupes. -Me dijo mirando hacia donde se había ido Isa.- Ya verás que en menos de dos años volvéis a veros.
Por supuesto..., el no entendía nada, ni de lo que había visto, ni del miedo que me estaba causando.
Intente calmar mi respiración, dejando los jadeos atrás y me aferre a Trey, cojiendole de la mano y apretando con fuerza.
-Eva me vas a romper la mano. -Me dijo a modo de queja.
No encontraba mi voz, y sonreí un poco triste, dejando de apretarle la mano, y todavía con la vista hacia donde había visto a mi supuesto padre. Donde por supuesto, solo pasaban personas totalmente desconocidas.
-¿Hey preciosa..., estás bien? -Me dijo el, cojiendome de la barbilla y haciendo que le mire a los ojos.
Seguía un poco en shock, pero intente dejarlo pasar, otra vez, ignorándolo todo.
-Nada... -Le contesté con mi último aliento.
De repente sentí unos brazos rodeándome el cuello y la cintura.
-Solo está chafa por que Isa se ha ido. -Le dijo Alek a Trey, con su brazo en mis hombros.
-Ya somos dos calabaza. -Me dijo después Zak, que me rodeaba la cintura con aire triste.
-Volverá. -Dije con un poco de alegria, pasando mis brazos los por hombros de ambos.
-¿Ya está bueno de tanto toqueteo, no? -Dijo Trey con cara de fastidio con las manos en las caderas.
Negué con la cabeza sonriente mientras le miraba, y nos separamos los tres de ese abrazo raro.
-Nosotros nos vamos por allí. -Dijo Alek señalando al metro.
-¿Nos vemos mañana no Eva? -Me preguntó después Zak.
-Si, nos vemos mañana. -Les dije con una sonrisa.
Se fueron alejando hasta desaparecer de nuestra vista y Trey bufó fuerte.
-Ya era hora de que se fueran. -Dijo entonces con cara borde.
-¡No seas así! -Le grité.
Se rio a carcajadas y nos fuimos hasta su coche, que se estacionaba en el parking.

Llegamos al coche y Trey se apoyó en la puerta mirandome pícaro.
-¿Bueno, ahora que? -Me dijo atrallendome hacia el.
-Pues... nos vamos a comer algo y después yo me tengo que ir a trabajar. -Le dije rodeándole el cuello con los brazos.
Chasqueó la lengua y miro por un segundo hacia un lado, después se volvió a fijar en mi.
-Dame amor... -Me dijo con voz suplicante.
-Pensava que no te gustaba eso.
-Otro tipo de amor Eva, no esa mierda a la que tu llamas "mimos".
"Que cabron..." pensé en ese momento y separé mi cabeza dándole golpes suaves en la barbilla.
-¡Eva...! -Me dijo con un poco de queja.
Me reí con suaves carcajadas y le mire a los ojos divertida con una sonrisa.
Nos besamos lentamente , derritiéndonos uno en la boca del otro y de pronto escuchamos el sonido de una cámara al fotografiar.
Me separé y nos miramos con duda y después a nuestro alrededor.
-¿Escuchaste eso..., o he sido yo? -Me preguntó el con duda.
-Lo he escuchado si. -Le contesté.
-¡Bah! -Dijo casi en susurro.- ¿Por donde íbamos? -Continuó diciendo con cara pícara.
-Vamos ya que tengo hambre. -Le dije entre risillas.
-¡Tu siempre tienes hambre! -Me dijo con fastidio, habriendome la puerta del coche.
Estaba entrando en el coche cuando volví a escuchar aquel sonido, y esta vez si nos alarmamos.
-¿Lo has...? -Le pregunté con un poco de miedo.
-Vamonos. -Dijo poniéndose serio al instante.
Subió al coche tan rapido como pudo y salimos del aeropuerto tan rapido como pudimos. Después de comer, nos fuimos a casa, a la suya más bien, a pasar el rato. Y no seáis mal pensados, solo miramos películas, o bueno, yo mire películas, porque cuando me percaté, él estaba acurrucado y dormido en mi pecho cual bebé. Después, nos fuimos al trabajo.

Si hubiera sabido yo que pasaba en el momento de aquellos sonidos, el pequeño temor que sentía y el que debería de tener, no se podrían comparar. Porque ese pequeño acto, y el simple sonido de esa cámara, hicieron que mi ya destrozada vida, se hiciera un poco más añicos.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora